Regresar a Titulos

 

 

 


 

Agustín Guillamón

 

 

 

LA AGRUPACIÓN DE

LOS AMIGOS DE DURRUT

1937-1939

 

 

 

 

 

 

 

 

A mis padres, que me hablaron de la guerra y de Durruti, y de un mundo de esperanza, justo y solidario.

 

 

 

1.- INTRODUCCIÓN Y CRONOLOGIA

 

            Los Amigos de Durruti fueron un grupo anarquista, fundado en marzo de 1937. Sus miembros eran milicianos de la Columna Durruti opuestos a la militarización, y/o anarquistas, críticos respecto a la entrada de la CNT en el gobierno republicano y el de la Generalidad. 

            La importancia histórica y política de la Agrupación de Los Amigos de Durruti radica en su intento, surgido (en 1937) del propio seno del movimiento libertario, de constituir una vanguardia revolucionaria, que pusiera fin al abandono de los principios revolucionarios, y al colaboracionismo con el Estado capitalista; de forma que la CNT defendiera y profundizara las "conquistas" de julio de 1936, en lugar de cederlas poco a poco a la burguesía.

            Nos proponemos estudiar el proceso de surgimiento de Los Amigos de Durruti, sus características ideológicas y la evolución de su pensamiento político, sus relaciones con los trosquistas, y las razones del fracaso de su combate por regenerar la pureza doctrinal del anarcosindicalismo, y salvar la revolución española de 1936.

            A continuación se expone una cronología no exhaustiva, de carácter selectivo, que aporta datos inéditos. Esta cronología[1][1] se propone facilitar el conocimiento de los hechos históricos esenciales, para que así se pueda comprender con mayor facilidad y rigor las argumentaciones expuestas en este estudio.

 

 

                         

17-21 de julio de 1936. Alzamiento de militares y fascistas contra el gobierno de la República. Los sublevados fracasan allí donde los trabajadores se les oponen con las armas en la mano, y obtienen la victoria allí donde se intenta pactar, o no se produce el enfrentamiento armado. Empieza la guerra civil.

21 de julio de 1936. Constitución en Cataluña del Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA).

11 de agosto. Formación del Consejo de Economía, con participación de la CNT y el POUM.

19-25 de agosto. Proceso de los dieciséis en Moscú. Ejecución de Zinoviev, Kamenev y Smirnov. Detención de Radek.

26 de septiembre. Tres anarquistas entran en el gobierno de la Generalidad de Cataluña: Doménech, Fábregas y García Birlán.

2 de octubre. Disolución del CCMA.

9 de octubre. Decretos de la Generalidad sobre disolución de los Comités Locales (de carácter revolucionario), que han de ser sustituidos, en breve plazo, por nuevos ayuntamientos de carácter frentepopulista.

24 de octubre de 1936. Decretos de la Generalidad sobre la militarización de las Milicias Populares y sobre orden público.

4 de noviembre de 1936. Cuatro ministros anarquistas en el gobierno de la República: García Oliver, Federica Montseny, Joan Peiró y Juan López. La posición de Durruti se expresa en un discurso radiofónico, de gran impacto entre los obreros barceloneses, en el que se opone al decreto de militarización de las Milicias Populares, amenaza a la burguesía por sus avances contrarrevolucionarios, critica la burocratización de la CNT, y aboga por un mayor compromiso y sacrificio de la retaguardia para ganar la guerra.

6 de noviembre. El gobierno de la República (con los cuatro nuevos ministros anarcosindicalistas recién incorporados) huye de Madrid y se establece en Valencia. El pueblo de Madrid responde con el grito de "¡Viva Madrid sin gobierno!"

7 de noviembre. Las Brigadas Internacionales intervienen en el frente de Madrid.

9 de noviembre. Constitución de la Junta de Defensa de Madrid.

20 de noviembre de 1936. Muerte de Durruti en el frente de Madrid: vía libre para el anarquismo de Estado propugnado por el sector oficial de la CNT-FAI.

 6 de diciembre. Balius publica en Solidaridad Obrera un artículo titulado "El testamento de Durruti" en el que dice: "Durruti afirmó rotundamente que los anarquistas exigimos que la Revolución tenga un carácter totalitario".

16 de diciembre de 1936. El POUM es excluido del gobierno de la Generalidad.

17 diciembre de 1936. Balius publica un artículo en Solidaridad Obrera, en el que denuncia las actividades contrarrevolucionarias del político democratacristiano Manuel Carrasco i Formiguera, que se ve obligado a exilarse para salvar su vida.

21 de diciembre. Consejos de Stalin a Largo Caballero.

29 de diciembre de 1936. Se publica el número 1 de Ideas.

26 de enero de 1937. Balius es nombrado director de La Noche.

5 al 8 de febrero de 1937. Asamblea plenaria de las columnas confedérales y anarquistas, reunida en Valencia para tratar el tema de la militarización.

2 de marzo de 1937. El diario La Noche publica una nota en la que se hace una presentación de los objetivos, características y forma de asociarse a la Agrupación de Los Amigos de Durruti.

4 de marzo de 1937. La Generalidad publica el decreto de disolución de las Patrullas de Control. Nin en La Batalla glosa favorable y esperanzadamente un artículo de Balius publicado el 2 de marzo en La Noche.

11 de marzo. Ideas exige la destitución de Aiguadé.

17 de marzo de 1937. Constitución formal de la Agrupación de Los Amigos de Durruti. Balius es nombrado vicesecretario. Ruiz y Carreño son miembros de la junta directiva.

21 de marzo de 1937. La asamblea de la Columna de Hierro vota su militarización o disolución: se aprueba la militarización.

Finales de marzo y primeros de abril de 1937. Octavilla firmada por la Agrupación Amigos de Durruti.

8 de abril. Balius publica en Ideas un artículo  titulado "Hagamos la revolución" en el que dice: "si [Companys] tuviese a su disposición un contingente crecido de fuerzas armadas, amarraría de nuevo a la clase trabajadora al dogal capitalista."

14 de abril. Manifiesto de Los Amigos de Durruti contra la celebración del aniversario de la proclamación de la República.

18 de abril de 1937 (domingo). Mitin de Los amigos de Durruti en el Teatro Poliorama, presidido por Romero, en el que intervinieron Francisco Pellicer, Pablo Ruiz, Jaime Balius, Francisco Carreño y Vicente Pérez "Combina".

25 de abril de 1937. Asesinato del dirigente ugetista Roldán Cortada en Molins de LLobregat.

 27 y 28 de abril de 1937. Enfrentamiento armado en Bellver de Cerdaña entre anarquistas y fuerzas de la Generalidad. Muerte a tiros de Antonio Martín, alcalde anarquista de Puigcerdá.

Finales de abril. Cartel de la Agrupación, encolado en árboles y muros por toda la ciudad de Barcelona, en el que Los Amigos de Durruti difunden su programa: "Todo el poder a la clase trabajadora. Todo el poder económico a los sindicatos. Frente a la Generalidad, la Junta Revolucionaria."

1 de mayo de 1937 (sábado). Jornada laborable: la Generalidad había prohibido la conmemoración del Primero de Mayo para evitar disturbios y enfrentamientos. Reunión del gobierno de la Generalidad, en la que se felicita al comisario de Orden Público por los éxitos alcanzados. Se constituye una comisión, formada por Tarradellas (Primer consejero), Rodríguez Salas (comisario de Orden Público) y Artemi Aiguadé (consejero de Seguridad Interior), que se reúne inmediatamente a puerta cerrada para tratar temas urgentes, aún pendientes, relativos a orden público y seguridad. La Sección BL lanza una octavilla.

2 de mayo de 1937 (domingo). Mitin de Los Amigos de Durruti en el Teatro Goya, en el que se proyectó el film "19 de julio", glosado por Jaime Balius, y en el que intervinieron además "Liberto Callejas" y Francisco Carreño. Militantes de la CNT interrumpen una conversación telefónica entre Companys y Azaña.

3 de mayo de 1937 (lunes). Poco antes de las tres de la tarde tres camiones de guardias, mandados por Rodríguez Salas, pretenden ocupar la Telefónica, siguiendo las órdenes de Artemi Aiguadé. La resistencia armada de los trabajadores cenetistas en los pisos altos se lo impide. En pocas horas se forman multitud de grupos armados y se levantan las primeras barricadas. La movilización se produce en torno a dos bandos, por una parte CNT y POUM, por la otra la Generalidad, PSUC, ERC y Estat Català. Cierran los comercios. Los tranvías dejan de funcionar a las siete de la tarde. A esa misma hora se reúnen, en la Casa CNT-FAI de Vía Durruti, el Comité Regional de la CNT y el Comité ejecutivo del POUM. La máxima reivindicación de la CNT es la dimisión de Rodríguez Salas y de Artemio Aiguadé, a la que se opone obstinadamente Companys.

4 de mayo de 1937 (martes). El tiroteo ha durado toda la noche.

Numerosas barricadas y violentos enfrentamientos en toda la ciudad. En el barrio de Sants son desarmados 400 guardias. Companys pide al gobierno de Valencia aviones para el bombardeo de los edificios y cuarteles de la CNT[2][2]. La artillería de Montjuic y el Tibidabo, controlada por la CNT, apunta al Palacio de la Generalidad[3][3]. "Abad de Santillán", Isgleas y Molina consiguen detener en Lérida a las divisiones mandadas por el cenetista Máximo Franco (miembro de Los Amigos de Durruti) y José Rovira (del POUM), que pretendían "bajar a Barcelona". A las siete de la tarde, en el Principal Palace de Las Ramblas, incautado por el POUM, se reunieron Jaime Balius, Pablo Ruiz, Eleuterio Roig y Félix Martí, en representación de Los Amigos de Durruti, con "Julián Gorkin", Andrés Nin y Juan Andrade, como representantes del Comité ejecutivo del POUM. Tras analizar la situación, y dada la posición adoptada por la CNT, llegaron al acuerdo de proponer una retirada ordenada y armada de los combatientes en las barricadas. A las nueve de la noche la emisora de radio de la Generalidad emite el llamamiento de los líderes de distintas organizaciones (García Oliver por la CNT) para que cesen los combates. Se hace público un manifiesto del CE del POUM. La Sección bolchevique-leninista lanza una octavilla. La noche del 4 al 5 la Agrupación de Los Amigos de Durruti redacta e imprime una octavilla. 

5 de mayo de 1937 (miércoles). Los Amigos de Durruti distribuyen una octavilla. La CNT desautoriza por radio a la Agrupación de Los Amigos de Durruti. Se combate sólo en el centro; el resto de la ciudad está en manos de los Comités de Defensa confedérales. A la 1 de la tarde el ugetista Sesé, recién nombrado consejero de la Generalidad, cae muerto a causa del tiroteo procedente del Sindicato de Espectáculos de la CNT. A las tres de la tarde la emisora de radio de la Generalidad emite un nuevo llamamiento a la paz de los líderes de distintas organizaciones (Federica Montseny por la CNT). Muerte de un hermano de Ascaso. Berneri y Barbieri son detenidos por guardias y militantes ugetistas del Sindicato del Agua. Más tarde aparecieron sus cadáveres.

6 de mayo (jueves). La Batalla reproduce la octavilla de Los Amigos de Durruti. En ese mismo número La Batalla hace un llamamiento para la retirada de los trabajadores. Solidaridad Obrera desautoriza la octavilla de Los Amigos de Durruti.

7 de mayo (viernes). La Batalla repite su llamamiento, condicionado a la retirada de la fuerza pública y a la conservación de las armas. Se reanudan los transportes y se produce cierta normalización. Hacia las nueve de la tarde llegan a Barcelona los guardias de asalto, enviados por el gobierno de Valencia. Companys cede el control del orden público. Las Patrullas de Control se ponen a las órdenes del delegado especial de Orden Público enviado por el gobierno de la República.

8 de mayo de 1937 (sábado). Se deshacen las barricadas, excepto las del PSUC, que permanecen hasta junio. Los Amigos de Durruti distribuyen un Manifiesto que hace un balance de las Jornadas de Mayo. En el Manifiesto se habla de "la traición" de los dirigentes de la CNT.

9 de mayo (domingo). Solidaridad Obrera califica el Manifiesto de demagógico y a los miembros de la Agrupación de provocadores.

17 de mayo. Negrín sustituye a Largo Caballero en la Presidencia del gobierno. El Comité Regional de la UGT de Cataluña exige la expulsión de su seno de todos los militantes del POUM, y apremia a la CNT para que haga lo mismo con Los Amigos de Durruti.

19 de mayo. Aparece el número 1 de El Amigo del Pueblo.

22 de mayo. Reunión del Pleno de las Federaciones locales y comarcales de la CNT en la que se propone la expulsión de Los Amigos de Durruti. Sesión del Ayuntamiento de Sabadell en la que se acuerda el cese del concejal (y delegado comarcal de Economía de la Generalidad) Bruno Lladó Roca, por haber colgado en su despacho un cartel de Los Amigos de Durruti.

26 de mayo. Aparece, sin previo paso por censura, el número 2 de El Amigo del Pueblo. Balius fue encarcelado, días después, como director de una publicación clandestina, previa denuncia del PSUC.

 28 de mayo. Se clausura La Batalla y la emisora de radio del POUM. Clausura de la sede social de Los Amigos de Durruti en Las Ramblas. Nota en la primera página de Solidaridad Obrera exigiendo la expulsión de la Agrupación de Los Amigos de Durruti.

6 de junio. Disolución de las Patrullas de Control.

12 de junio 1937.El Amigo del Pueblo número 3

16 de junio. Detención de los miembros del CE del POUM. Ilegalización del POUM y persecución de sus militantes.

22 de junio 1937. El Amigo del Pueblo número 4.

22 al 24 de junio de 1937. Secuestro y asesinato de Andrés Nin por la policía secreta soviética.

26 de junio. Llamamiento de la Sección bolchevique-leninista, que se solidariza con los militantes del POUM, perseguidos por los estalinistas y la policía de la República, para una acción común de la Sección, la izquierda del POUM y Los Amigos de Durruti.

2 de julio. Octavilla de la Sección bolchevique-leninista de España (por la IV Internacional) que se solidariza con los militantes del POUM, perseguidos por el estalinismo.

20 de julio 1937. El Amigo del Pueblo número 5.

10 de agosto 1937. El gobierno disuelve por la fuerza el Consejo de Aragón.

12 de agosto 1937. El Amigo del Pueblo número 6.

31 de agosto 1937. El Amigo del Pueblo número 7.

21 septiembre 1937. El Amigo del Pueblo número 8.

20 de octubre 1937. El Amigo del Pueblo número 9. 

30 de octubre al 1 de noviembre. Congreso de la Union Anarchiste  en la que los disidentes Mercier-Vega, Carpentier, Feuillade y Guyard se enfrentan a una mayoría que expresa su solidaridad total con los anarquistas españoles favorables al colaboracionismo con el gobierno burgués.

8 de noviembre 1937. El Amigo del Pueblo número 10.

20 de noviembre 1937. El Amigo del Pueblo número 11.

enero de 1938. Hacia una nueva revolución , folleto redactado por Balius, y editado por Los Amigos de Durruti.

1 de febrero de 1938. El Amigo del Pueblo número 12.

 febrero de 1938. Revisión nº 1. Nueva revista teórica anarquista dirigida por Mercier-Vega y Feuillade.

abril de 1938. Révision nº 3. En un estudio sobre el Estado se expone el programa de Los Amigos de Durruti. En la contraportada se anuncia una conferencia de "Ridel" (Mercier-Vega) sobre "La posición y el programa de Los Amigos de Durruti".

junio-julio 1939. Solidarity. El órgano de la Anti-Parlamentary Comunnist Federation, publica "The Friens of Durruti accuse", firmado por el Grupo franco-español de Los Amigos de Durruti.

1 de agosto de 1939. Révision nº 6. Tras un año de no publicarse aparece de nuevo la revista, bajo el subtítulo "Courier des Camps" ("Correo de los campos de concentración"). Aparecen varios artículos y comunicados firmados por "El Grupo franco-español de Los Amigos de Durruti".

julio a septiembre de 1939. L'Espagne nouvelle, subtitulado "L'Espagne indomptée", números 67-69. Publicación en francés de dos artículos de Jaime Balius, y de otros artículos firmados por "A.P." (André Prudhommeaux), "Ridel", Hem Day y Ernestan.

 

2.- HACIA EL 19 DE JULIO.

 

            En las elecciones del 16 de febrero de 1936, ganadas por el Frente Popular por un reducido margen de votos, los anarcosindicalistas sólo hicieron una propaganda testimonial de sus principios y consignas abstencionistas. Así, entre otros, los líderes anarquistas del grupo "Nosotros" mediante un análisis revolucionario de la situación, consideraron que el enfrentamiento con los militares y los fascistas era inevitable, fuera cual fuese el resultado electoral[4][4]. Por lo tanto, empezaron a prepararse seriamente para una inminente insurrección revolucionaria.

            El grupo "Nosotros" formado por Francisco Ascaso, Buenaventura Durruti, Juan García Oliver, Aurelio Fernández, Ricardo Sanz, Gregorio Jover, Antonio Ortiz y "el Valencia", se constituyó en Comité Central de Defensa Revolucionaria. Los miembros del grupo "Nosotros" eran hombres de acción, que ejercían un indiscutible liderazgo obrero en las masas cenetistas. A primera hora de la madrugada del 19 de julio estos hombres subieron en camiones, llenos de militantes armados, que lentamente recorrieron el barrio obrero de Pueblo Nuevo hacia el centro de la ciudad. Ponían en práctica la pedagogía libertaria del ejemplo. Las sirenas de las fábricas llamaron a la insurrección obrera. Las escasas armas disponibles habían sido obtenidas en octubre del 34, recogidas en la calle a medida que eran abandonadas por los catalanistas, y en las semanas anteriores al 19 de julio en asaltos a armerías, guardias, depósitos militares, buques, etcétera. Había muchos más militantes que armas, y por cada combatiente que caía eran varios los que se disputaban el fusil o la pistola. Pero el grueso del armamento fue conquistado en el transcurso de la lucha callejera. La rebelión de los militares y fascistas se transformó en insurrección revolucionaria cuando el pueblo, tras el asalto al cuartel de San Andrés, se apoderó de unos 35.000 fusiles. Los trabajadores habían conseguido armarse. Esa fue la causa que determinó la dimisión de Escofet, el comisario de orden público de la Generalidad. Para el partido de la pequeña burguesía catalanista de la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y el gobierno de la Generalidad era importante el aplastamiento de la rebelión militar; pero el armamento del pueblo suponía un horrible desastre, más temible que la victoria de los fascistas[5][5]. No vamos a entrar en la absurda polémica de si el peso decisivo de la lucha lo llevaron los cenetistas o la Guardia de Asalto y la Guardia Civil; lo importante es que el resultado de las luchas callejeras del 19 de Julio finalizó con el armamento de la clase obrera, la derrota del ejército, la confraternización de los aparatos represivos con el pueblo en armas y el dominio indiscutible de la calle por parte de los anarquistas.

            La CNT, gracias al instinto de clase de sus militantes, consiguió no sólo la derrota de la rebelión militar, sino la victoria de una insurrección proletaria. Pero cuando hizo falta algo más que el instinto de clase, cuando fue necesario aplicar una teoría revolucionaria, todo se vino abajo. SIN TEORÍA REVOLUCIONARIA NO HAY REVOLUCIÓN. Y los propios protagonistas de la victoria de la insurrección obrera se sorprendieron de que la revolución se les escapara de las manos.

            No vamos a exponer los hechos, ni los aciertos tácticos que permitieron el triunfo de la insurrección popular en Barcelona. Aquí sólo nos interesa subrayar que el grupo "Nosotros" (secundado por otros grupos de afinidad de la FAI) actuó como una vanguardia revolucionaria, que supo guiar a las masas confedérales hacia una insurrección victoriosa. Nos interesa también subrayar la incapacidad de ese mismo grupo, y de todos los líderes y organizaciones obreras, fueran o no anarquistas, para consolidar la revolución, cuando el poder estaba entre sus manos y sólo era necesario querer tomarlo, porque se puede estar armado con un fusil y estar desarmado políticamente. ¿Cómo explicar, cómo comprender que los líderes indiscutidos de la CNT acudieran a una cita con Companys en el Palacio de la Generalidad? ¿Cómo era posible que se escuchara al hombre que EN LA MADRUGADA del 19 de julio negaba armas a la CNT, y que en tantas ocasiones les había perseguido y encarcelado? ¿Cómo es posible que hubiera aún un gobierno en la Generalidad? ¿Por qué no se fue a la Generalidad a suprimir el gobierno de la burguesía? ¿Por qué no se proclamó el comunismo libertario?[6][6]

            La inusitada velocidad de los acontecimientos, la rapidísima evolución de las situaciones, características de toda época revolucionaria, convirtió en el transcurso de unos pocos meses, a los rebeldes en ministros, a los revolucionarios en "bomberos", a los estalinistas en verdugos, a los catalanistas en mendigos del gobierno central, a los anarquistas en fieles aliados y seguros baluartes del Estado, a los poumistas en víctimas anunciadas de una represión política brutal e inimaginable hasta entonces, a los socialistas en rehenes del estalinismo, a Los Amigos de Durruti en "incontrolados" y "provocadores".

