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INTRODUCCIÓN

 

EL 24 de febrero de 1848 el pueblo de París era dueño de la ciudad; había vencido al ejército regular, tenía las armas, era la fuerza.

El gobierno burgués nacido de la revolución popular no podía intentar oponerse a esa fuerza; estaba obligado, por lo menos, a pactar con el pueblo: con los hombres del pueblo; el socialista Luis Blanc y el "obrero" Albert fueron admitidos a formar parte del gobierno.

Desde ese momento la burguesía republicana sólo está dominada por un pensamiento: someter a la fuerza obrera que se vió en la obligación de sufrir. Para alcanzar este fin necesita tener una fuerza propia; crea, entonces, la guardia móvil, guardia mercenaria que paga espléndidamente, compuesta por holgazanes que no tienen voluntad de trabajar o no saben y que pululan siempre en las grandes ciudades.

Hecho esto se siente con fuerzas para enfrentar a los obreros parisienses. En los primeros días de mayo tienen lugar las primeras provocaciones: Luis Blanc, Albert, todos los partidarios de la "República Social", los que sirvieron de escudo a la burguesía mientras ésta se vió privada de fuerzas, fueron alejados del gobierno — a los delegados del pueblo se les impide el acceso a la Cámara— y el gobierno proclama que "sabrá mantener con vigor la amenazada tranquilidad".

Estas medidas obtienen el fin deseado.

El 15 de mayo el pueblo de París responde haciendo sentir su fuerza en la Cámara, invadiéndola y declarando disuelta la asamblea. Un nuevo gobierno, un gobierno obrero es proclamado y constituído en el Hotel de Ville.

Pero el gobierno hace un llamado a los pretorianos. La guardia móvil, sostenida por los más decididos entre los guardias nacionales de los barrios burgueses, rodea el Hotel de Ville. Las dos fuerzas se encuentran frente a frente. ¿Habrá lucha? No. Solamente algún disparo de fusil y luego los obreros, sin oponer más resistencia abandonan el Hotel de Ville y el gobierno burgués vuelve a ser dueño de la situación.

Albert, Barbés, Raspail, Blanqui, etc., son arrestados de inmediato. La contra-revolución burguesa se inicia. Debía tener su epílogo al siguiente mes en las terribles "jornadas de junio". Como consecuencia de una provocación, la disolución de los talleres nacionales, los obreros parisienses se rebelan nuevamente y esta vez hay entre los trabajadores sublevados y la guardia móvil una lucha encarnizada, una lucha a muerte en la que perecen 10.000 obreros y termina con la derrota del proletariado.

El recuerdo del 15, de mayo parisiense acude a la memoria ante las jornadas barcelonesas del 4, 5 y 6 de mayo pasado.


 

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