            Insistimos en que no nos interesa aquí exponer los hechos, puesto que existen ya obras de distintos autores, de diversos horizontes ideológicos, a las que remitimos a quienes deseen conocer, ampliar o rememorar los hechos históricos concretos[7][7]. Lo que aquí nos interesa es descubrir, teorizar y desvelar el mecanismo que permitió convertir a los anarquistas en ministros, a los antimilitaristas en militares, a los antiestatalistas en colaboradores del Estado, a auténticos revolucionarios probados en mil batallas en involuntarios arietes de la contrarrevolución.

            Lo que de verdad nos importa es comprender y explicar el fenómeno que sumió a tantos militantes revolucionarios en la confusión y la paradoja de creer que defendían la revolución, cuando en realidad actuaban como vanguardia de la contrarrevolución. Y para ello, en primer lugar, hay que exponer los puntos teóricos[8][8] que nos permiten comprender y desvelar la naturaleza del proceso histórico iniciado (sobre todo en Cataluña) en julio del 36:

1.- Sin destrucción del Estado no hay revolución proletaria. El Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña[9][9] (CCMA) no fue un órgano de doble poder, sino de encuadramiento militar de los obreros, de unidad sagrada con la burguesía, en suma, un organismo de colaboración de clases.

2.- El armamento del pueblo no significa nada. La naturaleza de una guerra militar viene determinada por la naturaleza de la clase que la dirige. Un ejército que lucha en defensa de un Estado burgués, aunque sea antifascista, es un ejército al servicio del capital.

3.- La guerra entre un Estado fascista y un Estado antifascista no es una guerra de clases revolucionaria. La intervención del proletariado en uno de esos dos bandos significa que ya ha sido derrotado. Una lucha militar en un frente militar suponía además una insuperable inferioridad técnica y profesional del ejército popular o miliciano.

4.- La guerra en los frentes militares suponía el abandono del terreno de clase. El abandono de la lucha de clases suponía la derrota del proceso revolucionario.

5.- En España, en agosto de 1936, ya no existía una revolución, sólo había lugar para la guerra. Una guerra exclusivamente militar, sin carácter revolucionario de ningún tipo.

6.- Las colectivizaciones y socializaciones en el plano económico no son nada cuando el poder estatal está en manos de la burguesía.

            En segundo lugar, cabe señalar el nudo gordiano que se presentó como una encrucijada a la semana siguiente del 19 de julio: o bien se barría al Estado capitalista, y el proletariado entraba en una fase superior de la lucha de clases, mediante la coordinación de los múltiples comités revolucionarios y el inicio de una guerra revolucionaria, o bien se permitía que el Estado capitalista reconstruyese su aparato de dominación.

            En tercer lugar cabe preguntarse por qué se abandonó la alternativa revolucionaria. La respuesta es muy sencilla: no existió ninguna vanguardia revolucionaria capaz de coordinar los comités revolucionarios surgidos tras la derrota del golpe militar, no existió una vanguardia capaz de centralizar el poder de esos comités-gobierno, única forma de defender y profundizar la insurrección revolucionaria de Julio. La revolución de Julio desbordó a la CNT, y al resto de organizaciones obreras, del mismo modo que había desbordado a los partidos burgueses y al Estado republicano. La inexistencia de esa vanguardia capaz de coordinar y centralizar el poder obrero de los comités surgidos por doquier, allí donde el fracaso de los fascistas conllevó el hundimiento del Estado republicano, desde Andalucía hasta Cataluña, de Asturias a Aragón, impuso una situación muy inestable, favorable a una rápida restauración del Estado capitalista.

            Estas tesis sobre el proceso revolucionario y contrarrevolucionario español explican y aclaran de forma lógica, rigurosa, precisa y determinante muchas actuaciones individuales y colectivas, que de otro modo se nos aparecen como absurdas, inexplicables, o tozudamente erróneas; así por ejemplo: la convocatoria de los líderes cenetistas a una reunión con Companys el 21 de julio en el Palacio de la Generalidad, la aceptación por un pleno de la CNT del colaboracionismo con el gobierno de la Generalidad, la formación en julio del 36 del CCMA, así como su posterior disolución en septiembre del 36, la entrada de militantes de la CNT en el gobierno de la Generalidad, la militarización de las Milicias, la entrada de ministros anarcosindicalistas en el gobierno de la República, la inmediata aprobación por esos nuevos ministros anarquistas de la huida del gobierno de Madrid, la colaboración de los líderes anarquistas en el sofocamiento de la insurrección obrera de mayo del 37, el pacto de unidad CNT-UGT de 1938, la colaboración con el gobierno estalinista de Negrín, etcétera.

 

3.- DE JULIO A MAYO: ¿INCONTROLADOS O REVOLUCIONARIOS?

 

            Mayo del 37 empezó a gestarse una semana después de las jornadas revolucionarias de julio del 36.

            En Cataluña la insurrección revolucionaria de las masas trabajadoras había conseguido derrotar al ejército, desorganizar el aparato administrativo y represivo del Estado, y desplazar a la burguesía de sus funciones dirigentes. No sólo se había hecho fracasar el alzamiento militar contra la República, sino que la estructura e instituciones burguesas del propio Estado capitalista habían sucumbido. La clase obrera catalana tomó las armas de los cuarteles asaltados, consiguió que los cuerpos represivos confraternizaran con el pueblo en armas, e implantó un nuevo orden revolucionario basado en los comités-gobierno[10][10]; organizó y dirigió la producción en las empresas, expropiadas a la burguesía, que fueron colectivizadas o socializadas; y constituyó una Milicias Populares, que situaron las líneas del frente en Aragón.

            El poder estaba "en la calle". El pueblo estaba armado. Pero ninguna organización proletaria tomó el poder. La clase obrera conservó sus antiguas organizaciones sindicales y políticas, sin crear nuevos órganos de poder obrero (centralizado y unificado). Y no sólo eso, sino que para sostener al difuminado, desacreditado e impotente gobierno burgués de la Generalidad, que se desmoronaba como un azucarcillo en el agua, se creó el denominado Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA). El CCMA no fue EN NINGÚN MOMENTO el embrión de un nuevo poder obrero, sino un organismo de colaboración de clases[11][11], un gobierno provisional que ayudó a restablecer el poder de la Generalidad, burguesa y republicana. El CCMA sustituyó al gobierno de la Generalidad en aquellas funciones que le era imposible seguir desempeñando, tras el descalabro de las instituciones burguesas, especialmente ejército, orden público y producción. El poder del Presidente Companys era sólo nominal, pero era también el poder potencial del Estado capitalista, al que los anarquistas no sólo dejaban subsistir, sino al que ayudaban a sobrevivir y reconstruirse, permitiéndole "legalizar" a posteriori las conquistas revolucionarias obtenidas durante las jornadas de julio. El CCMA adquirió, sin buscarlo, todos los atributos de un gobierno. Pero en lugar de centralizar el poder revolucionario de los comités locales, de defensa, obreros, campesinos y de todo tipo, se convirtió en el principal obstáculo para su unificación y fortalecimiento. El CCMA fue el salvavidas de la Generalidad en un mar de comités revolucionarios locales, aislados entre sí, que en Cataluña ejercieron un poder efectivo, asentado en la punta de los fusiles, entre el 19 de julio y el 26 de septiembre[12][12]. De ahí que la potencialidad revolucionaria de esa miríada de comités se canalizara cada vez con mayor fuerza en unos comités de carácter antifascista o frentepopulista.

            EN NINGÚN MOMENTO SE DIO UNA SITUACIÓN DE DOBLE PODER. Este es un concepto fundamental para comprender la revolución y la guerra civil española. El CCMA fue un organismo de colaboración de clases. No era el germen de un poder obrero ENFRENTADO al poder del Estado capitalista. Y esto era obvio para los principales dirigentes[13][13] políticos, participaran o no en el CCMA. Por esta razón, la disolución del CCMA no fue un hecho traumático, ni excesivamente importante: fue tan sólo un paso más en el proceso de reconstrucción del poder estatal, fracturado y maltrecho tras las jornadas de julio, pero no aniquilado o totalmente destruido. La formación del nuevo gobierno de la Generalidad, con la entrada de la CNT y el POUM, fue la continuidad lógica[14][14] de la labor desempeñada por los distintos partidos y sindicatos en el CCMA, como muletas del gobierno burgués de la Generalidad, que le ayudaban a caminar y rehacerse.

            Este proceso contrarrevolucionario, de reconstrucción del poder estatal capitalista, no dejó de manifestar cierto número de contradicciones, y por supuesto fue disfrazado o maquillado por los cuadros dirigentes de la CNT, con los conocidos argumentos "circunstancialistas" de la unidad antifascista, la necesidad de ganar la guerra, la minoría cenetista en otras regiones de España, el peligro de asustar a las democracias occidentales, etcétera. O incluso el más ingenuo de la renuncia a una "dictadura anarquista". ¿O quizás esperaban que el Estado capitalista ayudara a los anarquistas en la revolución social que eran incapaces de hacer? De hecho el 11 de agosto consintieron la formación de un Consejo de Economía, que confiaba al gobierno de la Generalidad la planificación de la economía catalana.

            La principal contradicción, para la CNT, en este imparable proceso de reconquista de todas las funciones propias del Estado capitalista, radicaba en que sólo podía hacerse a costa de la también ininterrumpida e imparable pérdida de las "conquistas" arrancadas por las masas en julio. La fuerza de la CNT radicaba en su predominio sobre los comités revolucionarios, y la debilidad de éstos en su sumisión a la CNT, organización que en Cataluña representaba a la clase obrera de forma absoluta y casi exclusiva. La ambigüedad de la CNT, y de todos los organismos revolucionarios, en Cataluña, radicaba en que la potenciación de los comités-gobierno hubiera roto la decidida política de unidad antifascista de la CNT y el POUM con el estalinismo y los partidos de la burguesía republicana.

            La situación era profundamente inestable, pero la CNT cifraba sus expectativas en la pretensión de mantener "congelada" esa situación. La atomización del poder en una situación extremadamente compleja, confusa y transitoria se puede simplificar (teóricamente) en un juego a tres bandas: uno, el poder de la burguesía y del Estado que se resistía a desaparecer; dos, los múltiples comités-gobierno, no coordinados ni centralizados, e inconscientes de su propio papel; tres, el CCMA que era un organismo de colaboración de clases, encarnación del compromiso entre una CNT, que se negaba a tomar el poder y a coordinar o potenciar los comités-gobierno, y la burguesía republicana, que pugnaba por reconstruir el aparato estatal. Pero al igual que dice la Iglesia Católica de la Trinidad, se trataba de tres personas en un solo dios. La historia inmediata demostraría que el CCMA ahogó en su embrión las organizaciones de poder que la clase obrera se había dado, y que su papel (consciente o no) no fue otro que el de ayudar a la restauración del aparato estatal capitalista en todas sus funciones. El juego a tres bandas no pasó de ser un engaño, que permitió la rápida consolidación del Estado burgués y convirtió en un espejismo las posibilidades revolucionarias de los comités-gobierno. El 26 de septiembre de 1926 anarquistas y poumistas entraron en el gobierno de la Generalidad de Cataluña: Nin por el POUM y Doménech, Fábregas y García Birlán, por la CNT. El 2 de octubre se producía la disolución del CCMA. El 12 de octubre se publicó un Decreto de la Generalidad que ordenaba la disolución de los Comités Locales (de carácter revolucionario), que debían ser sustituidos, en breve plazo, por nuevos ayuntamientos de carácter frentepopulista. El 27 de octubre otro Decreto de la Generalidad conseguía la militarización de las Milicias Populares. El 4 de noviembre de 1936 cuatro ministros anarquistas entraban en el gobierno de la República: Joan  García Oliver, Federica Montseny, Joan Peiró y Juan López. La posición de Durruti se expresaba ese mismo día en un discurso radiofónico, de gran impacto entre los obreros barceloneses, en el que se oponía al decreto de militarización de las Milicias Populares, amenazaba a la burguesía por sus avances contrarrevolucionarios, criticaba la burocratización de la CNT, y abogaba por un mayor compromiso y sacrificio de la retaguardia para ganar la guerra. El 6 de noviembre, el gobierno de la República (con los cuatro nuevos ministros anarcosindicalistas recién incorporados) huía de un Madrid, asediado por los fascistas, y se establecía en Valencia. En enero de 1937 Tarradellas preparó los 58 Decretos llamados de S'Agaró, en los que legislaba todo tipo de medidas, fundamentalmente financieras, que fortalecían la Generalidad en detrimento de las conquistas revolucionarias de Julio y de la capacidad de acción de las organizaciones obreras. Los 58 Decretos de S'Agaró son no sólo un récord por su número, sino sobre todo un monumento a la contrarrevolución, y una solemne bofetada a quienes despreciaban el poder "legal" del gobierno de la Generalidad. No debemos olvidar que entre las causas que empujaron a las jornadas de mayo se encuentran el decreto de orden público que disolvía las patrullas de control, el progresivo encarecimiento de las subsistencias, así como la resistencia de los obreros al progresivo control ejercido por el gobierno de la Generalidad en las empresas, que era fruto de la puesta en práctica de los decretos de S'Agaró.

            Desde diciembre del 36 hasta mayo del 37 asistimos a un forcejeo y una creciente tensión entre las constantes concesiones de la CNT, la marginación del POUM, las insaciables demandas de la Generalidad para recuperar todas sus funciones, la conversión del PSUC en refugio, baluarte y bandera de la burguesía y los contrarrevolucionarios, y la agobiante presión y penetración de los soviéticos en los aparatos del Estado, tanto en Cataluña como en el gobierno central.

            Es por esta razón que las Patrullas de Control, y todos los aspectos referentes a orden público, control de fronteras y comunicaciones, aparecen en el ojo del huracán. Para los militantes revolucionarios, que en la terminología utilizada por sus adversarios se les calificaba con la palabra "incontrolados", la conservación del dominio del orden público, las fronteras y las comunicaciones y, por supuesto, la existencia de las Patrullas de Control era el non plus ultra, que señalaba el punto de no retorno en las permanentes concesiones de los dirigentes confedérales. Pero la masiva eclosión de mayo del 37 sería inexplicable si no considerásemos la sorda y cotidiana lucha en el seno de las empresas contra la aplicación de los decretos de S'Agaró, y en defensa de "las conquistas de julio".

            La insurrección revolucionaria de julio del 36 se había basado en los Comités de Defensa de Barriada o Locales, creados y entrenados muchos meses antes[15][15]. Tras las jornadas de julio fueron reconocidas "legalmente" las Patrullas de Control, como una policía revolucionaria dependiente del CCMA.

            Pero las Patrullas de Control (muy mitificadas, pero que en realidad no hacían otra cosa que asumir las funciones antes desempeñadas por la policía local o guardia urbana) no abarcaban a todo el movimiento insurreccional, quedaban fuera todos esos Comités de Defensa Locales o de Barriada, y otros grupos o militantes. De ahí el ataque de todas las fuerzas políticas, incluidas la CNT-FAI y el POUM, contra los llamados "incontrolados".

             El calificativo, de carácter despectivo, tenía a su favor la fácil acusación de los desmanes y tropelías de algunos delincuentes. Pero también era una acusación contra la CNT, y su capacidad de "control" de la propia afiliación. De hecho en la prensa, incluida la confederal, que en su inmensa mayoría era partidaria del colaboracionismo, la palabra "incontrolado" se hizo sinónimo de delincuente. Significado que en la prensa burguesa o estalinista no tenía más importancia, porque identificaban a los revolucionarios como delincuentes. Lo grave y contradictorio era cuando desde la CNT, o desde el POUM, se utilizaba el concepto de "incontrolado" para justificar el abandono de los propios principios ideológicos.

            En todo proceso revolucionario surgen grupos, o individuos, que utilizan en provecho propio la fuerza de las armas. Pero esa minoría, puede ser reprimida rápida y fácilmente por parte de un poder obrero consolidado, como muestra el caso ruso. En el caso catalán es evidente que el ataque a los "incontrolados" es, casi siempre, un ataque a la justicia proletaria (ajena a la legalidad burguesa) y a los revolucionarios[16][16], esto es, a quienes no quieren renunciar a las conquistas obtenidas por el proletariado en la insurrección de julio, o incluso las quieren llevar "más lejos".

            Este planteamiento presupone una opción política muy concreta[17][17], que estudia y explica los hechos, las ideologías y las contradicciones de la revolución española de 1936-1937, como consecuencia de la inexistencia de una vanguardia revolucionaria.

            Por supuesto, la utilización del término "incontrolado" no fue, ni lo es hoy en el debate histórico, una palabra inocente y aséptica. Es un término absolutamente clasista y despectivo con el que la burguesía intentaba desprestigiar y difamar a los revolucionarios. No en vano Los Amigos de Durruti, en mayo de 1937, tuvieron que oír el insulto de incontrolados, junto al de agentes provocadores e irresponsables, con el que les obsequió la propia FAI. Su delito no fue otro que el de intentar dar unos objetivos revolucionarios al proletariado que combatía en las barricadas.

             En todo relato histórico se opta siempre por un determinado punto de vista político previo, que muy pocas veces es explícito, y casi siempre se niega y oculta, en aras de una pretendida "objetividad", tan sublimada como inexistente[18][18].

            Una última observación: mayo fue la derrota definitiva del proceso revolucionario iniciado en julio del 36. Pero no fue el fin del proceso contrarrevolucionario, ni tampoco el punto final del colaboracionismo confederal, que llegaría a sus últimas consecuencias con la firma del pacto CNT-UGT en marzo-abril de 1938 y la entrada en el gobierno estalinista de Negrín.

 

4.- ORÍGENES DE LOS AMIGOS DE DURRUTI. LA OPOSICIÓN A LA            MILITARIZACION Y LA TRAYECTORIA PERIODÍSTICA DE BALIUS.

 

            La Agrupación de Los Amigos de Durruti se fundó formalmente el l7 de marzo de 1937, aunque sus orígenes se remontan a octubre de 1936. En la Agrupación se daba la confluencia de dos corrientes principales: la oposición de los milicianos anarquistas de la Columna Durruti (y de la Columna de Hierro[19][19]) a la militarización de las Milicias Populares, y la oposición al gubernamentalismo, que halló su mejor expresión en los artículos de Jaime Balius (pero no sólo de Balius) en Solidaridad Obrera, desde julio hasta noviembre de 1936, en Ideas, desde diciembre de 1936 hasta abril de 1937, y en La Noche, desde marzo hasta mayo de 1937.

            Ambas corrientes, la "miliciana" de rechazo a la militarización de las Milicias Populares, representada por Pablo Ruiz, y la "periodística" de crítica al colaboracionismo gubernamental de la CNT-FAI, encabezada por Jaime Balius, se opusieron a la ideología circunstancialista confederal (que servía de coartada para el abandono de los principios característicos y fundamentales del anarquismo), encarnada con diversos matices, por Federica Montseny, Juan García Oliver, "Diego Abad de Santillán" o Juan Peiró, entre otros.

            El rechazo a la militarización de las Milicias Populares creó un serio malestar en diversas unidades de milicianos anarquistas, que se concretaron en el pleno de columnas confedérales y anarquistas reunido en Valencia del 5 al 8 de febrero de 1937[20][20]. Pablo Ruiz asistió como delegado de los milicianos de la Columna Durruti, en el sector de Gelsa, reacios a la militarización, y los hermanos Pellicer como representantes de los milicianos de la Columna de Hierro[21][21]. En el sector de Gelsa se llegó a una desafiante desobediencia de las órdenes recibidas de los Comités Regionales de la CNT y la FAI para que aceptasen la militarización. La hostilidad entre los milicianos de la Columna Durruti que aceptaban la militarización, y quienes la rechazaban, creó serios problemas, que condujeron por fin a la creación de una comisión de la Columna, presidida por Manzana, que planteó el problema al Comité Regional. Como resultado de estas conversaciones se optó por dar a todos los milicianos la posibilidad de escoger, en el término de quince días, entre dos alternativas: la aceptación de la militarización impuesta por el gobierno republicano, o el abandono del frente[22][22].

            La trayectoria periodística de Balius, entre julio del 36 y el fin de la guerra, es muy significativa. Sus posiciones políticas en defensa de la revolución permanecen prácticamente inalterables, mientras su situación profesional y personal muestran una rápida mutación, paralela al avance de la marea contrarrevolucionaria.

            Balius que el 20 de julio se encargó, con la única ayuda de su amigo Gilabert, de sacar Solidaridad Obrera a la calle[23][23], publicó desde julio hasta primeros de noviembre de 1936 numerosos artículos en el principal órgano de la CNT. Algunos tenían un carácter puramente informativo[24][24], propios de un reportaje periodístico; pero muchos de ellos, sin duda los más interesantes, fueron artículos de opinión política. Esos artículos, que constituían una columna habitual de Solidaridad Obrera[25][25], aparecieron en algunas ocasiones en portada con el carácter de editoriales del diario[26][26]. Y es muy probable que Balius fuera el redactor de varios editoriales (en septiembre-octubre de 1936), publicados anónimamente[27][27] como expresión de la línea política de Solidaridad Obrera. Pero fuera cual fuese su grado de participación en la redacción de esos editoriales, sí que puede afirmarse sin dudas de ningún tipo que Balius, en las páginas del órgano de la CNT en Cataluña, jugó en septiembre y octubre de 1936, mientras "Liberto Callejas" fue director de la "Soli", un destacadísimo papel ideológico, como modelador y formador de la posición política del principal diario cenetista. En sus artículos se manifestó siempre la defensa de las conquistas revolucionarias de julio, y la necesidad de profundizarlas, para lo cual propugnaba duras y tajantes medidas de represión, o de "salud pública" como le gustaba decir a Balius en recuerdo de la Revolución francesa, contra la amenaza contrarrevolucionaria de la burguesía[28][28].

            A primeros de noviembre de 1936, "Liberto Callejas" fue cesado como director de Solidaridad Obrera. En su lugar fue nombrado Jacinto Toryho[29][29]. Recordemos que el 4 de noviembre se producía la entrada de cuatro ministros confedérales en el Gobierno de la República; y esa misma noche, a las nueve y media, Durruti pronunciaba por radio un discurso amenazante contra los avances de la contrarrevolución burguesa y la burocratización de la CNT, que tuvo fuerte resonancia entre los trabajadores cenetistas y causó gran inquietud entre los dirigentes políticos de la burguesía catalana. El nombramiento de Toryho respondía a la necesidad de que el director de la "Soli" fuera un férreo defensor de la política circunstancialista y colaboracionista de la CNT. El discurso de Durruti fue publicado CENSURADO Y SUAVIZADO en el número del 6 de noviembre de Solidaridad Obrera. A finales de diciembre Toryho ya había conseguido deshacerse del antiguo equipo de colaboradores de "Liberto Callejas", opuesto a la política oficial cenetista, es decir, de Jaime Balius, "Mingo", Alejandro Gilabert, Pintado, Galipienzo, Borrás, Gamón[30][30], etcétera, sustituidos por las colaboraciones de destacados líderes anarcosindicalistas como Peiró, Federica Montseny y "Abad de Santillán", fieles amigos de Toryho, como Leandro Blanco (ex-redactor de un diario monárquico), y las prestigiosas firmas de "progresistas" como Cánovas Cervantes y Zamacois[31][31].

            Merece ser mencionado con detalle uno de los últimos artículos publicados en Solidaridad Obrera (el 6-12-1936) por Balius, bajo el título de "El testamento de Durruti". En ese artículo se glosa el discurso radiado por Durruti el 4 de noviembre[32][32] desde Madrid, pocos días antes de su muerte, de una forma que a muchos anarquistas podía parecer provocadora, pero que nos anunciaba ya uno de los pilares ideológicos fundamentales de la futura Agrupación de Los Amigos de Durruti, esto es, el carácter totalitario de toda revolución proletaria:

"Durruti afirmó rotundamente que los anarquistas exigimos que la Revolución tenga un carácter totalitario. Y que los camaradas que con tanto tesón se enfrentan al fascismo en los campos de batalla no están dispuestos a que nadie escamotee el contenido revolucionario y emancipador de la hora presente....] el testamento de Durruti no ha perecido. Persiste con más fuerza que en la misma noche de la arenga. Nosotros sabremos plasmar su última voluntad."

            Balius publicó el 17 de diciembre un artículo en Solidaridad Obrera, en el que denunciaba las actividades descaradamente contrarrevolucionarias del político democratacristiano Manuel Carrasco i Formiguera, que tuvo que exilarse para salvar su vida.

            El 29 de diciembre de 1936 apareció el primer número de Ideas, órgano de la comarcal del Bajo Llobregat de la CNT. Balius publicó un artículo en casi todos los números de Ideas. Los artículos de Balius insistían en la denuncia del avance de la contrarrevolución[33][33]. Destaca el ataque al Presidente de la Generalidad, Luís Companys, publicado en el número 15, del 8 de abril, bajo el título "Hagamos la revolución"[34][34].

            Ideas fue un antecesor directo de El Amigo del Pueblo. Aunque no todos los colaboradores de Ideas[35][35] formaron parte de Los Amigos de Durruti, podemos afirmar que fue el órgano más destacado, junto con Acracia de Lérida[36][36], de la corriente revolucionaria anarquista antes de mayo.

            Balius fue nombrado director de La Noche el 26 de enero de 1937 por la Federación Local de Sindicatos. La Noche era un diario de la tarde, regentado por una cooperativa de trabajadores afiliados en su mayoría a la CNT, pero no constituía parte de la prensa orgánica confederal.

            Fue en este diario donde se publicó, el 2 de marzo de 1937, el primer aviso sobre los objetivos y la forma de afiliarse a una nueva agrupación anarquista, que había tomado el nombre de: "Agrupación de Los Amigos de Durruti"[37][37]. Desde primeros de marzo hasta las jornadas de mayo, La Noche, sin llegar a ser el órgano oficial de la Agrupación, se convirtió en el diario en el que Los Amigos de Durruti podían expresar libremente sus críticas a la política oficial confederal, gracias a su carácter no orgánico.

            Los artículos más destacados son sin duda los de Balius, pero no podemos dejar de destacar los firmados por "Mingo", referentes al Municipio y la dirección de la economía por los sindicatos, porque constituyen un apartado muy importante en la teoría política de Los Amigos de Durruti.

            En el número del 2 de marzo de 1937 Balius publicó un artículo titulado "Atención trabajadores. Ni un paso atrás", que tuvo la virtud de atraer la atención de Nin, que en La Batalla del 4 de marzo saludó ilusionadamente las concepciones expuestas por Balius, y por supuesto la formación de la Agrupación de Los Amigos de Durruti, que se anunciaba en ese mismo número, por las posibilidades que abría para dar un giro revolucionario a las masas cenetistas, que los dirigentes anarquistas conducían por la senda del reformismo más chato y miope.

            Balius, en este artículo, arremetía contra la opinión cada vez más extendida en algunos medios anarquistas de que para ganar la guerra era necesario renunciar a la revolución. Y citaba sin tapujos un artículo firmado por el destacado militante trentista Peiró. Balius tras constatar el empuje de la contrarrevolución, que pedía ahora la disolución de las Patrullas de Control, atribuía la culpa a la permanente política de concesiones realizada por la CNT. El artículo propugnaba un cambio en esa política, pues sólo si se afianzaba la revolución en la retaguardia podría ganarse la guerra en los frentes de batalla. El título del artículo era pues muy significativo: ¡ni un paso atrás!

            El 6 de marzo de 1937, Balius publicó en La Noche un artículo titulado "Actitudes contrarrevolucionarias. Las posiciones neutras son nefastas", en el que enumeraba las características del nuevo cuerpo de seguridad creado por el gobierno de la Generalidad, para constatar su carácter burgués al servicio del Estado capitalista, y en contra de los más elementales intereses de los trabajadores.

            El 8 de marzo de 1937, se publicó en La Noche uno de esos artículos tan característicos del estilo de Balius en los que, mediante una sagaz mezcla de información y opinión, comentaba el espectáculo que ofrecían esos trenes abarrotados de barceloneses en busca de alimentos en las zonas rurales. A través de la descripción de las gentes que se agolpaban en los vagones, Balius criticaba las nuevas medidas en el funcionamiento de la provisión de abastos, implantadas por el dirigente estalinista Comorera.     En el número del 11 de marzo de 1937, La Noche publicó un artículo dedicado a glosar la figura de Durruti. Balius rememoraba la arenga que pronunció Durruti por radio desde el frente de Madrid, algunos días antes de su muerte, en la que se lamentó de que la retaguardia no viviese la guerra. La solución para Durruti radicaba en hacer la guerra adecuadamente, enrolando a los burgueses en batallones de fortificaciones, y poniendo a todos los trabajadores en pie de guerra. Según Balius, la muerte de Durruti fue seguida de un majestuoso entierro, pero nadie recogió su pensamiento. De ahí, concluye el articulista, que en la actualidad llegue a afirmarse que la guerra civil es una guerra de independencia, y no una guerra de clases, como propugnaba Durruti. Balius terminaba el artículo afirmando que Durruti era más actual que nunca, y que la fidelidad a su memoria pasaba por la defensa de sus ideas.

            Al día siguiente, el 12 de marzo, Balius publicó en La Noche un artículo titulado "Unas declaraciones de Largo Caballero. La contrarrevolución en marcha", en el que criticaba unas recientes declaraciones del líder ugetista, que calificaba de contrarrevolucionarias, puesto que confirmaban el propósito de volver a la situación anterior al 19 de julio, desmantelando las colectivizaciones y socializaciones de las empresas una vez ganada la guerra.

            En La Noche del 13 de marzo de 1937, apareció un artículo firmado por Balius, titulado "Hemos de hacer la guerra. Nuestro porvenir lo requiere", que propugnaba una economía de guerra y criticaba la política económica de la Generalidad.

            El artículo de Balius, "La barbarie fascista. Se ha de proceder con mano dura" (La Noche, 16-3-1937), comentaba los bombardeos de Barcelona, atacaba los canjes de refugiados en embajadas, y abogaba por la represión de la quinta columna. Apuntaba incluso a la creación de comités de vigilancia de vecindario. El articulista llegó a la conclusión de que se imponía una inmediata depuración de la retaguardia como premisa necesaria para ganar la guerra:

"En la retaguardia no se ha efectuado una depuración [...] Continúan paseándose una gran cantidad de fascistas [...] Nuestros enemigos han de ser acorralados y eliminados [...] Quien trate de ahogar la justicia popular es un enemigo de la Revolución. Procedamos con la máxima energía. Aplastemos al enemigo. No sintamos temblar nuestro pulso. Actuemos con mano dura."

            El 18 de marzo apareció en el diario La Noche una nota que daba cuenta de la constitución formal de Los Amigos de Durruti el día anterior. Félix Martí aparecía como secretario de la agrupación y Jaime Balius como vicesecretario. Se citaba como miembros de la junta directiva a José Paniagua, Antonio Puig, Francisco Carreño, Pablo Ruiz, Antonio Romero, Serafín Sobías y Eduardo Cervero.

            El martes, 23 de marzo de 1937, Balius publicó en La Noche un artículo titulado "Es una hora de precisar. El papel de Cataluña en la Revolución española", en el que se defiende el papel del proletariado catalán como impulsor de una profunda revolución social, que no está acuciada como en Madrid u otras regiones españolas por las necesidades inmediatas de la guerra.

            En el número del 24 de marzo se publicó en el diario una larga entrevista a Pablo Ruiz, miembro de la Agrupación y portavoz de los milicianos de Gelsa, opuestos a la militarización de las columnas. Se nos ofrece un breve e interesante esbozo biográfico de Pablo Ruiz, gracias al cual sabemos que fue miembro del comité revolucionario de Fígols el 8 de enero de 1933, que durante las jornadas de julio combatió al frente de cuarenta hombres en Las Rondas y en el Paralelo, que participó en el asedio y asalto final de Atarazanas, codo a codo con Durruti y Ascaso, y que partió hacia el frente de Aragón en la Columna Durruti, donde seguía combatiendo hasta el presente en el sector de Gelsa. Tras un canto a las virtudes y ventajas de las colectivizaciones campesinas anarquistas de Aragón, el entrevistador le preguntó su opinión sobre la militarización. Su respuesta era razonada, prudente y llena de matices; pero a la vez lo bastante coherente y radical, como para subrayar la incompatibilidad entre las concepciones anarquistas y la dirección de la guerra por la burguesía y su Estado republicano:

"Nosotros no nos oponemos a que se lleve a cabo una reorganización del Ejército, pues no se debe olvidar que fuimos los primeros en propugnar por el mando único colectivo [...] a cargo de delegaciones de diferentes columnas a fin de dar homogeneidad a la actuación de todas ellas.

Que venga una nueva estructuración, pero que el Ejército del pueblo no quede dependiente de la Generalidad, ni del Gobierno Central. Ha de estar controlado por la Confederación".

            En la entrevista Pablo Ruiz hizo referencia al constante retroceso de las conquistas revolucionarias de julio, y al nacimiento de la Agrupación de Los Amigos de Durruti:

"Cuando marchamos al frente dejamos en  manos de los compañeros la marcha victoriosa de la Revolución, desde el punto de vista anarquista. Pero en la estructuración de la misma se ha dado participación a partidos políticos que no sentían la revolución por tener que defender intereses de pequeño-burgueses y de la UGT, que comparada con nosotros tenía un reducido porcentaje en Cataluña [...] al pactar con ellos perdimos la hegemonía de la Revolución, y se han visto precisados a ir transigiendo día por día, con lo que se ha                                 desfigurado la Revolución con la merma de las conquistas revolucionarias alcanzadas en los primeros días.

Ello ha dado lugar a la formación de los "amigos de Durruti", ya que esta nueva organización tiene como objetivo primordial conservar intactos los postulados de la CNT-FAI".

 

            Pablo Ruiz terminaba la entrevista exponiendo su particular visión sobre la forma de encauzar de nuevo la revolución por el buen camino: 1.- Utilizar la propaganda en el seno de la CNT, sin ejercer la violencia, 2.- Propugnar una dirección sindical (cenetista) de la economía. 3.- Conseguir la exclusión de los partidos políticos. 4.- No pactar ni transigir con las fuerzas que cobijan la contrarrevolución, esto es, con el PSUC y la UGT:

"que sea la organización sindical [la CNT] la encargada de la dirección económica y social, sin dar participación a los partidos políticos, por considerar que no estaban capacitados para considerarlos renovadores. Todo ello sin pretender imponerlo por la fuerza, sino por medio de la propaganda en el seno de la CNT [...]  Y soy opuesto a la participación de los partidos políticos, por estimar que traería aparejada la pérdida de la revolución a la que se ha de desembocar por todos los medios, pero nunca transigiendo con grupos que además de no sentir la revolución están en minoría."

            Balius publicó un artículo titulado "La revolución tiene sus exigencias. Todo el poder a los sindicatos" (La noche, 27-3-1937), en el que comentaba la larguísima crisis de gobierno de la Generalidad. Es muy interesante la consideración que hacía de los sindicatos como órganos de la revolución. Caracterizaba la crisis de gobierno de la Generalidad como fruto del enfrentamiento propio de una dualidad de poderes: la Generalidad legislaba y decretaba, pero lo sindicatos no acataban las decisiones de la Generalidad. Para Balius el avance y consolidación de la revolución pasaba por dar el poder a la clase trabajadora, lo cual se resumía en la consigna: "Todo el poder para los sindicatos".

            Balius es el autor de un interesantísimo artículo titulado "Un momento histórico. Un dilema categórico" (La Noche, 5-4-1937) en el que profundizaba en el significado de la crisis de gobierno de la Generalidad. Para Balius la Generalidad era una rémora del pasado, que no se correspondía con las nuevas necesidades revolucionarias:

"El Gobierno de la Generalidad es una fórmula que corresponde a un pasado, a un sistema pequeño-burgués que conlleva toda clase de incongruencias, de vacilaciones y de tartuferías."

            Así pues, según Balius, cualquier solución a la crisis del gobierno de la Generalidad sólo podía ser un remiendo. El cambio de nombres en el gobierno no serviría de nada. Balius hizo incluso un velado llamamiento para que la CNT sustituyese la Generalidad por el poder de los obreros, y anulase la existencia de los partidos contrarrevolucionarios:

"No somos pesimistas, pero creemos honradamente que no se está a la altura de las circunstancias.

El dilema es terminante. El porvenir del proletariado exige decisiones heroicas. Si algunas organizaciones quieren yugular la Revolución, ha de disponerse a asumir la responsabilidad del momento histórico que por su misma grandiosidad presupone un cúmulo de medidas y de decisiones que no desentonen de la hora actual.

Con la Revolución o en la acera de enfrente. Términos medios no pueden cuajar."

            Balius publicó en La Noche del 7 de abril el artículo "En esta hora grave. La voluntad soberana radica en el pueblo", en el que se reafirmaba en las posiciones expuestas en su artículo del día 5-4-37, y en los ataques contra Companys.

            "Mingo" publicó varios artículos en La Noche[38][38], caracterizados por su vehemencia, que daban la alerta sobre el avance de la contrarrevolución, se exaltaba el espíritu revolucionario del anarquismo (considerado incompatible con un colaboracionismo gubernamental al que debía ponerse fin), se atacaba a la UGT, al PSUC, a Comorera y a Companys por sus constantes difamaciones anticonfederales, se sumaban a la necesidad imperiosa (expuesta por Balius) de acabar con la Generalidad, y se hacían eco del creciente malestar popular. Pero el más interesante de todos ellos es el que dedica a los municipios, porque sus concepciones (aquí sólo esbozadas) serían expuestas ampliamente en el programa desarrollado por Los Amigos de Durruti, después de Mayo, en El Amigo del Pueblo. En ese artículo[39][39] "Mingo" afirmaba:

"El municipio es el verdadero Gobierno revolucionario."

            Según "Mingo", tras el 19 de julio el gobierno de la Generalidad no tiene misión alguna que realizar. No existe ya más política a hacer que la política económica, y ésa es misión de los sindicatos. Así pues, según "Mingo", el municipio, regido por los obreros, y con una política económica dirigida por los sindicatos, podía y debía sustituir el papel del Estado. 

            Balius en el número del 14 de abril de 1937, publicó en el diario La Noche un artículo conmemorativo del aniversario de la proclamación de la República: "Una fecha histórica: 14 de abril", en el que subrayaba el carácter pequeño-burgués de la jornada en que se proclamó la República, y en el que atacaba el catalanismo, fuese de derecha o de izquierda, fuese Macià o Cambó, porque tanto uno como otro renunciaban a su nacionalismo frente a la amenaza del proletariado catalán.

            Estos artículos de Balius (y de otros miembros de Los Amigos de Durruti), de tan variada temática, generalmente de opinión política, pero en ocasiones de carácter informativo, fueron sin duda alguna el aglutinante de una corriente crítica de oposición a la política colaboracionista de la CNT. No fue Balius el único crítico, pero sí uno de los más destacados, y por supuesto el más constante, coherente y radical. El mérito de Balius radica en que consiguió el apoyo de un numeroso grupo de milicianos opuestos a la militarización de las Milicias. El agrupamiento de esos milicianos, liderados por Pablo Ruiz, junto con otros elementos anarcosindicalistas, opuestos a la política colaboracionista confederal, encontró en los artículos y críticas de Balius la expresión teórica de sus posiciones políticas. Posiciones que se concretarían en el programa expuesto en el cartel de finales de abril de 1937, y que se expondrían detalladamente en El Amigo del Pueblo, editado después de las Jornadas de Mayo.

            Así pues, en resumen, aunque la Agrupación se fundó formalmente el 17 de marzo de 1937, sus orígenes se remontan al profundo malestar creado entre los milicianos por el decreto de la Generalidad sobre la militarización de las Milicias Populares, esto es, hacia finales de octubre de 1936, en vida de Durruti. Por otra parte, Balius había ya destacado en 1935 como periodista e ideólogo anarquista, conocido por sus interesantes aportaciones teóricas sobre el nacionalismo, sus furibundas críticas contra la acción política de la burguesía catalana, sus ataques a Macià y Companys, su denuncia del fascismo catalanista encarnado por Dencás y Badía, así como por sus análisis sobre los hechos de octubre del 34 en Cataluña, desde una perspectiva cenetista. La colaboración entre Jaime Balius y Pablo Ruiz tampoco era ninguna novedad, puesto que habían escrito juntos un folleto[40][40], y ambos habían formado parte del mismo grupo de afinidad anarquista "Renacer", nombre de la editorial que antes de julio de 1936 había publicado los folletos de Balius[41][41]. Además de Jaime Balius y Pablo Ruiz formaron parte del grupo "Renacer", Francisco Pellicer (destacado dirigente del Sindicato de Alimentación de la CNT de Cataluña) y Bruno LLadó (que durante la guerra fue concejal del Ayuntamiento de Sabadell y delegado comarcal del departamento de economía de la Generalidad)[42][42].

 

5.- LA AGRUPACION DE LOS AMIGOS DE DURRUTI DESDE SU FUNDACIÓN HASTA LOS HECHOS DE MAYO.

 

            En octubre de 1936 el decreto de militarización de las Milicias Populares produjo un gran descontento entre los milicianos anarquistas de la Columna Durruti, en el Frente de Aragón. Tras largas y enconadas discusiones, en febrero de 1937, cerca de un millar de milicianos voluntarios, establecidos en el sector de Gelsa, decidieron abandonar el frente y regresar a la retaguardia[43][43]. Se pactó que el relevo de los milicianos opuestos a la militarización se efectuaría en el transcurso de quince días. Abandonaron el frente, llevándose las armas.

            Ya en Barcelona, junto con otros anarquistas (defensores de la continuidad y profundización de la revolución de julio, y opuestos al colaboracionismo confederal con el gobierno) los milicianos de Gelsa decidieron constituir una agrupación, que no era un grupo de afinidad[44][44]más, como tantos otros existentes en los medios anarcosindicalistas, ya que se daba como objetivo la lucha contra la burocracia y la realización inmediata de la revolución. Así pues, la Agrupación se constituyó formalmente en marzo de 1937[45][45], tras un largo período de gestación de varios meses, iniciado en octubre de 1936. La Junta directiva fue la que decidió tomar el nombre de "Agrupación de Los Amigos de Durruti", nombre que por una parte aludía al origen común de los ex-milicianos de la Columna Durruti, y que como bien decía Balius, no se tomó por referencia alguna al pensamiento de Durruti, sino a su heroica muerte y a su mitificación popular.

            La sede central de la Agrupación estaba situada en Las Ramblas, esquina a la calle Hospital. El crecimiento de los miembros de la Agrupación fue rápido y notable. Se llegaron a repartir entre cuatro y cinco mil carnets de adheridos a la Agrupación. Una de las condiciones indispensables para formar parte de la Agrupación era la de ser militantes de la CNT. El crecimiento de la Agrupación era consecuencia del descontento anarquista ante la política claudicante de la CNT.

            La actividad y el dinamismo de la Agrupación fueron frenéticos. Desde su constitución formal, el 17 de marzo, hasta el 3 de mayo, la Agrupación efectuó diversos mítines (en el Teatro Poliorama el 19 de abril y en el Teatro Goya el 2 de mayo), lanzó diversos manifiestos y octavillas, y llenó los muros de Barcelona con carteles que explicaban su programa[46][46]. En este programa destacaban dos puntos: 1.- Todo el poder para la clase obrera. 2.- Órganos democráticos de obreros, campesinos y combatientes, como expresión de ese poder obrero[47][47], al que llaman Junta Revolucionaria.

            También propugnaban que los sindicatos asumieran la plena dirección económica y política del país. Y cuando hablaban de sindicatos se referían a los sindicatos confedérales, con exclusión de la UGT. De hecho algunos de los miembros de la Agrupación habían abandonado su militancia en la UGT, para afiliarse acto seguido a la CNT, y cumplir así el requisito indispensable para pertenecer a Los Amigos de Durruti.

            En realidad, aunque el origen obrero de los componentes de la Agrupación hacía que todos estuviesen afiliados a la CNT, la mayoría eran militantes de la FAI, por lo que bien puede decirse que la Agrupación de Los Amigos de Durruti eran un grupo de anarquistas que, desde un purismo doctrinal ácrata, se oponían a la política colaboracionista y estatalista de la dirección de la CNT, y de la propia FAI.

            Tenían cierta fuerza dominante en el Sindicato de la Alimentación, ramificado por toda Cataluña, así como en las cuencas mineras de Sallent, Suria, Fígols y Cardona, en la comarca del Alto Llobregat. Influían también en otros sindicatos, en los que eran minoritarios. Algunos de sus adherentes formaban parte de las Patrullas de Control. Pero jamás formaron una fracción o grupo, ni pretendieron infiltrarse en las Patrullas.

            No podemos caracterizar a la Agrupación como un grupo plenamente consciente y organizado que planeara una acción metódica. Eran uno de tantos grupos anarquistas, constituidos más o menos informalmente, en torno a unas determinadas afinidades características. No eran tampoco buenos propagandistas o teóricos, sino más bien un grupo de proletarios que sentían la necesidad instintiva de enfrentarse a la política claudicante de la CNT y al proceso contrarrevolucionario en auge.

            Sus portavoces, más destacados fueron, sin duda alguna, Jaime Balius y Pablo Ruiz. También las Juventudes Libertarias de Cataluña[48][48], en su periódico mural[49][49], expresaron desde marzo hasta mayo del 37, reivindicaciones similares a las de Los Amigos de Durruti.

            El 14 de abril de 1937, la Agrupación lanzó un Manifiesto[50][50] en el que se oponía a la conmemoración burguesa del aniversario de la proclamación de la República, porque ello sólo podía servir de pretexto para fortalecer las instituciones burguesas y la contrarrevolución. Frente a la conmemoración de la República, frente a una Generalidad y un Luis Companys, que eran la proa de la contrarrevolución burguesa, Los Amigos de Durruti oponían la conmemoración del 19 de julio, y exhortaban a la CNT y a la FAI para que diesen una salida revolucionaria al callejón sin salida de la crisis gubernamental de la Generalidad. Crisis que se inició el 4 de marzo, con un decreto de disolución de las Patrullas de Control, que al no ser acatado por la CNT, supuso la salida de los cenetistas del gobierno de la Generalidad.

            En este Manifiesto se citaban multitud de agravios contra los revolucionarios, desde el caso más famoso de Maroto, que también encontró una voz indignada en la sumisa Solidaridad Obrera, hasta casos menos conocidos, como los sucesos de Olesa de Montserrat. El Manifiesto en realidad recopilaba los puntos programáticos que habían ido desgranándose, desde primeros de marzo, en los artículos de Balius, "Mingo", y otros, en La Noche. Y hallaban su compendio en el primer párrafo del Manifiesto:

"El Estado capitalista, que sufrió una arremetida formidable en las memorables jornadas de julio, se mantiene todavía en pie por la obra contrarrevolucionaria de la pequeña burguesía. [...] La crisis de la Generalidad es una demostración categórica de que se ha de estructurar un mundo nuevo, prescindiendo por entero, de las formas estatales. Ha llegado la hora de que la legión de pequeño burgueses, tenderos y guardias sean barridos sin piedad. No es posible transigir con la contrarrevolución [...]. La hora actual es de vida o muerte para la clase trabajadora. [...] No dudemos. La CNT y la FAI por ser las organizaciones que recogen el latido popular, han de dar una salida revolucionaria al callejón sin salida [...] Poseemos los órganos que han de sustituir al Estado en ruina. Los Sindicatos y los Municipios han de hacerse cargo de la vida económica y social [...]."

 

            El domingo 18 de abril la Agrupación convocó un mitin en el Teatro Poliorama, que quiso ser una presentación pública de su existencia y de su programa[51][51]. En el mitin intervinieron Jaime Balius, Pablo Ruiz (delegado de la Agrupación de Gelsa de la Columna Durruti), Francisco Pellicer (del Sindicato de Alimentación de la CNT de Cataluña), y Francisco Carreño (miembro del Comité de guerra de la Columna Durruti). El acto tuvo un gran éxito y los conceptos expresados por los oradores fueron ampliamente aplaudidos.

             El primer domingo de mayo (el día 2) la Agrupación convocó en el Teatro Goya otro mitin de presentación, que llenó el teatro a rebosar y provocó un entusiasmo delirante entre los asistentes. Se proyectó el documental titulado "Diecinueve de julio", en el que se revivieron los instantes más emotivos de las jornadas revolucionarias de julio del 36. Intervinieron Pablo Ruiz, Jaime Balius, "Liberto Callejas" y Francisco Carreño. En el acto se advirtió que era inminente un ataque de la reacción contra los trabajadores.

            Los Comités dirigentes de la FAI y CNT no hicieron demasiado caso de esta nueva oposición surgida en el seno del movimiento libertario, pese a las furibundas críticas que les eran dedicadas. Era frecuente en los medios anarquistas la aparición centelleante de agrupaciones con un ascenso meteórico, que desaparecían en la nada tan rápido como habían surgido.

            El programa expresado por Los Amigos de Durruti ANTES DE MAYO DEL 37 se caracterizaba por el énfasis puesto en la gestión de la economía por los sindicatos, la crítica de todos los partidos y de su colaboracionismo estatal, así como cierto retorno a la pureza doctrinal ácrata.

            Los Amigos de Durruti expusieron su programa en el cartel con el que cubrieron los muros de Barcelona a finales del mes de abril de 1937. En esos carteles, que propugnaban ya, ANTES DE LOS HECHOS DE MAYO, la necesidad de SUSTITUIR al gobierno burgués de la Generalidad de Cataluña por una Junta Revolucionaria, se decía lo siguiente[52][52]:

"Agrupación de Los Amigos de Durruti. A la clase trabajadora:

1.- Constitución inmediata de una Junta Revolucionaria integrada por obreros de la ciudad, del campo y por combatientes.

2.- Salario familiar. Carta de racionamiento. Dirección de la economía y control de la distribución por los sindicatos.

3.- Liquidación de la contrarrevolución.

4.- Creación de un ejército revolucionario.

5.- Control absoluto del orden público por la clase trabajadora.

6.- Oposición firme a todo armisticio.

7.- Una justicia proletaria.

8.- Abolición de los canjes de personalidades.

Atención trabajadores: nuestra agrupación se opone a que la contrarrevolución siga avanzando. Los decretos de orden público, patrocinados por Aiguadé no serán implantados. Exigimos la libertad de Maroto y otros camaradas detenidos.

Todo el poder a la clase trabajadora.

Todo el poder económico a los sindicatos.

Frente a la Generalidad, la Junta Revolucionaria."

            El cartel de abril del 37 anticipa y explica la octavilla lanzada durante las jornadas de mayo, y abraza muchos de los temas y preocupaciones tratados por Balius en los artículos publicados en Solidaridad Obrera, La Noche e Ideas (sobre la justicia revolucionaria, el canje de prisioneros, la necesidad de que la retaguardia viva para la guerra, etcétera). Se plantea por primera vez la necesidad de una Junta Revolucionaria que sustituya al gobierno burgués de la Generalidad. Esa Junta Revolucionaria[53][53] era definida como un gobierno revolucionario formado por obreros, campesinos y milicianos.

            Pero lo más importante es la expresión conjunta de las tres consignas finales. La sustitución del gobierno burgués de la Generalidad por una Junta Revolucionaria, aparece junto a la consigna de "Todo el poder para la clase trabajadora" y "Todo el poder económico a los sindicatos"[54][54].

            El programa político expresado en ese cartel, inmediatamente antes de las jornadas de mayo, es sin duda el más avanzado y lúcido de todos los grupos proletarios existentes, y convierte a la Agrupación en la vanguardia revolucionaria del proletariado español en ese momento crítico y decisivo. Y así lo reconocieron el POUM y la Sección bolchevique-leninista de España[55][55].                   

                       

 

6.- LOS HECHOS DE MAYO [56]

 

            El sábado primero de mayo no hubo ninguna manifestación en Barcelona. La Generalidad había declarado laborable la jornada, en beneficio de la producción de guerra, aunque el motivo real era el temor a un enfrentamiento entre las distintas organizaciones obreras, a causa de la tensión creciente en diversas comarcas y localidades catalanas. Ese mismo sábado el consejo de la Generalidad se reunió para examinar la situación preocupante del orden público en Cataluña. El citado consejo aprobó la eficacia demostrada en las últimas semanas por los consejeros de seguridad interior y defensa, a quienes se acordó otorgar un voto de confianza para resolver las cuestiones de orden público todavía pendientes[56][57].

            Acabado el consejo, se reunió una comisión formada por los consejeros de defensa[57][58] y seguridad interior, y el primer consejero, para tratar cuestiones de orden público[58][59]. Parece difícil creer que la iniciativa de ocupar la Telefónica fuera una decisión personal del consejero de seguridad Artemi Aiguadé. Es más probable que esa decisión se tomara en la comisión reunida tras el consejo del día 1[59][60], o bien fuera resultado del incidente del domingo día 2, cuando la conversación telefónica entre Companys y Azaña (que se encontraba en Barcelona) fue groseramente interrumpida por militantes de la CNT. Sin duda, si la operación fracasaba, el consejero de seguridad asumiría toda la responsabilidad política. Companys el lunes día 3 estuvo, muy oportunamente, de viaje en Benicarló, para entrevistarse con Largo Caballero, lo cual le permitió desvincularse de los primeros acontecimientos. Sea como fuere, la acción política de Companys, con su cerrada e incomprensible negativa a destituir a Artemio Aiguadé y a Rodríguez Salas[60][61], como exigió la CNT el mismo día 3, fue uno de los más importantes detonantes de los enfrentamientos armados de los días siguientes.

            El lunes, 3 de mayo de 1937, tres camiones de guardias de asalto, fuertemente armados, se detuvieron ante la sede de la Telefónica en la Plaza de Cataluña. Estaban dirigidos por Rodríguez Salas, militante de la UGT y estalinista convencido, responsable oficial de la comisaría de orden público en Barcelona. El edificio de Telefónica había sido incautado desde el 19 de julio por la CNT. El control de las comunicaciones telefónicas, el control de las fronteras y las patrullas de control eran el caballo de batalla, que desde enero había provocado diversos incidentes entre el gobierno republicano de la Generalidad y la masa confederal. Era una lucha inevitable entre el aparato estatal republicano, que reclamaba el dominio absoluto sobre todas las competencias que le eran "propias", y la defensa de las "conquistas" del 19 de julio por parte de los cenetistas.

            Rodríguez Salas pretendió tomar posesión del edificio de la Telefónica. Los militantes cenetistas de los pisos inferiores, tomados por sorpresa, se dejaron desarmar; pero en los pisos superiores se organizó una dura resistencia, gracias a una ametralladora instalada estratégicamente en el último piso. La noticia se propagó rápidamente. Inmediatamente se levantaron barricadas en toda la ciudad. Podemos hablar de una reacción espontánea de la clase obrera barcelonesa, si consideramos como tal la iniciativa tomada por los cuadros medios cenetistas[61][62], así como la existencia de una importante organización militante en la base confederal, constituida por los comités de defensa de los barrios y las patrullas de control[62][63]. Del mismo modo, podemos hablar de reacción espontánea, si consideramos que en ningún momento existió una orden de la dirección de la CNT, o de cualquier otro partido, para movilizarse levantando barricadas en toda la ciudad.

            Tampoco nadie había dado la orden de huelga general, que fue fruto del instinto de clase. Ese fue el terreno propicio para la acción que se presentó a Los Amigos de Durruti. Ellos supieron atenerse inmediatamente a lo que las circunstancias pedían. Mientras los obreros lucharon con las armas en las manos, ellos intentaron dirigirlos, darles un objetivo revolucionario. Pero enseguida encontraron sus límites. Criticaron a los líderes de la CNT, a los que llegaron a calificar de traidores, en el Manifiesto del día 8, pero no supieron contrarrestar sus consignas de abandono de las barricadas. Tampoco se plantearon desbordar a la dirección confederal. No hicieron nada para conseguir que su consigna de constitución de una Junta revolucionaria se hiciera realidad. Sabían que sus críticas a la dirección anarcosindicalista no serían suficientes para arrebatarle el dominio de la organización cenetista.

            Por otra parte, la Agrupación era joven, falta de experiencia y carente de prestigio entre la masa confederal. Sus ideas no habían logrado penetrar en profundidad entre los militantes de base.

            Inmersos en esta situación de impotencia recibieron una nota del Comité ejecutivo del POUM, para que una representación autorizada de la Agrupación se entrevistara con ellos[63][64]. Fueron nombrados Jaime Balius, Pablo Ruiz, Eleuterio Roig y Félix Martí[64][65]. A las siete de la tarde del día 4 se entrevistaron en el Principal Palace, en Las Ramblas, con Julián Gorkin, Andrés Nin y Juan Andrade[65][66]. Examinaron conjuntamente la situación, y llegaron a la conclusión unánime de que, dada la oposición al movimiento revolucionario de las direcciones de la CNT[66][67] y la FAI, éste estaba condenado al fracaso[67][68]. Se acordó que era necesaria una retirada ordenada de los combatientes, y de que éstos conservaran las armas[68][69]. Que la retirada se hiciera previo abandono de las posiciones por las fuerzas opuestas. Que era preciso encontrar garantías para evitar una represión de los combatientes en las barricadas. Al día siguiente, por la noche, los máximos dirigentes y responsables cenetistas hablaron de nuevo por la radio, llamando al abandono de la lucha. Y ahora los militantes de base en las barricadas ya no se burlaban de los "bomberos" de la CNT-FAI, ni de los besos a los guardias de Juan García Oliver.

            El miércoles, día cinco de mayo, Los Amigos de Durruti distribuyeron en las barricadas la conocida octavilla que les dio fama, cuyo texto decía así:

"CNT-FAI". Agrupación "Los Amigos de Durruti".

¡TRABAJADORES! Una Junta revolucionaria. Fusilamiento de los culpables. Desarme de todos los Cuerpos armados. Socialización de la economía. Disolución de los Partidos políticos que hayan agredido a la clase trabajadora. No cedamos la calle. La revolución ante todo. Saludamos a nuestros camaradas del POUM que han confraternizado en la calle con nosotros. ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIAL, ABAJO LA CONTRARREVOLUCIÓN!"

            Esta octavilla fue confeccionada la noche del cuatro al cinco de mayo bajo amenaza armada, en una imprenta del barrio chino[69][70]. La improvisación y la falta de infraestructura de la Agrupación eran evidentes. El texto fue redactado tras la reunión con la Ejecutiva del POUM, celebrada a las siete de la tarde del día  cuatro,  cuando  entre la Agrupación y el  POUM  se  había acordado ya una postura defensiva de retirada, sin abandono de las armas, y con la exigencia de pedir garantías contra la represión. La octavilla, aprobada por el POUM, y reproducida en el número 235 (del 6 de mayo) de La Batalla, no tenía tras de sí ningún plan de acción, no era más que una declaración de intenciones y un llamamiento a la espontaneidad de las masas confedérales para que perseverara en su acción ante los avances de la contrarrevolución. Todo estaba condicionado en realidad a la decisión que tomara la dirección cenetista. Era absurdo e ilógico creer que las masas confedérales, pese a su reticencia inicial, o a sus críticas, no seguiría a los líderes del 19 de julio. Sólo si la dirección de la CNT era desbordada por otra dirección revolucionaria podía darse el caso, aún así muy difícil, de que la masa siguiera las consignas y el plan de acción revolucionarios de una nueva dirección. Pero ni la Agrupación, ni el POUM, intentaron desbancar a la dirección confederal, ni tenían preparado ningún plan de acción. Tanto unos como otros impulsaron, en la práctica, una política seguidista respecto a las decisiones de la dirección cenetista. El Comité ejecutivo del POUM rechazó el plan de Josep Rebull de tomar la Generalidad y los edificios que aún resistían en el centro de la ciudad, argumentando que no se trataba de una cuestión militar, sino política[70][71].

            Ese mismo día 5 se mantuvo una entrevista entre el Comité Local de Barcelona del POUM y Los Amigos de Durruti, que los poumistas calificaron como negativa[71][72], porque

"Ellos [Los Amigos de Durruti] no quieren intervenir directamente dentro de los medios confedérales para desplazar la dirección, nada más quieren influenciar el movimiento sin ninguna más responsabilidad"

            En la octavilla, lanzada el día 5 de mayo, Los Amigos de Durruti propusieron una acción común POUM-CNT-FAI. Como objetivo inmediato para dirigir la revolución propugnaron la formación de una Junta Revolucionaria. PERO UNA VEZ LANZADA LA CONSIGNA NO HICIERON NADA POR LLEVARLA A LA PRACTICA. Eran gente de barricada, más que organizadores. La propuesta de acción común CNT-FAI-POUM no pasó de ser un saludo a los militantes de otras organizaciones, que combatieron codo a codo con ellos en las barricadas. Nunca se pasó de la letra de la octavilla a un acuerdo concreto. No hicieron prácticamente nada para desbordar a la dirección cenetista y arrebatarle el control de la masa confederal, que desoyó en repetidas ocasiones las órdenes de abandonar la lucha en las calles. Ni aprovecharon, ni organizaron, ni dieron órdenes concretas a los militantes de la Agrupación que formaban parte de las Patrullas de Control. No dieron ninguna orden a Máximo Franco, militante de la Agrupación y delegado de la columna Rojinegra, que junto con la división del POUM, comandada por Josep Rovira, se habían desplazado del frente para intervenir en las luchas de Barcelona. Tanto Josep Rovira, como Máximo Franco, regresaron al frente a instancias de Isgleas, "Abad de Santillán" y Molina, esto es, de los cenetistas que daban las órdenes del departamento de Defensa de la Generalidad[72][73]. Sólo "bajaron a Barcelona", para recabar información, una cincuentena de milicianos de la Columna Durruti, al mando de Francisco Carreño y Angel Marín[73][74], que fueron emplazados por los Comités de defensa en la Brecha de San Pablo[74][75]. Los Amigos de Durruti lo fiaron todo a la capacidad creadora y al instinto de las masas. No hubo siquiera una mínima coordinación entre los diversos miembros de la Agrupación, sino que cada cual operó a su aire, donde creyó que debía hacerlo, o donde mejor le pareció. No contrarrestaron la acción de los dirigentes confedérales, que recorrían las barricadas para discutir y convencer a los militantes de base que abandonasen las barricadas.

            Y las masas confedérales desorientadas por el llamamiento de sus dirigentes, ¡los mismos del 19 de julio! optaron al fin por abandonar la lucha, pese que al principio se burlaban de los llamamientos de la dirección de la CNT a la concordia y el abandono de la lucha en aras de la unidad antifascista. El jueves 6 de mayo los militantes de la CNT, como prueba de buena voluntad

para conseguir la pacificación de la ciudad, abandonaron el edificio de la Telefónica, origen del conflicto, que fue inmediatamente ocupado por las fuerzas de seguridad, y los puestos de trabajo por militantes de UGT. Ante la protesta de los dirigentes anarquistas, la Generalidad respondió que "se trataba de un hecho consumado", y los dirigentes confedérales optaron por no informar sobre la nueva "traición", para no encrespar los ánimos.

            La Agrupación de Los Amigos de Durruti no fue en ningún momento un obstáculo serio para la política de unidad antifascista de la CNT. Fueron, como mucho, una oposición crítica a la dirección cenetista y faista, y sobre todo la conciencia, molesta e incordiante, de que la política de colaboración con el aparato estatal traicionaba los principios y la ideología anarcosindicalista.

            La distribución de la octavilla en las barricadas no fue fácil, ni ajena a la desconfianza de muchos militantes, e incluso a la represión física[75][76].               

            Tenemos conocimiento de un encuentro entre Balius y Josep Rebull, secretario de la célula 72 del POUM, durante las Jornadas de Mayo. Encuentro que, dado el escaso peso numérico de ambas organizaciones, no tuvo ningún resultado práctico. Los Amigos de Durruti rechazaron la propuesta de Josep Rebull de lanzar un Manifiesto conjunto[76][77].

            El Manifiesto distribuido el 8 de mayo por la Agrupación[77][78], en el que se hacía un balance de las Jornadas de Mayo, fue impreso en la imprenta de La Batalla. La Agrupación, denunciada como organización de provocadores por la CNT, carecía de prensas donde imprimirlo. Un miliciano del POUM, Paradell, líder del sindicato mercantil, al tener conocimiento del problema que se planteaba a la Agrupación de Los Amigos de Durruti, planteó la cuestión a Josep Rebull, administrador del órgano del POUM, y éste en cumplimiento del más elemental deber de solidaridad revolucionaria, sin consultar a ningún órgano superior de su partido, ofreció la imprenta a Los Amigos de Durruti[78][79].

            En ese Manifiesto Los Amigos de Durruti relacionaban la toma de la Telefónica con provocaciones anteriores. Señalaban como provocadores de los Hechos de Mayo a la Esquerra Republicana, PSUC, y cuerpos armados de la Generalidad. Los Amigos de Durruti afirmaban el carácter revolucionario de julio del 36 (no sólo de oposición al levantamiento fascista) y de mayo del 37 (no se contentan con un simple cambio de gobierno):

"Nuestra Agrupación que ha estado en la calle, en las barricadas, defendiendo las conquistas del proletariado propugna por el triunfo total de la revolución social.  No podemos aceptar la ficción, y el hecho contrarrevolucionario, de constituir un nuevo gobierno con los mismo partidos, pero con distintos representantes."

            Frente a las componendas parlamentarias que la Agrupación califica de engaño, Los Amigos de Durruti oponen su programa revolucionario, ya expuesto en la octavilla lanzada el día 5:

"Nuestra Agrupación exige la constitución inmediata de una junta revolucionaria, el fusilamiento de los culpables, el desarme de los cuerpos armados, la socialización de la economía y la disolución de todos los partidos políticos que han agredido a la clase trabajadora."

            La Agrupación de Los Amigos de Durruti no dudaba en afirmar que la batalla había sido ganada por los trabajadores, y que por lo tanto había que acabar de una vez con una Generalidad que no significaba nada. La Agrupación acusaba de TRAICIÓN a los comités y dirigentes de la CNT, que habían paralizado una insurrección obrera victoriosa:

"La Generalidad no representa nada. Su continuación fortifica la contrarrevolución. La batalla la hemos ganado los trabajadores. Es inconcebible que los comités de la CNT hayan actuado con tal timidez que llegasen a ordenar "alto el fuego" y que incluso hayan impuesto la vuelta al trabajo cuando estábamos en los lindes inmediatos de la victoria total. No se ha tenido en cuenta de dónde ha partido la agresión, no se ha prestado atención al verdadero significado de las actuales jornadas. Tal conducta ha de calificarse de traición a la revolución que nadie en nombre de nada debe cometer ni patrocinar. Y no sabemos como calificar la labor nefasta que ha realizado Solidaridad Obrera y los militantes más destacados de la CNT."

            El calificativo de "traición" es utilizado de nuevo cuando se comenta la desautorización que el CR de la CNT ha hecho de Los Amigos de Durruti, así como el traspaso de las competencias (no las ejercidas por la Generalidad, sino las controladas por la CNT) de seguridad y defensa al gobierno central de Valencia:

"La traición es de un volumen enorme. Las dos garantías esenciales de la clase trabajadora, seguridad y defensa, son ofrecidas en bandeja a nuestros enemigos."

            El Manifiesto finalizaba con una breve autocrítica de algunos fallos tácticos durante las Jornadas de Mayo, y con una optimista perspectiva de futuro, que la inmediata oleada represiva iniciada el 28 de mayo demostraría como vana e inconsistente. Mayo del 37 no acabó en tablas, sino que fue una severa derrota del proletariado.

            Pese a la mitificación existente sobre los Hechos de Mayo del 37 lo cierto es que se trató de una situación muy caótica y confusa[79][80], caracterizada por el afán negociador de todas las partes implicadas en el conflicto. Mayo del 37 no fue en ningún momento una insurrección revolucionaria, como la del 19 de Julio. Se inició en defensa de una "propiedad sindical" conquistada en julio. El detonador del conflicto fue el asalto a la Telefónica por las fuerzas de seguridad de la Generalidad. Y esta acción se encuadraba dentro de la lógica del gobierno de Companys de asumir paulatinamente todas las competencias que, la situación "anómala" de la insurrección obrera del 19 de julio, le había arrebatado momentáneamente. Los recientes éxitos obtenidos en  Puigcerdà, y en toda la Cerdaña, abrían la vía para pasar a una acción definitiva en Barcelona y en toda Cataluña. Es evidente que Companys se sentía respaldado por Comorera (PSUC) y por Ovseenko (el cónsul soviético), con quienes venía colaborando muy estrecha y efectivamente desde diciembre, cuando se produjo la expulsión del POUM del gobierno de la Generalidad. La política estalinista coincidía con los objetivos de Companys: la debilitación y anulación de las fuerzas revolucionarias, esto es, del POUM y de la CNT, eran un objetivo de los soviéticos que sólo podía pasar por el fortalecimiento del gobierno burgués de la Generalidad. La larga crisis abierta en el gobierno de la Generalidad, tras la no aceptación por la CNT del decreto deL 4 de marzo sobre la disolución de las Patrullas de Control, tuvo su inevitable solución violenta (tras varios episodios de enfrentamientos armados en Vinalesa, La Fatarella, Cullera (Valencia), Bellver, entierro de Cortada, etcétera), en el asalto a la Telefónica y las sangrientas jornadas de mayo en Barcelona. La estúpida ceguera, la fidelidad inquebrantable a la unidad antifascista, el grado de colaboración con el gobierno republicano de los principales dirigentes anarcosindicalistas (desde Peiró hasta Federica Montseny, de "Abad de Santillán" a García Oliver, de "Marianet" a Valerio Mas) no eran un dato irrelevante, ni desconocido, para el gobierno de la Generalidad y los agentes soviéticos. Se podía contar con su exulta santidad, como demostraron colmadamente durante las Jornadas de Mayo.

            Respecto a la actividad de Los Amigos de Durruti, durante los Hechos de Mayo, no cabe tampoco una engañosa mitificación de su participación en las barricadas y de su octavilla[80][81]. Como ya hemos expuesto, Los Amigos de Durruti no se propusieron en ningún momento desbordar a la dirección confederal, se limitaron a efectuar una dura crítica de sus dirigentes y de su política de traición a la revolución. Quizás no podían hacer otra cosa, dado su número y su escasa influencia en la masa cenetista. Pero cabe destacar su participación en la lucha callejera[81][82], con el dominio de varias barricadas en Las Ramblas, especialmente frente a su sede social[82][83], y su intervención en las luchas de Sants, La Torrassa y Sallent. Hay que subrayar, por supuesto, su intento de dar una dirección y unas reivindicaciones políticas mínimas, en la octavilla lanzada el día 5. La distribución de la octavilla no fue fácil, costó la vida de varios miembros de la Agrupación, y su distribución en las barricadas contó con la ayuda de los militantes cenetistas. Entre las acciones a señalar durante las Jornadas de Mayo no debe olvidarse el llamamiento efectuado por Balius, desde la barricada situada en la esquina de Las Ramblas con la calle Hospital, a la solidaridad activa de todos los trabajadores de Europa con la revolución española[83][84]. Los Amigos de Durruti, ante la noticia de la formación de una columna de guardias de asalto, que venía desde Valencia para sofocar la rebelión, reaccionaron con el intento de formar una columna anarquista que fuera a su encuentro. Pero no pasó de una vana propuesta, que ya no halló eco alguno entre los militantes cenetistas, que empezaron a abandonar las barricadas. Por otra parte, pese a que propugnaron la formación de una Junta Revolucionaria, en la práctica nunca intentaron constituirla.

             Cabe por fin destacar, desde un  punto de vista político, el acuerdo alcanzado con el POUM de hacer un llamamiento a los trabajadores para que, antes de abandonar las barricadas, pidieran garantías de que no habría ninguna represión; y sobre todo señalando que la mejor garantía era conservar las armas, que no debían entregarse nunca. Mayo del 37, aunque fue sin duda consecuencia del creciente descontento ante el aumento de precios, la carencia de abastecimientos, la creciente lucha en el seno de las empresas por mantener la gestión obrera frente a las crecientes exigencias impuestas por los decretos de S'Agaró, la escalada de la Generalidad por hacerse con el control del orden público, etc... fue sobre todo la necesaria derrota armada del proletariado, que sellara el fin de toda amenaza revolucionaria sobre las instituciones burguesas y republicanas. No olvidemos que en mayo del 37 el proletariado fue derrotado por la contrarrevolución, y que tuvo que enfrentarse a sus propias organizaciones, que colaboraron fielmente en el mantenimiento de la UNIDAD ANTIFASCISTA.                    

            Desde un punto de vista teórico, el papel de Los Amigos de Durruti fue mucho más destacado después de las Jornadas de Mayo, cuando iniciaron la publicación de su órgano, que tomó el nombre del periódico publicado por Marat durante la Revolución Francesa: El Amigo del Pueblo.

 

7.- DESPUÉS DE MAYO.

 

            La dirección de la CNT propuso la expulsión de los miembros de la Agrupación, pero no consiguió nunca que esta medida fuera ratificada por ninguna asamblea de sindicatos[84][85]. La militancia confederal simpatizaba con la oposición revolucionaria que encarnaba la Agrupación. Ello no significaba que compartiese ni la acción ni el pensamiento de Los Amigos de Durruti, pero sí que comprendiera sus posiciones y respetara, e incluso respaldara, sus críticas a la dirección cenetista[85][86].

            La dirección confederal usó y abusó a conciencia de la acusación de "marxistas", máximo insulto concebible entre anarquistas, que lanzó en repetidas ocasiones contra la Agrupación, y muy concretamente contra Balius. Por supuesto, Balius y la Agrupación se defendieron de tan inmerecido "insulto", no sin razón. No hay nada en la tesis teóricas de la Agrupación, y mucho menos en El Amigo del Pueblo, o en los diversos manifiestos y octavillas, que permita calificar a la Agrupación de marxista. Sólo fueron una oposición a la política colaboracionista de la dirección confederal, desde el seno de la organización y la ideología anarcosindicalista.

            El primer número de El Amigo del Pueblo, fue publicado legalmente el 19 de mayo[86][87], con una gran cantidad de galeradas censuradas. La portada, en color rojo y negro, de gran formato, reproducía un dibujo en el que aparecía un sonriente Durruti, sosteniendo la bandera rojinegra. El número 1 no está fechado, la redacción y administración se situaban en Rambla de las Flores número 1- 1º. El diario aparecía como portavoz de Los Amigos de Durruti. Se citaba a Balius como director, y a Eleuterio Roig, Pablo Ruiz y Domingo Paniagua como redactores. El artículo más interesante, firmado por Balius, se titulaba "Por los fueros de la verdad. No somos agentes provocadores", en el que éste se lamentaba de los insultos y ataques procedentes de las propias filas confedérales. Citaba la octavilla y el manifiesto lanzados en mayo, que afirmaba no reproducir para evitar su segura e inevitable censura. Atacaba directamente a Solidaridad Obrera[87][88] por su ensañamiento con Los Amigos de Durruti, y negaba la calumnia vertida por la dirección cenetista: "no somos agentes provocadores".

            El segundo número, en el que no aparecía ninguna galerada censurada, tiró quince mil ejemplares[88][89]. En portada, en color, salía un dibujo conmemorativo de la muerte de Ascaso en el asalto al cuartel de Atarazanas. El número estaba fechado en Barcelona, el miércoles 26 de mayo de 1937. En esa portada se decía lo siguiente:

"El trato indigno que nos dan en censura, nos obliga a burlarla. Es una vergüenza y una ignominia la desfachatez de tacharnos los comentarios más insignificantes. No podemos ni queremos tolerarlo ¡Siervos no!".

            Así pues el número no fue sometido a la censura, y fue publicado clandestinamente[89][90]. En este número destacaba la denuncia de las consignas lanzadas por la UGT, el sindicato controlado por los estalinistas, que había expulsado de sus filas a los plumistas, y que pedía a la CNT que hiciera lo mismo con Los Amigos de Durruti. No se publicaba ningún artículo firmado por Balius. Destacaban sin embargo dos artículos, no tanto por su importancia intrínseca como por la mentalidad que demostraban. Uno de ellos, firmado por "Fulmen" establecía un paralelismo entre la revolución francesa de 1793 y la española de 1937, entre Marat y Balius, entre los jacobinos y los durrutistas. El otro artículo, sin firma, denunciaba una serie de personalidades destacadas del catalanismo, que vivían en París, cobrando sueldos de la Generalidad. Se hacía, por otra parte, una comparación, populista y demagógica, de los sueldos cobrados por Companys y otros políticos con los sueldos de los milicianos y las dificultades financieras para sostener la guerra. Ambos artículos son interesantes en cuanto señalan una mentalidad obrerista, demagoga, que parece ser que conectaba muy bien con las dificultades económicas y penalidades cotidianas de las clases populares, y que no es frecuente en el resto de la prensa de la época. Podemos decir que se trata de un rasgo característico de El Amigo del Pueblo. El editorial de este número, que aparecía en la contraportada, titulado "El gobierno Negrín", denunciaba la formación de un gobierno contrarrevolucionario, propiciado por el partido comunista, consecuencia de las jornadas de mayo, que tenía por objetivo inmediato el desarme de la clase trabajadora y la formación de un ejército burgués. El editorial calificaba la resolución de la crisis gubernamental del gobierno de Valencia como un claro ejemplo de intervencionismo colonial [se sobrentendía que ruso]. Balius fue encarcelado (hacia mediados de junio), sin fianza, por este editorial, aunque no llegó a ser procesado, ya que el Tribunal encargado de hacerlo decretó su libertad. A los quince días de salir en libertad (hacia mediados de octubre) fue encarcelado de nuevo (a primeros de noviembre) durante dos meses, como preso gubernativo, y puesto a disposición del comisario Burillo[90][91]. Sólo se libró de una tercera detención debido a que se ausentó de Barcelona para evitarlo.

            El número 3 estaba fechado el 12 de junio de 1937, en Barcelona, ya sin color. Este número parecía mucho más combativo y sus artículos tenían más garra. Se denunciaba el asesinato de varios militantes anarquistas, se citaba el texto de la octavilla lanzada en mayo, explicando su contenido programático. Se anunciaba que se estaba en vísperas de acontecimientos decisivos para el futuro de la revolución, que corría un gran peligro inmediato[91][92]. Venía un artículo sin firma, atribuible a "Fulmen", sobre la Revolución Francesa; una noticia sobre los éxitos militares del anarquista Cipriano Mera en el frente de Madrid; unos poemas de Eleuterio Roig; un artículo de Santana Calero en el que afirmaba que imitar a Durruti no significaba claudicar, sino defender las posiciones ideológicas de éste sobre la necesidad de ganar la guerra para ser libres; la reproducción del discurso radiofónico de Durruti del 4 de noviembre; un artículo demagógico sobre el frente de Aragón y la retaguardia; una denuncia tajante de las últimas manifestaciones de Peiró, referentes a la instauración de una república como la anterior al 19 de julio; y sobre todo, lo más interesante, un artículo titulado "En torno de las Jornadas de Mayo" en el que Los Amigos de Durruti retiraban el calificativo de "traidores", que vertieron en el Manifiesto del 8 de Mayo contra los comités dirigentes de la CNT, al tiempo que exigían que se retirase el calificativo de "agentes provocadores" que la CNT lanzó contra Los Amigos de Durruti.

            En el número 4, fechado el 22 de junio de 1937, se daba la noticia de la detención sin fianza de Balius. En portada destacaba la exposición del programa reivindicativo de la  Agrupación (reelaborado ya varias veces desde su primera exposición en el manifiesto de finales de marzo del 37), que proponía unas medidas draconianas, como la sindicación forzosa, la depuración de la retaguardia, el racionamiento, el armamento del proletariado, la disolución de los cuerpos represivos, etc..., que pretendían defender una revolución amenazada por la reacción, y ganar la guerra a los fascistas:

"Nosotros, "agentes provocadores e irresponsables", propugnamos:

Dirección de la vida económica y social por los Sindicatos.

Municipio Libre.

El ejército y el orden público han de estar controlados por la clase trabajadora.

Disolución de los Cuerpos Armados. Mantenimiento de los Comités de Defensa y de las

Consejerrías de Defensa.

Las armas han de estar en poder del proletariado. Los fusiles son la garantía máxima de las conquistas revolucionarias. Nadie más que la clase trabajadora puede disponer de ellas.

Abolición de las jerarquías. Batallones de fortificación integrados por los enemigos del proletariado.

Sindicación forzosa. Bolsa de Trabajo. Cese de recomendaciones para conseguir trabajo. Carta de racionamiento. Trabajo obligatorio. En la retaguardia se ha de vivir para la guerra.

Socialización de todos los medios de producción y cambio. Lucha a muerte contra el fascismo y sus encubridores. Depuración de la retaguardia. Creación de los Comités de vecinos. Implantación inmediata del salario familiar sin excepciones burocráticas. La guerra y la revolución han de alcanzar a todos por igual. Supresión del Parlamento burgués. Suspensión de pasaportes.

Movilización frente a la contrarrevolución.

Desobediencia total a las medidas coactivas del Estado, tales como la aplicación de la censura, desarme de los trabajadores, incautación de las emisoras de radio por el Estado, etc.

Oposición decidida a que los medios de producción sean Municipalizados, mientras la clase trabajadora no sea dueña absoluta del país.

Retorno al sentido ampliamente revolucionario de nuestras organizaciones.

Oposición total a la colaboración gubernamental por ser totalmente contraproducente para la emancipación del proletariado.

Guerra a muerte a los especuladores, a los burócratas, a los causantes del alza de las subsistencias.

En pie de guerra contra todo armisticio." 

            Ya en la página 2, aparece el siguiente anuncio o recordatorio:

"Programa revolucionario de la Agrupación Amigos de Durruti:

Una Junta Revolucionaria.

El Poder económico a los Sindicatos.

Los Municipios Libres.

Queremos llenar una etapa.

Somos anarquistas."

            Se publicaba además el habitual poema de Eleuterio Roig, el acostumbrado artículo de "Fulmen" sobre la Revolución Francesa y un artículo de Santana Calero que llamaba a las Juventudes Libertarias y a la FAI a actuar en los sindicatos, e incidía en la necesidad de ganar la guerra y hacer la revolución al mismo tiempo. Destacaba, sin duda, un memorable artículo de Jaime Balius titulado "En defensa propia. Necesito una aclaración". En este artículo Balius se defendía de la acusación de marxista, que los dirigentes y la prensa cenetista le lanzaban como el peor de los insultos posibles.

            En el número 5 de El Amigo del Pueblo, fechado el 20 de julio de 1937, presentaba un formato más reducido, y llevaba aún la misma dirección de la administración y redacción del periódico que en el número 1, pese a que la sede de la administración había sido clausurada por la policía y el periódico se editaba clandestinamente. Se trataba de una labor de desinformación contra las indagaciones de la policía, que creía que El Amigo del Pueblo probablemente se imprimía ya en Francia, en Perpignan o Montpellier, con ayuda de los anarquistas franceses, aunque en realidad seguía imprimiéndose en Barcelona. A partir de este número, y en los sucesivos números de El Amigo del Pueblo, todos los artículos aparecieron sin firma, excepto alguno que aún fue publicado bajo seudónimo. El encarcelamiento de Balius no supuso en ningún momento que cesara su colaboración en los editoriales, o incluso mediante artículos escritos en la cárcel.

            El número 5 es uno de los más interesantes de El Amigo del Pueblo. En primera página aparece un artículo titulado: "Una teoría revolucionaria". Sólo este editorial sería suficiente para destacar la importancia política e histórica de Los Amigos de Durruti, no sólo en la historia de la guerra civil, sino de la ideología ácrata. En el editorial, Los Amigos de Durruti atribuían el avance de la contrarrevolución y el fracaso de la CNT, tras su triunfo innegable y absoluto de julio del 36, a una sola razón: la ausencia de un programa revolucionario. Y esa había sido también la causa de la derrota de Mayo del 37. La conclusión a la que habían llegado es definida con una enorme claridad:

"La trayectoria descendente [de la revolución] ha de atribuirse exclusivamente a la ausencia de un programa concreto y de unas realizaciones inmediatas y que por este hecho hemos caído en las redes de los sectores contrarrevolucionarios en el preciso momento en que las circunstancias se desenvolvían netamente favorables para una coronación de las aspiraciones del proletariado. Y al no dar libre cauce a aquel despertar de julio, en un sentido netamente de clase, hemos posibilitado un dominio pequeño-burgués que de ninguna de las maneras podía producirse si en los medios confedérales y anarquistas, hubiese prevalecido una decisión unánime de asentar el proletariado en la dirección del país. [...] cometiéndose la simpleza de que una revolución de tipo social podía compartir sus latidos económicos y sociales, con los factores enemigos. [...]

         En mayo se volvió a plantear el mismo pleito. De nuevo se ventilaba la supremacía en la dirección de la revolución. Pero los mismos individuos que en julio se atemorizaron por el peligro de una intervención extranjera, en las jornadas de mayo volvieron a incurrir en aquella falta de visión que culminó en el fatídico "alto el fuego" que, más tarde, se traduce, a pesar de haberse concertado una tregua en un desarme insistente y en una despiadada represión de la clase trabajadora.[...]

         De manera que, al despojarnos de un programa, léase comunismo libertario, nos entregamos por entero a nuestros adversarios que poseían y poseen un programa y unas directrices [...] a los partidos pequeño-burgueses había que aplastarlos en julio y en mayo. Opinamos que cualquier otro sector, en el caso de disponer de una mayoría absoluta como la que poseíamos nosotros, se hubiera erigido en árbitro absoluto de la situación.

         En el número anterior de nuestro portavoz precisábamos un programa. Sentamos la necesidad de una Junta revolucionaria, de un predominio económico de los Sindicatos y de una estructuración libre de los Municipios. Nuestra Agrupación ha querido señalar una pauta por el temor de que en circunstancias similares a julio y mayo, se proceda de una manera idéntica. Y el triunfo radica en la existencia de un programa que ha de ser respaldado, sin titubeos, por los fusiles.[...]

         Las revoluciones sin una teoría no siguen adelante. "Los Amigos de Durruti" hemos trazado nuestro pensamiento que puede ser objeto de los retoques propios de las grandes conmociones sociales, pero que radica en dos puntos esenciales que no pueden eludirse. Un programa y fusiles."

            Este texto es fundamental, marca un hito en la evolución del pensamiento anarquista. Los conceptos teóricos aquí vertidos, sólo esbozados muy confusamente con anterioridad, se expresan ahora con una claridad cegadora. Y estas conquistas teóricas serían, más tarde, repetidas y razonadas en el folleto de Balius Hacia una nueva revolución. Pero aquí aparecían por primera vez. Y a nadie puede escapar su novedad e importancia dentro del pensamiento anarquista. Los Amigos de Durruti habían asumido viejos conceptos teóricos, que habían conquistado tras una dolorosa experiencia histórica, en el transcurso de una guerra civil y un proceso revolucionario, que había mostrado descarnadamente las contradicciones y las necesidades de la lucha de clases. ¿Acaso podemos creer que esta evolución del pensamiento político de Los Amigos de Durruti pueda atribuirse, seria y documentadamente, a la influencia de un grupo ajeno, sean trosquistas o poumistas? Es innegable que se trata de una evolución atribuible únicamente a la propia Agrupación de Los Amigos de Durruti, que en el análisis de la situación política e histórica habían llegado a la conclusión de la necesidad, ineludible en una revolución, de establecer una Junta Revolucionaria. Los Amigos de Durruti, por supuesto, no utilizaban la terminología propia del marxismo[92][93], sino que empleaban otro vocabulario, propio de la ideología ácrata: y ese vocabulario, con el que exponen el concepto  de "dictadura del proletariado", es una prueba más de que estamos ante una evolución interna de la Agrupación, y no ante un proceso de colonización o captación por parte de un grupo ajeno. La realidad social e histórica es lo bastante tozuda, y lo suficientemente dura, como para que el abecé de la teoría revolucionaria pueda cuajar en un grupo revolucionario que simplemente mantenga los ojos abiertos y la mente despierta.

            En este mismo número se publicaba un análisis sobre los acontecimientos posteriores a mayo, en el que se denunciaba el encarcelamiento y proceso de militantes del POUM por los estalinistas, y la destrucción de las colectividades. Se hacía una hiriente comparación con la tranquilidad en la que vivían las clases medias, caldo de cultivo de los estalinistas, mientras se perseguía a los trabajadores revolucionarios. Aparecía también el acostumbrado artículo de "Fulmen" sobre la Revolución Francesa, en el que trazaba un interesante contraste entre el proceso revolucionario francés y el español. Destacaba por fin un largo artículo en el que se denuncian los intentos fallidos de expulsión de Los Amigos de Durruti, por parte de los Comités dirigentes de la CNT.

            El número 6 de El Amigo del Pueblo estaba fechado en Barcelona, el 12 de agosto de 1937. El editorial se titulaba "Necesidad de una Junta revolucionaria", en el que incidiendo en el editorial del número anterior sobre la necesidad de una teoría revolucionaria, se afirmaba que en julio del 36 faltó la constitución de una Junta revolucionaria:

"Del movimiento de julio hemos de sacar la conclusión de que a los enemigos de la revolución se les ha de aplastar sin compasión. Este ha sido uno de los errores capitales que estamos ahora pagando con creces. Esta misión de carácter defensivo correrá a cargo de la Junta revolucionaria, que ha de ser inexorable con los sectores adversos. [...]

         La importancia de la constitución de la Junta revolucionaria es grandiosa. No se trata de una elucubración más. Es la resultante de una serie de fracasos y de desastres. Y es la rectificación categórica de la trayectoria seguida hasta el momento actual.

         En julio se creó un comité antifascista que no respondía a la envergadura de aquella hora sublime. ¿Cómo podía desarrollarse el embrión surgido de las barricadas, con un codo a codo de amigos y enemigos de la revolución? No era el comité antifascista, por su composición, el exponente de la lucha de julio[93][94].

         [...] somos partidarios de que en la Junta revolucionaria solamente participen los obreros de la ciudad, del campo y los combatientes que en los instantes decisivos de la contienda se hayan manifestado como paladines de la revolución social. [...]

         La agrupación "Los Amigos de Durruti" que supo hacer una crítica exacta de las jornadas de mayo, sienta, desde este momento, la necesidad de la constitución de una Junta revolucionaria, tal como nosotros la concebimos, y la creemos indispensable para defender la revolución [...]."

            La evolución del pensamiento político de Los Amigos de Durruti es ya imparable. Tras el reconocimiento de la necesidad de la dictadura del proletariado, la siguiente pregunta que se plantea es ¿quién ejercerá esa dictadura del proletariado? La respuesta es una Junta revolucionaria, que es definida acto seguido como la vanguardia de los revolucionarios. Y su papel, no podemos creer que sea diferente al atribuido por los marxistas al partido revolucionario.

            Sin embargo, "Munis" en el número 2 de La Voz Leninista, criticaba este número 6 de El Amigo del Pueblo, porque apreciaba en sus afirmaciones un retroceso respecto a las mismas formulaciones hechas por la Agrupación de Los Amigos de Durruti durante, e inmediatamente después, de las jornadas de mayo.

            En este mismo número se publicaba una nota sobre el proceso contra el POUM y sobre el asesinato de Nin, del que se responsabilizaba al gobierno en funciones; el acostumbrado artículo sobre la Revolución Francesa, y otros de menor interés. En la última página aparecía una indicación de imprenta "Imp. Libertaria-Perpignan", que con toda probabilidad se trataba de una falsa pista para la policía, puesto que El Amigo del Pueblo seguía imprimiéndose en Barcelona[94][95].

            El número 7 del periódico estaba fechado en Barcelona, el 31 de septiembre[95][96], y destacaban varios artículos dedicados a la represión desatada por los estalinistas en Aragón, tras la disolución del Consejo de Aragón y las colectividades anarquistas; a desmentir las falsas afirmaciones sobre Los Amigos de Durruti, vertidas por Agustín Souchy en un folleto anónimo, editado por ediciones Ebro; contra el restablecimiento de la libertad de cultos, contra el desmesurado aumento de las subsistencias, etc... Destacaba una nota humorística, muy expresiva de los tiempos que corrían, que rezaba del siguiente modo: 

"Proponemos la inmediata expulsión de nuestras Organizaciones de unos individuos llamados Miguel Bakunin, Pedro Kropotkine, Sebastián Faure, Enrique Malatesta y Ricardo Mella.

         Como compensación a esta expulsión proponemos se organice un homenaje a los "intervencionistas" por haber logrado vencer el peligro contrarrevolucionario.

         Nuestra "ortodoxia" nos hace incompatibles con los que facilitan conceptos y material a los "incontrolados", al tiempo que nos hace admirar la gloriosa "infalibilidad" de los grandes intérpretes de las "circunstancias"."

            El editorial analizaba el significado de las Jornadas de Mayo, que para Los Amigos de Durruti fueron una insurrección que pretendía rectificar los errores cometidos desde julio. Se clamaba contra las posiciones intermedias de algunos destacados militantes anarquistas, que con su renuncia "a las tentaciones totalitarias" no hacían más que renunciar a la implantación del comunismo libertario. Se insistía una y otra vez en que los anarquistas debían aprender de la experiencia vivida:

"Se renuncia a las soluciones totalitarias. ¡Se ha dado un carácter oficial a la decisión de omitir la implantación del comunismo libertario! El papel que va a jugar el anarquismo - según declaraciones de camaradas que ocupan cargos de responsabilidad- es el de que ningún sector antifascista se aproveche en beneficio propio [...]. ¡Ni dictaduras ni democracias! se afirma. ¿A dónde vamos? Sin un programa propio corremos el peligro de continuar siendo un apéndice de la democracia burguesa y nos exponemos a ser víctimas de cualquier sector que opere con audacia. [...]

         Nuestra hora presente ha de cifrarse exclusivamente en las enseñanzas vividas. Si nos empeñamos en cerrar los ojos a la realidad, que aún resuma en los campos de batalla, en las cárceles, y en el conjunto de la arremetida contrarrevolucionaria, seremos descartados brutalmente de la arena peninsular.

         Aún podemos salvar la revolución. [...] La experiencia es durísima y de ella hemos de deducir que nos hemos de imponer con la contundencia de los fusiles y que hemos de aniquilar las fuerzas que son enemigas de la clase trabajadora y de la revolución.

         No olvidemos la experiencia vivida. En ello radica nuestra salvación."

            No cabe la excusa de un "deus ex maquina": Los Amigos de Durruti eran anarquistas, que habían aprendido las lecciones que les había enseñado la durísima experiencia vivida. Las innovaciones que aportaban a la teoría anarquista puede que fueran viejos postulados marxistas, que a su vez eran sólo enseñanzas elementales de la lucha de clases. Pero mal negocio hace quien se contenta con utilizar etiquetas, y con ello da por saldada la cuestión. Si la experiencia vivida por el proletariado en la lucha de clases no sirve para enmendar los errores, si la historia no sirve para aprender de las luchas pasadas, estamos afirmando la prioridad del dogma y la fe, estamos negando validez alguna a la experiencia y a la historia.

            El editorial del número 8 de El Amigo del Pueblo , fechado en Barcelona el 21 de septiembre de 1937, insistía en la necesidad de un programa para que la revolución pudiera triunfar, así como en conceptos expresados ya anteriormente, que no aportaban ninguna novedad. El resto de artículos, más o menos interesantes, trataban diversos temas: sobre abastos, contra el nacionalismo conmemorado en la festividad del 11 de septiembre, sobre el frente de Aragón, sobre el reingreso de Ángel Pestaña en la CNT.

            En el número 9, fechado el 20 de octubre de 1937, salió un manifiesto, que hacía las veces de programa de la Agrupación, que fue muy controvertido, por lo que el número 10, fechado el 8 de noviembre de 1937, publicó un editorial en su defensa. En ese mismo número se saludaba la aparición de Alerta, calificada como una publicación ideológicamente próxima. Destacaba la inquina contra Comorera, ferozmente criticado por su política como responsable de Abastos, y por haber llamado "tribus" a los luchadores del 19 de julio. Se daba noticia del nuevo encarcelamiento de Balius "tras un lapso de libertad que apenas ha durado quince o veinte días"[96][97], condenado como director de El Amigo del Pueblo, convertido en periódico clandestino porque se había negado a someterse a la censura a partir del número 2. Los artículos más interesantes se titulaban "Hay que hablar claro" y "Un momento histórico". El primero rebatía, en clave humorística, las consabidas acusaciones lanzadas por la CNT contra los miembros de la Agrupación, calificados de "incontrolados, provocadores y contrarrevolucionarios". El artículo, tras defender a los miembros de la Agrupación y recordar su pasado revolucionario y combativo, se negaba de forma harto significativa a lanzar acusaciones de ningún tipo contra la CNT y la FAI, porque "eso sería envenenar las aguas de la fuente a la que todos hemos de acudir". En este artículo se apreciaba la concepción enormemente limitada que Los Amigos de Durruti tenían de su propio combate. Se limitaban a criticar con guantes de seda a los dirigentes "descarriados" de la CNT, y su mayor éxito se limitaba a evitar la expulsión de los Sindicatos. Consideraban que, tarde o temprano, había de imponerse la unidad de los dos caminos divergentes del anarcosindicalismo, porque de otro modo no podrían evitar ser aplastados por la dictadura estalinista. En este artículo se constataba que la Agrupación se alejaba cada vez más de las posiciones radicalizadas de mayo. El segundo artículo que merece ser comentado, titulado "Un momento histórico", analizaba el curso desfavorable de la guerra, jalonado por un constante avance victorioso de los fascistas, que gozaban del apoyo internacional. Se preguntaban Los Amigos de Durruti la razón por la que habían caído provincias enteras en Málaga o en el Norte, sin procederse a la destrucción de almacenes, industrias, o víveres, que habían servido de botín al enemigo. La Agrupación constataba que la guerra se había perdido en el frente de Aragón, ante la negativa del gobierno central a dar armas, porque hubiera sido dárselas a la CNT. La guerra  estaba plagada de traiciones, porque la oficialidad no había sido depurada, porque en la retaguardia faltaba una moral de lucha, y porque los políticos burgueses sólo pensaban en amasar una pequeña fortuna en el extranjero. Los Amigos de Durruti hacían un llamamiento a los trabajadores para ganar la guerra, que sintetizaban en los siguientes diez puntos: l) Constitución de una JUNTA REVOLUCIONARIA. 2) Todo el poder económico para los sindicatos. 3) Socialización de la producción y del consumo. 4) Implantación de la carta del productor. 5) MOVILIZACIÓN DE TODA LA POBLACIÓN. 6)DEPURACIÓN DE LA RETAGUARDIA. 7) Control del ejército por los trabajadores. 8) Salario familiar. Abolición de todos los privilegios. 9) Municipio libre. Orden público en manos de los trabajadores. 10)  Racionamiento absoluto del consumo.

Sin embargo se trataba sólo de una mera recopilación de reivindicaciones. No se decía como se conseguirían, ni qué táctica se utilizaría para combatir por ellas. Se trataba pues, de la simple exposición de un programa teórico para ganar la guerra, que estaba fuera de las posibilidades reales del grupo, que por otra parte no se las planteaba seriamente, sino como un instrumento propagandístico o reivindicativo. Pero la dirección de la guerra, o el control del ejército, o la socialización de la economía, o el control del orden público, que en definitiva no eran sino facetas diversas del ejercicio del poder, no podían ser sólo meras reivindicaciones; porque el poder no se solicita, se toma. Por lo tanto podemos afirmar que la Agrupación estaba, en estos momentos, muy lejos de jugar papel alguno. Parecía haber perdido el rumbo: se estaba convirtiendo en la sombra de si misma. El programa y las reivindicaciones, que podían ser válidas antes de mayo, eran ahora una triste caricatura, y daban fe de la absoluta impotencia de la Agrupación, en una situación que ya era plenamente contrarrevolucionaria.  

            El número 11 de El Amigo del Pueblo estaba fechado el sábado 20 de noviembre de 1937, aniversario de la muerte de Durruti, y estaba consagrado casi por completo a la conmemoración del popular héroe anarquista. De entre todos los artículos, dedicados a una glosa más o menos afortunada de la figura de Durruti, destacaba sin duda alguna el titulado "Comentando a Durruti" en el que se polemizaba con Solidaridad Obrera a propósito de la ideología e intenciones de Durruti. Según el articulista, la "Soli" afirmaba que Durruti estaba dispuesto a renunciar a todos los principios revolucionarios en aras de ganar la guerra. El articulista de El Amigo del Pueblo concebía tal afirmación como una aberración y el peor insulto que podía hacerse a la memoria de Durruti. La visión que daba la Agrupación sobre la ideología de Durruti[97][98] era todo lo contrario de la que ofrecía la "Soli":

         "Durruti no renunció nunca a la revolución. Si bien dijo que había que renunciar a todo, excepto a la victoria, se refería a que debíamos estar dispuestos a las mayores privaciones, a la vida inclusive, antes que el fascismo pudiera someternos.

         Pero en boca de Durruti el concepto de victoria no presupone el menor desglose de la guerra y la revolución. [...] No creemos y estamos convencidos de ello, que Durruti fuese partidario de que la clase, que lo ganó todo a costa de los mayores sacrificios, sea quien ceda constantemente y transija en provecho de la clase adversa. [...]

         Durruti quería ganar la guerra, pero tenía la vista puesta en la retaguardia. [...] Buenaventura Durruti no renunció nunca a la revolución. Los Amigos de Durruti tampoco renunciamos a ella."

El número 12 de El Amigo del Pueblo, fechado el 1 de febrero de 1938, fue el último número de El Amigo del Pueblo. Sin embargo Jordi Arquer, en su breve historia sobre Los Amigos de Durruti, afirma que se publicaron un total de 15 números; y además Balius, en su carta a Bolloten del 10 de junio de 1946, dice que se publicó hasta finales de 1938. Nuestra hipótesis, al afirmar que sólo se publicaron 12 números del portavoz de Los Amigos de Durruti, desde el 19 de mayo de 1937 hasta el 1 de febrero de 1938, se fundamenta en la afirmación de Balius, en el prólogo a la versión inglesa del folleto Hacia una nueva revolución, de que la última reunión de la Agrupación se realizó tras la publicación del citado folleto. Dado que en el número 12 de El Amigo del Pueblo se cita la reciente publicación del folleto Hacia... podemos asegurar que, tras la publicación del folleto en enero de 1938 y del número 12 del portavoz, el 1 de febrero de 1938, la Agrupación realizó su última reunión y prácticamente no realizó ya ninguna actividad durante el resto de la guerra. Esta hipótesis se vería además confirmada por el incremento intolerable de la represión a partir de febrero del 38, cuando se produjo la caída de la Sección bolchevique-leninista en manos de la policía, que llevó aparejada la detención del impresor Baldomero Palau, en cuya imprenta se editaba La Voz Leninista y El Amigo del Pueblo.

            Más tarde, en los años sesenta, se publicó una segunda serie, al parecer fruto del cobro de una herencia por parte de Balius. Esta segunda serie, de la que hemos consultado cuatro números, carece de interés. El nombre de Balius no aparece, y como director se cita a Pablo Ruiz. Su característica más acusada es la publicación en cada número de un cartel, para que los miembros del interior, en España, pudieran encolarlo en las paredes, a modo de propaganda clandestina.

            Después de mayo, aunque la Agrupación de Los Amigos de Durruti no fue formalmente ilegalizada, sufrió una dura represión

que se materializó en los sucesivos encarcelamientos de Balius como responsable de una publicación clandestina: El Amigo del Pueblo. Tras su segundo encarcelamiento Balius tuvo que huir de Barcelona durante algún tiempo para evitar un tercer período de prisión. Al no poder trabajar como periodista subsistió gracias a un empleo en la industria láctea, que le facilitaron sus compañeros del Sindicato de la Alimentación de la CNT. La represión también afectó a Bruno LLadó Roca, tras unos duros enfrentamientos con Josep Moix, alcalde de Sabadell y militante de ERC, que le acusaba de haber colocado el primero de mayo de 1937, en su despacho oficial, un cartel de Los Amigos de Durruti que incitaba a la subversión contra el gobierno de la Generalidad. Bruno Lladó fue cesado como concejal del ayuntamiento de Sabadell en la sesión consistorial del 22 de mayo de 1937[98][99]. En realidad no se trataba más que de un ajuste de cuentas del PSUC con la CNT, y de desplazar del poder local al movimiento libertario, como consecuencia de la nueva relación de fuerzas existente en Cataluña después de las Jornadas de Mayo. La temprana ofensiva de Josep Moix Regás (que en 1938 llegó a ministro del gobierno de la República) contra los anarquistas "extremistas" de Los Amigos de Durruti se vio favorecida por los poumistas locales, que en Sabadell mantenían amistosas relaciones de colaboración con el PSUC, y que habían manifestado su oposición a las algaradas de mayo, incluso en contra de la táctica del CE de su propio partido. A la represión del PSUC y de los republicanos contra Balius y LLadó, debemos sumar los ataques internos que Los Amigos de Durruti sufrían por parte de la CNT y de la FAI, que no sólo eran desmoralizadores, sino más efectivos. Pero esta represión "interna" en el seno del movimiento libertario alcanzó su punto culminante en el caso de Juan Santana Calero. Este militante libertario había sido secretario de las Juventudes Libertarias (JJ.LL.) en Málaga, y poco antes de la caída de esta ciudad había sido llamado a Barcelona para asistir a un acto conjunto de fraternización de las Juventudes Libertarias con la Juventud Comunista Ibérica (JCI del POUM), con vistas a constituir un Frente de la Juventud Revolucionaria, que marginaba a las estalinizadas Juventudes Socialistas Unificadas. Después de mayo del 37, con el inicio de la persecución del POUM, los intereses gubernamentales del movimiento libertario giraron hacia el alejamiento respecto a la JCI y su acercamiento a las Juventudes Socialistas Unificadas. Juan Santana Calero era además miembro de la Agrupación de Los Amigos de Durruti, y redactor de El Amigo del Pueblo. Santana Calero tenía, pues, demasiadas cosas en su contra para salir indemne del trance. El Comité Peninsular de las JJ. LL., y muy especialmente el "colaboracionista" Fidel Miró, le acusó de abandono del frente y de sus responsabilidades en Málaga, ante el avance de las tropas franquistas. Las JJ.LL. desvelaron públicamente su pertenencia a la Agrupación, y su condición de redactor de una publicación clandestina, en un momento de persecución policíaca de los redactores de El Amigo del Pueblo. Se trata posiblemente del único caso en el que, desde el propio seno del movimiento anarquista, se acusaba a un militante de redactar una hoja clandestina. Pero además esa acusación, al hacerse pública, se convertía en una delación a la policía. Así lo señaló Santana Calero en su escrito de defensa, que junto con los informes acusatorios del Comité Peninsular de las JJ.LL. debía presentarse al próximo congreso regional de las JJ. LL. de Cataluña[99][100]. Al final de la guerra, Juan Santana Calero murió en Valencia, enfrentado pistola en mano a las tropas franquistas que entraban en la ciudad. Si no hubiera sido acusado calumniosamente de abandonar Málaga ante el enemigo franquista, quizás no hubiera optado por tal suicidio[100][101].

            Después de mayo del 37 una represión selectiva, de los gobiernos republicano y de la Generalidad, y de los estalinistas, se abatió sobre el movimiento libertario; Los Amigos de Durruti sufrieron además las calumnias y la represión interna de los gerifaltes anarcosindicalistas.

 

8.- EL FOLLETO DE BALIUS: HACIA UNA NUEVA REVOLUCIÓN.

 

            El folleto Hacia una nueva revolución, con una gran tirada de ejemplares[101][102], pese a editarse clandestinamente, concretaba un programa que hasta ese momento era bastante impreciso. Balius comenzó a redactarlo hacia noviembre de 1937[102][103], y fue editado por la Agrupación Amigos de Durruti en enero de 1938[103][104]. Es sin duda el texto más elaborado de Los Amigos de Durruti, y por ello merece un comentario aparte.

         Las aportaciones teóricas más importantes del folleto, ya habían sido desarrolladas en los editoriales de El Amigo del Pueblo de los números 5, 6 y 7, esto es entre el 20 de julio y el 31 de agosto.

            El folleto no contiene, pues, grandes innovaciones teóricas. La única novedad radica, en todo caso, en la apropiación por parte de un grupo ácrata de unos conceptos, que el marxismo había sistematizado como el abecé más elemental de la teoría revolucionaria del proletariado. Por esta razón, el vocabulario empleado por Balius es distinto del utilizado por los clásicos marxistas. Pero veremos que no es demasiado difícil identificar un concepto ya conocido bajo unas palabras distintas.

            El folleto consta de 31 páginas[104][105], y está dividido en ocho capítulos. En el primer capítulo se trazaba una breve introducción histórica, en la que Balius daba una visión esperpéntica del período que va desde la dictadura de Primo de Rivera hasta octubre del 34. En el segundo capítulo se analizaban los acontecimientos que llevaron al alzamiento revolucionario del 19 de julio. Destacan algunas afirmaciones, no por contundentes menos ciertas:

         "Las armas las fue a buscar el pueblo. Se las ganó. Las conquistó con su esfuerzo propio. No se las dio nadie. Ni el gobierno de la República ni la Generalidad dieron un solo fusil"

            Es digno de subrayar el profundo análisis que hacían Los Amigos de Durruti de la revolución del 19 de julio del 36:

         "La inmensa mayoría de la población trabajadora estaba al lado de la CNT. La organización mayoritaria, en Cataluña, era la CNT. ¿Qué ocurrió para que la CNT no hiciese su revolución que era la del pueblo, la de la mayoría del proletariado?

         Sucedió lo que fatalmente tenía que ocurrir. La CNT estaba huérfana de teoría revolucionaria. No teníamos un programa correcto. No sabíamos a donde íbamos. Mucho lirismo, pero en resumen de cuentas, no supimos que hacer con aquellas masas enormes de trabajadores, no supimos dar plasticidad aquel oleaje popular que se volcaba en nuestras organizaciones y por no saber que hacer entregamos la revolución en bandeja a la burguesía y a los marxistas, que mantuvieron la farsa de antaño, y lo que es mucho peor, se ha dado margen para que la burguesía volviera a rehacerse y actuase en plan de vencedora.

         No se supo valorizar la CNT. No se quiso llevar adelante la revolución con todas sus consecuencias."

            Así pues, la revolución de julio fracasó, según Los Amigos de Durruti, porque la CNT carecía de una teoría y de un programa revolucionarios. Se han dado muchas razones, y diversas y variadas explicaciones desde el ámbito anarquista sobre la naturaleza de la revolución de julio; algunas tesis son más o menos atractivas, pero ni Vernon Richards, ni Semprún-Maura, ni "Abad de Santillán", ni García Oliver, ni Berneri, han sido tan claros y tajantes, ni han analizado con tanta profundidad la naturaleza de la revolución de julio, como lo hicieron Los Amigos de Durruti en el párrafo que acabamos de citar.

            Sin embargo, esto es sólo un botón de muestra, porque Los Amigos de Durruti, que no fueron teóricos brillantes, ni buenos organizadores, sino esencialmente gente de barricada, que defendían sus posiciones teóricas desde la reflexión de los hechos vividos, sin más brújula que su instinto de clase, llegaron, en el texto que leeremos a continuación, a uno de los mejores análisis coetáneos sobre la revolución española. Un análisis que merece ser meditado, y que no debemos etiquetar como anarquista o marxista, porque es el análisis de unos hombres que no juegan con palabras, sino con vidas, y en primer lugar las suyas:

         "Cuando una organización se ha pasado toda la vida propugnando por la revolución, tiene la obligación de hacerla cuando precisamente se presenta una coyuntura. Y en julio había ocasión para ello. La CNT debía encaramarse en lo alto de la dirección del país, dando una solemne patada a todo lo arcaico, a todo lo vetusto, y de esta manera hubiésemos ganado la guerra y hubiéramos ganado la revolución.

         Pero se procedió de una manera opuesta. Se colaboró con la burguesía en las esferas estatales en el preciso momento que el Estado se cuarteaba por los cuatro costados. Se robusteció a Companys y a su séquito. Se inyectó un balón de oxígeno a una burguesía anémica y atemorizada.

         Una de las causas que más directamente ha motivado la yugulación de la revolución y el desplazamiento de la CNT es el haber actuado como sector minoritario a pesar de que en la calle disponíamos de la mayoría.[...]

         Por otra parte afirmamos que las revoluciones son totalitarias por más quien afirme lo contrario. Lo que ocurre es que diversos aspectos de la revolución se van plasmando paulatinamente pero con la garantía de que la clase que representa el nuevo orden de cosas es la que usufructa la mayor responsabilidad. Y cuando se hacen las cosas a medias, se produce lo que estamos comentando, el desastre de julio.

         En julio se constituyó un comité de milicias antifascistas. No era un organismo de clase. En su seno se encontraban representadas las fracciones burguesas y contrarrevolucionarias. Parecía que enfrente de la Generalidad se había levantado el comité susodicho. Pero fue un aire de bufonada."

            En primer lugar hay que subrayar la definición que dieron del Comité Central de Milicias Antifascistas como un órgano de colaboración de clases, y no como el germen de un embrión de poder obrero. La coincidencia con Nin, en su artículo posterior a los Hechos de Mayo, era en este caso total[105][106]. Y por supuesto, Los Amigos de Durruti desconocían ese artículo.

            La crítica del colaboracionismo confederal en la salvación y reconstrucción del Estado se sumaba a la tautología de que el único deber de una organización revolucionaria es el de hacer la revolución.

            Hasta aquí todas las afirmaciones de Los Amigos de Durruti eran ortodoxamente anarquistas. Pero como consecuencia directa de estas afirmaciones, o quizás sería mejor decir, como consecuencia de las contradicciones de una CNT, enlodada en una labor tan ajena al anarquismo como era la de salvar y reconstruir un Estado capitalista en descomposición, llegamos a una notable conquista teórica de Los Amigos de Durruti: LAS REVOLUCIONES SON TOTALITARIAS. Si tal verdad de Pero Grullo estuviera en contradicción con el espíritu libertario, entonces cabría afirmar que una revolución anarquista es una contradicción irresoluble. Algo de eso vivieron los anarquistas en la España del 36.

            El folleto de Balius, en el siguiente capítulo, trataba de la insurrección revolucionaria de mayo.

            El razonamiento de Los Amigos de Durruti era tan claro y radical como preciso: los Hechos de Mayo tenían su causa en julio, PORQUE EN JULIO NO SE HIZO LA REVOLUCIÓN.

         "La revolución social en Cataluña podía ser un hecho. [...] Pero los acontecimientos tomaron otro giro. En Cataluña no se hizo la revolución. La pequeña burguesía, que en las jornadas de julio se escondió en las trastiendas, al percatarse de que el proletariado era nuevamente víctima de unos líderes sofistas se aprestó a dar la batalla."

            Su análisis del estalinismo, y del papel decisivo que jugó como punta de lanza de la contrarrevolución, era no sólo clarividente, sino que profundizaba además en la descripción de las capas sociales que le habían dado soporte. Cabe destacar sin embargo, que no se utilizaba jamás la palabra "estalinismo", sino los términos "socialismo" o "marxismo", con el significado evidente que hoy damos, desde un punto de vista histórico e ideológico, al vocablo "estalinismo":

         "El socialismo en Cataluña ha sido funesto. Han nutrido sus filas con una base adversa a la revolución. Han capitaneado la contrarrevolución. Han dado vida a una UGT mediatizada por el GEPCI. Los líderes marxistas han entonado loas a la contrarrevolución. Y en torno del frente único han esculpido frases, eliminando primeramente al POUM[106][107] y más tarde han intentado repetir la hazaña con la CNT. Las maniobras de la pequeña burguesía aliada de los socialistas-comunistas, culminaron en los sucesos de mayo."

            Según Los Amigos de Durruti los Hechos de Mayo fueron una provocación planificada, que buscaba crear un clima de indecisión, que posibilitara asestar a la clase trabajadoras un golpe decisivo, para de este modo terminar definitivamente con una situación potencialmente revolucionaria:

         "la contrarrevolución pretendía que la clase trabajadora descendiera a la calle en un plan de indecisión para aplastarla. En parte, lograron sus propósitos por la estulticia de unos dirigentes que dieron la orden de alto el fuego y motejaron a los Amigos de Durruti de agentes provocadores cuando la calle estaba ganada y eliminado el enemigo."

            La acusación lanzada contra los dirigentes anarquistas (aunque no se cita ningún nombre, no podemos dejar de pensar en García Oliver y Federica Montseny) no pretende ser un insulto, sino que describe adecuadamente su actuación durante las Jornadas de Mayo.

            Los Amigos de Durruti creían que la contrarrevolución había alcanzado su principal objetivo, que era el control del orden público por el Gobierno de Valencia.

            Es muy interesante la descripción y valoración de la respuesta obrera a la provocación estalinista, esto es, de los Hechos de Mayo, que hacen Los Amigos de Durruti:

             a) Se trataba de una reacción espontánea.

             b) No hubo una dirección revolucionaria.

             c) Los trabajadores habían logrado, en pocas horas, una victoria militar aplastante. Sólo resistían algunos edificios del centro de la ciudad, que podían tomarse fácilmente.

             d) La derrota de la insurrección no fue militar, sino política.

         "La lucha se decidió en pocas horas a favor del proletariado enrolado en la CNT, que como en julio defendía sus prerrogativas arma al brazo. Ganamos la calle. Era nuestra. No había poder humano que nos la pudiese disputar. Las barriadas obreras cayeron inmediatamente en nuestro poder. Y poco a poco el reducto de los contrincantes quedó circunscrito a una parte del casco de la población -el centro urbano- que pronto se hubiese tomado de no haber ocurrido la defección de los comités de la CNT."

            Acto seguido Balius justificaba la acción desarrollada por Los Amigos de Durruti durante la Semana Sangrienta de Mayo del 37: Los Amigos de Durruti, en una situación de indecisión y desorientación generalizada entre las filas obreras, lanzaron una octavilla y un manifiesto, con el propósito de dar una dirección revolucionaria y unos objetivos a los acontecimientos. Posteriormente la preocupación primordial de la Agrupación, ante la increíble postura apaciguadora y confraternizadora de la dirección confederal, fue la de no abandonar las barricadas sin condiciones ni garantías.

            Según Balius, en mayo aún se estaba a tiempo de salvar la revolución[107][108], y Los Amigos de Durruti fueron los únicos que supieron estar a la altura de las circunstancias. La ceguera de la CNT-FAI ante la represión que se abatiría impunemente sobre los trabajadores revolucionarios, había sido ya prevista por Los Amigos de Durruti.

            El siguiente capítulo del folleto se dedica al tema de la independencia de España. Todo el capítulo está impregnado de concepciones falsas, miopes o propias de la pequeña burguesía. Se defendía un nacionalismo barato y chato, con argumentaciones pobres y simplistas de política internacional. Así, pues, daremos carpetazo a este capítulo diciendo que Los Amigos de Durruti sostenían concepciones burguesas, simplistas y/o retrógradas sobre el nacionalismo[108][109].

            El capítulo dedicado al colaboracionismo y la lucha de clases es, por el contrario, de un gran interés. La colaboración en las tareas de gobierno del Estado burgués era la gran acusación lanzada por la Agrupación a la CNT. La crítica de Los Amigos de Durruti era incluso más radical que la de Berneri, porque éste criticaba la participación de la CNT en el Gobierno, mientras la Agrupación criticaba la colaboración de la CNT con el Estado capitalista. No se trata sólo de dos expresiones verbales con un ligero matiz diferencial, es toda una concepción política distinta la que late detrás. Leamos el folleto:

            "No se ha de colaborar con el capitalismo, ni desde fuera del Estado burgués ni dentro de las mismas esferas gubernamentales. Nuestro papel como productores se halla en los sindicatos, fortaleciendo los únicos estamentos que han de subsistir después de una revolución que encabecen los trabajadores. [...] Y frente a los sindicatos no puede mantenerse un Estado  -y mucho menos reforzarlo con nuestras propias fuerzas-. La lucha con el capital sigue en pie. Subsiste una burguesía en nuestro propio terruño que está en concomitancia con la burguesía internacional. El problema es el mismo que años atrás."

            Los Amigos de Durruti llegaron a afirmar que los      colaboracionistas eran aliados de la burguesía, que era tanto como decir que los ministros anarquistas y todos aquellos que propugnaban el colaboracionismo ERAN ALIADOS DE LA BURGUESÍA:

         "Los colaboracionistas son aliados de la burguesía. Los individuos que propugnan tales concomitancias no sienten la lucha de clases ni la menor estima por los sindicatos. En ningún instante ha de aceptarse la consolidación de nuestro adversario. Al enemigo hay que batirlo. [...] Entre explotadores y explotados no puede haber el menor contacto. Sólo en la lucha se ha de decidir quien se impondrá. O los trabajadores o los burgueses. Pero de ningún modo ambos a la vez."         

            Pero sin embargo, la Agrupación no dio nunca el siguiente y definitivo paso, que no podía ser otro que la ruptura con una organización de naturaleza colaboracionista, que se había mostrado incapaz de frenar y acabar con esa política de alianza con la burguesía. La Agrupación no se planteó nunca la ruptura con la CNT[109][110], y la denuncia de esta organización como una organización del capitalismo. No se sacaron todas las consecuencias de las premisas ideológicas planteadas. Era más fácil acusar a unos individuos, a unos dirigentes que propugnaban una política de colaboración con la burguesía, que llegar a la descarnada y dolorosa conclusión de que la CNT era una organización de colaboración con la burguesía, por su propia naturaleza sindical. No eran los ministros anarquistas quienes descarriaban a la CNT de sus principios, sino que era la CNT quien producía ministros. Pero la Agrupación consideraba que los sindicatos eran organizaciones de la lucha de clases. Ni siquiera la UGT catalana, estalinista hasta la médula, y mero instrumento del PSUC, el partido de la contrarrevolución, era considerada como un órgano de la burguesía. Era pues imposible que Los Amigos de Durruti dieran el paso decisivo. Si no podían reconocer la auténtica naturaleza de los sindicatos[110][111] como aparatos del Estado capitalista, tampoco podían plantearse la ruptura con la CNT. Muy al contrario, los sindicatos eran una pieza fundamental en las argumentaciones teóricas de la Agrupación. Sus acusaciones se lanzaban contra los individuos, no contra las organizaciones.

No se reconocía la ENFERMEDAD, ni sus causas, sólo algunos de lo síntomas[111][112].

            El folleto continúa con una exposición de las posiciones y el programa de Los Amigos de Durruti.

            Las principales y características posiciones políticas, de carácter táctico, se enumeraban de una forma incompleta, confusa e imprecisa, respecto a anteriores exposiciones, fruto quizás de una redacción apresurada, o bien del escaso eco que encontraban ya en aquel momento. Y eran las siguientes: 1.- La dirección de la guerra por los trabajadores, mediante una ejército revolucionario de trabajadores.  2.- Negación de la colaboración de clases, lo que significa fortalecer los sindicatos. 3.- Socialización de la economía. 4.- Anticlericalismo. 5.- Socialización de la distribución, mediante la supresión de la burocracia y el racionamiento total de los productos de consumo. 6.- Igualdad salarial. 7.- Justicia popular. 8.- Igualdad entre el campo y la ciudad, y defensa de las colectivizaciones agrarias. 9.- Control obrero del orden público.

            El programa se exponía sucintamente a partir de la experiencia de julio, que Los Amigos de Durruti dibujaban muy expresivamente como una insurrección triunfante, a la que faltó una teoría y unos objetivos revolucionarios:

         "No se supo qué camino seguir. Faltó una teoría. Habíamos pasado una serie de años moviéndonos en torno de abstracciones. ¿Qué hacer?, se preguntarían los dirigentes de aquella hora. Y se dejaron perder la revolución. En esos instantes supremos no hay que vacilar. Pero hay que saber a donde se va. Y este vacío lo queremos llenar nosotros, pues entendemos que no se puede repetir lo que ocurrió en julio y mayo.

         En nuestro programa introducimos una ligera variante dentro del anarquismo. La constitución de una Junta revolucionaria."

            La Junta revolucionaria era definida por la Agrupación como una vanguardia constituida para reprimir a los adversarios de la revolución:

         "La revolución a nuestro entender necesita de organismos que velen por ella y que repriman, en un sentido orgánico a los sectores adversos que las circunstancias actuales nos han demostrado que no se resignan a desaparecer.

         Puede que haya camaradas anarquistas que sientan ciertos escrúpulos ideológicos pero la lección sufrida es bastante para que no nos andemos con rodeos. Si queremos que en una próxima revolución no ocurra exactamente lo mismo que en la actual se ha de proceder con la máxima energía con quienes no están identificados con la clase trabajadora."

            Tras este preámbulo, Los Amigos de Durruti expusieron su programa revolucionario, que resumían brevemente en tres grandes puntos: 1.- Constitución de una Junta revolucionaria o Consejo Nacional de Defensa, que tendrá como misión la dirección de la guerra, el control del orden público, los asuntos internacionales y la propaganda revolucionaria. 2.- Todo el poder económico a los sindicatos: se trata de la formación de un auténtico capitalismo sindical. 3.- Municipio Libre, como célula básica de una organización territorial, a medio camino de la descentralización estatal y la típica concepción federal anarquista.

            El folleto finalizaba con un último apartado, que tenía el mismo título del folleto, en el que se hacía una afirmación realista y lapidaria: "la revolución ya no existe". Tras una larga retahíla de suposiciones y preguntas sobre el inmediato futuro, en las que se constataba la fuerza de la contrarrevolución, se lanzaba un tímido, utópico, voluntarioso, y quizás retórico llamamiento a una futura revolución capaz de colmar las esperanzas humanas y el ideal anarquista. Sin embargo, el triunfo de la contrarrevolución en la zona republicana, y la victoria de los fascistas en la guerra, eran ya inevitables, como reconoció Balius en el prólogo de 1978 (titulado "Forty Years Ago") a la versión inglesa de Hacia una nueva revolución.

 

 

9.- EL GRUPO FRANCO-ESPAÑOL DE LOS AMIGOS DE DURRUTI [113].

 

            Louis Mercier-Vega y Charles Carpentier, militantes anarquistas franceses, se unieron en julio de 1936 a la Columna Durruti, para luchar en el frente de Aragón. Con la llegada de numerosos voluntarios anarquistas extranjeros para combatir por la Revolución española, ambos fundaron el Grupo internacional de la Columna Durruti. El 17 de octubre de 1936 el grupo internacional fue diezmado en Perdiguero, tras duros combates con las tropas marroquíes. En la práctica se produjo la desaparición del Grupo internacional. Louis Mercier-Vega regresó a Francia para dedicarse a la organización de la ayuda a los milicianos que combatían por la revolución en España. Carpentier continuó en España, y participó en la lucha de las barricadas, en Barcelona, durante las jornadas de mayo del 37.

             En noviembre de 1937 Louis Mercier-Vega ("Charles Ridel"), Charles Carpentier, Lucien Feuillade ("Luc Daurat") y Guyard, se manifestaron en contra de las resoluciones y acuerdos del congreso de la Union Anarchiste[112][114](UA). El congreso se celebró del 30 de octubre al 1 de noviembre de 1937. En primer lugar se constató la necesidad de adoptar nuevas medidas organizativas para hacer frente al fuerte crecimiento del número de militantes y de la tirada de Le Libertaire, ya que ambos se habían cuadriplicado en el último año. Sin embargo el tema que centralizó y encrespó el debate del congreso fue el de la solidaridad con España. En realidad cuando las resoluciones aprobadas en el congreso afirmaban "la solidaridad total de la UA con España", lo que se estaba confirmando era la solidaridad y aprobación por parte de los anarquistas franceses del COLABORACIONISMO de la CNT y la FAI con el gobierno burgués y republicano español.

            "Ridel" inició el debate con la crítica de los errores más destacados de la UA, durante el último año, que para él eran éstos: 1.- El anarquismo debe ser un sector del movimiento obrero y no una filosofía. 2.- Ha de cambiarse la estructura organizativa, que cargaba todo el trabajo en los cinco o seis cargos de responsabilidad, en lugar de hacerlo en toda la organización. 3.- Era precisa una mayor coherencia política. 4.-Deploraba la insuficiente preparación del Congreso. 5.- Lamentaba la participación en el mitin del Velódromo de Invierno[113][115], de los estalinistas Cachin y Jouhaux[114][116]. 5.- Deseaba que se permitiera exponer en Le Libertaire las diversas posiciones políticas de los anarquistas españoles. En el congreso francés, el sector mayoritario pronunció frases dignas de figurar en una antología de los partidarios del colaboracionismo de los anarquistas con el Estado republicano. Dijo Servant, en respuesta a las críticas de "Ridel":

         "Si ha habido algún error de los anarquistas españoles, no es el de haber colaborado con el gobierno con los sectores políticos, sino el de no haber conservado dicha colaboración."

 

Del mismo modo, más lacónicamente, refiriéndose a la dejación de principios por parte de los anarquistas españoles, dijo Sail Mohamed:

         "Por un fusil, yo habría hecho todas las concesiones".

            Al final de la primera sesión el congreso rechazó la moción de "Ridel" que abogaba por la representación con plenitud de derechos de los grupos de fábrica, aprobando la moción que consideraba a esos grupos de fábrica como elementos de reclutamiento sin representación. Esto significaba que el anarquismo francés renunciaba a organizarse firmemente en las fábricas, y optaba por una organización de tipo local más adecuada al cultivo de la filosofía que de la lucha de clases.

            La segunda sesión se dedicó exclusivamente al debate sobre España. A la argumentación de Frémont, extremadamente comprensiva con la dejación de principios anarquistas en favor del colaboracionismo con el gobierno, le respondió, "Daurat" con la cuestión clave de la toma del poder en una revolución.

         "Creo que la cuestión debe plantearse en el terreno político. ¿Es imposible instaurar el comunismo libertario? Entre tomar el poder y participar en un gobierno Negrín o Caballero, hay una posición [de principios] mínima para los anarquistas, esto es, hacer un llamamiento a las organizaciones sindicales, crear un comité de coordinación, que halle una fórmula revolucionaria lógica para el período transitorio, y [que sea capaz de] organizar la dictadura del proletariado en un plano democrático mediante un gobierno de los sindicatos[115][117]. Sin embargo se objetará que existen partidos políticos con los cuales es necesario hacer una parte del camino. Creo que no hay que hacerse ilusiones y no perder de vista que los partidos burgueses no tienen más objetivo que abortar la revolución. En consecuencia, esa parte del camino debe cesar en algún momento. Recordemos los hechos de mayo y los anarquistas encarcelados. ¿La situación es tan desesperada que hay que implorar de París y Londres una paz honrosa? ¿O bien los anarquistas deben intentar reactivar la situación revolucionaria? En un reciente artículo en Le Libertaire Gaston Leval justifica los compromisos [del colaboracionismo], declara que era imposible vislumbrar otra cosa que no fuera un gobierno de síntesis (anarquistas, socialistas autoritarios y republicanos). ¿No sería mejor organizar la paz? ¿O revisar de arriba abajo nuestra doctrina? Parece que conviene no hablar de anarquismo en eso que ha dado en llamarse Revolución española. ¿Cuáles son en realidad las realizaciones españolas? ¿Las colectivizaciones de Aragón y Cataluña? Pero si están sometidas al gobierno burgués (Ascaso en prisión) y no son de hecho más que simples cooperativas. El principio de la democracia obrera exigía que después del 19 de julio se constituyeran comités de obreros CNT-UGT. La respuesta que se dio: "Estamos contra la toma del poder", es insuficiente y el anarquismo no debe ser abandonado por la dictadura del proletariado. Hay que constituir el gobierno de los sindicatos[116][118]."

 

            En definitiva lo que estaba defendiendo Lucien Feuillade ("Luc Daurat") eran las posiciones anarcosindicalistas como alternativa al colaboracionismo gubernamental. 

            Guyard mostró también su oposición a las posiciones de la mayoría del congreso, que aprobaban el colaboracionismo de los dirigentes anarquistas españoles:

"la participación ministerial de la CNT en el poder en España fue nefasta, hubo ministros anarquistas al mismo tiempo que había anarquistas en prisión. Hubo falta de energía por parte del ministro de Justicia, que pudo actuar de otro modo apoyado por las organizaciones sindicales."

            Fue muy interesante la intervención del delegado de "Paris 14" que tras afirmar que la participación anarquista en el gobierno fue nefasta y criticar las posiciones sobre la URSS y los estalinistas defendidas por Solidaridad Obrera y Catalunya, constató que la FAI se había convertido en un partido político más. En sus críticas contra las distintas organizaciones y dirigentes excluía expresamente a las Juventudes Libertarias y a Los Amigos de Durruti.

            Tras un largo, confuso y acalorado debate en el que la mayoría del congreso expuso ampliamente sus argumentaciones, Carpentier y "Ridel" intervinieron para resumir las posiciones encontradas sobre el caso español, que se habían puesto de manifiesto. En primer lugar expusieron su derecho a poder realizar las críticas que consideraban justas y oportunas de la FAI y de la CNT, sin que ello supusiera atacar o traicionar a nadie. Destacaron la existencia de una oposición al colaboracionismo en la propia España, encarnada en Los Amigos de Durruti. En segundo lugar manifestaron que era lógico decirles a quienes combatían a Franco que había que luchar hasta el final, y también había que combatir al gobierno republicano. En las intervenciones de la mayoría había llegado a decirse que en España no había habido revolución. En último lugar expusieron sus críticas a la catastrófica táctica de la FAI que aceptó compartir las responsabilidades gubernamentales en igualdad de condiciones con los partidos políticos pese a su superioridad numérica. Constaban la falta de preparación de la CNT-FAI y el divorcio existente entre la base y la dirección. Por otra parte, la existencia de ministros anarquistas impidió que las tropas del frente de Aragón bajaran a Barcelona en mayo del 37, y la falta de cooperación de los estalinistas había acabado en fracasos militares en Aragón.

            "Ridel" hizo una durísima crítica del movimiento anarquista:

"Hay que efectuar la crítica del movimiento [anarquista] español porque pone de relieve los defectos de todo el movimiento anarquista: ausencia de planificación económica, ausencia de programa. La colaboración de clases y gubernamental se ha mostrado impotente, habría de haberse llevado a cabo la amenaza de Durruti: "tomar el dinero del Banco de España"."

            "Ridel" mostró su acuerdo con "Daurat" al definirse no como antifascistas, sino como anticapitalistas. En su intervención "Ridel" rechazó tanto a los colaboracionistas como a los puristas. Según él la CNT podía unirse en la lucha con otros partidos políticos, pero nunca con partidos burgueses y en el seno de un gobierno burgués. Y acabó afirmando que:

           

         "Si es imposible que la clase obrera pueda hacer sola la revolución entonces la revolución es imposible".

            La sesión terminó con varias intervenciones de la mayoría entre las que destacaban las siguientes argumentaciones favorables a la política colaboracionista del anarquismo español: 1.- No podemos ni debemos constituirnos en un tribunal que juzgue a los camaradas españoles. 2.- La falta de armamento y el peso de las circunstancias impusieron la necesidad de colaborar con otros partidos y con el gobierno burgués en la lucha contra el fascismo. 3.- Si en mayo del 37 se hubiera proclamado el comunismo libertario los anarquistas habrían acabado siendo aplastados por el resto de organizaciones y por el gobierno republicano. 4.- No ha habido abandono de principios por parte de la CNT, no ha habido traición de los ministros anarquistas, se hizo lo único que se podía hacer. 5.- Era preferible el repliegue adoptado por el anarquismo español a su aplastamiento: esto ha permitido la colectivización de las empresas, que atestiguan el valor de las concepciones revolucionarias anarquistas.

            En la tercera sesión del congreso se debatió la acción del Comité pro España Libre, creado por la UA con el fin de extender y fortalecer la solidaridad internacional antifascista. Guyard y "Ridel" aprobaron la labor del Comité, objetando que ello no sancionaba el nuevo organismo que se proyectaba (la Solidaridad Internacional Antifascista (SIA)) y lamentando que los mítines del Velódromo de Invierno se hicieran sin una consigna común. El debate terminó con la aprobación de la creación del SIA.

            Por la tarde se trató el tema de la organización de la UA.

Frémont fue el encargado de abrir el debate. En su intervención intentó acallar las críticas de la oposición afirmando que la organización siempre tenía razón y que los desacuerdos parciales en determinados aspectos debían desaparecer frente al adversario:

         "Incluso en caso de desacuerdo, la solidaridad y el espíritu organizativo nos llevan a justificar públicamente las posiciones de la FAI".

            El congreso finalizó pues con la absoluta victoria de las tesis defendidas por la mayoría del congreso, marcado sin embargo por la firme defensa por parte de los disidentes "Ridel", "Daurat", Guyard y Carpentier de sus críticas a la deriva colaboracionista del movimiento anarquista español, refrendados ahora por el congreso francés de la UA.

            Por lo menos en Francia había sido posible la crítica abierta de las posiciones ideológicas del anarquismo de Estado, y había sacado a la luz la existencia de una oposición libertaria a la dejación de principios ácratas y al colaboracionismo de la CNT-FAI. Eso no había sido posible en España, donde los comités dirigentes habían intentado la expulsión de Los Amigos de Durruti, y en todo caso habían conseguido su ostracismo y clandestinidad. En Francia sólo fue posible el debate después que los anarquistas fueran desplazados (como había constatado "Ridel" durante el congreso) de las tareas gubernamentales. Pero en todo caso el resultado fue similar tanto en España como en Francia: la absoluta marginación de los disidentes por la mayoría, partidaria del colaboracionismo con los partidos burgueses, incluso en el seno de un gobierno capitalista.

            En febrero de 1938 Mercier Vega ("Ridel") fundó con "Luc

Daurat" (Lucien Feuillade), la revista Revision. En esta revista anarquista de teoría y análisis, en la que se expusieron y defendieron las posiciones de Los Amigos de Durruti, los disidentes del congreso pudieron desarrollar sus análisis sobre la situación internacional, así como interesantes temas de teoría política, fundamentalmente sobre la cuestión del Estado.

            En el primer número apareció un manifiesto firmado por Maire-Louise Berneri, Suzan Broido, "Luc Daurat" (Lucien Feuillade), René Dumont, Greta Jumin, Marester, Jean Meier, Jean Rabaud, "Charles Ridel" (Louis Mercier Vega) y Sejourne, que explicaba las razones que hacían necesaria la aparición de la nueva revista. La revista era considerada como una plataforma común de los jóvenes revolucionarios, que aunque de distintos credos políticos, ya fueran marxistas o anarquistas, coincidían en la necesidad de revisar y criticar las posiciones caducas, ya fueran de carácter oportunista o purista estrechamente asociadas al movimiento anarquista, ya fueran el sectarismo socialista o estalinista o bien la hipercrítica de las distintas oposiciones comunistas. La revista, aunque se declaraba libertaria, era independiente de cualquier organización o partido y se consideraba abierta no sólo a la crítica y el análisis de la realidad existente, sino también a la teorización de las experiencias revolucionarias rusa y española, así como del fenómeno fascista en Italia y Alemania.

            En el número 3 de la revista, fechado en abril de 1938, se publicó con carácter monográfico un estudio colectivo de los problemas referentes al Estado y la Revolución. Se trataba de un estudio, riguroso y muy interesante, de la cuestión del Estado y de los problemas que plantea una revolución proletaria, en el que se hacía una exposición crítica de las tesis socialistas, estalinistas y anarquistas. El estudio finalizaba en el número 4 de la revista. Como un apartado más de ese estudio sobre el Estado y la Revolución se hacía una exposición del programa de Los Amigos de Durruti, que por su destacado interés reproducimos en su totalidad:

         "En fin, la experiencia española al someter a la prueba de fuego de la práctica toda la doctrina anarquista, ha permitido a una organización catalana: Los Amigos de Durruti, establecer un programa simple y preciso en el que se plantea la cuestión de qué organismos deben responder a las necesidades de la lucha civil. Este programa se aproxima mucho a la concepción sindicalista; por otra parte, hace aparecer por primera vez en la ideología libertaria el concepto concreto de un órgano centralizado que debe enfrentarse a los peligros más apremiantes.

         Helo aquí, tal como Los amigos de Durruti lo han publicado[117][119]:

"I. Constitución de una Junta Revolucionaria o Consejo Nacional de Defensa. Este organismo se constituirá de la siguiente manera: los miembros de la Junta Revolucionaria se elegirán democráticamente en los organismos sindicales. Se tendrá en cuenta el número de camaradas desplazados al frente que necesariamente habrán de tener representación. La Junta no se inmiscuirá en los asuntos económicos, que atañen exclusivamente a los sindicatos.

         Las funciones de la Junta Revolucionaria son las siguientes:

a) Dirigir la guerra;

b) Velar por el orden revolucionario;

c) Relaciones internacionales;

d) Propaganda revolucionaria.

         Los cargos serán renovados periódicamente para evitar que nadie tenga apego al mismo. Y las asambleas sindicales ejercerán el control de las actividades de la Junta.

II. Todo el poder económico a los sindicatos. Los sindicatos han demostrado desde julio su gran poder constructivo. Si no se les hubiese relegado a un papel de segunda fila, hubieran dado un gran rendimiento. Serán las organizaciones sindicales quienes estructuren la economía proletaria.

         Teniendo en cuenta las modalidades de los sindicatos de industria y de las federaciones de industria, podrá además crearse un Consejo de Economía con el objetivo de coordinar mejor las actividades económicas.

III. Municipio Libre. (...) Los  Municipios se encargarán de las funciones sociales que se escapan de la órbita de los sindicatos. Y como vamos a estructurar una sociedad netamente de productores, serán los propios organismos sindicales quienes irán a nutrir los centros municipales. Y no habiendo disparidad de intereses no podrán existir antagonismos.

         Los Municipios se constituirán en federaciones locales, comarcales y peninsular. Los sindicatos y los Municipios establecerán relaciones en el área local, regional y nacional."

         Los Amigos de Durruti preconizan igualmente una serie de medidas como son: la lucha contra la burocracia y los salarios anormales; el establecimiento de un salario familiar; la socialización de la distribución y el racionamiento; el control sindical de las milicias; la organización de la policía por los sindicatos; la socialización agraria; una política internacional basada en los centros obreros del extranjero y en su acción; la alianza entre los sindicatos obreros de las diferentes tendencias con exclusión de los burócratas, arribistas y cargos sindicales de los partidos políticos; el rechazo a colaborar con las fuerzas burguesas y estatales, o reforzarlas del modo que sea.

         Creemos que éste es el primer programa concreto defendido públicamente por una tendencia anarquista, aplicado a una situación real y hecho con consignas precisas."

            Cabe destacar que Mercier-Vega subrayaba el carácter sindical, o si se quiere anarcosindicalista, del programa de Los Amigos de Durruti. Por otra parte cuando Mercier-Vega hacía alusión a las alianzas sindicales, tanto en sus intervenciones en el congreso de la UA, como en Revision, parece referirse a la UGT. Y en esto está malinterpretando a Balius, porque Los Amigos de Durruti, después de mayo del 37, sabían que la UGT en Cataluña era una organización sindical estalinizada con la que no era posible alianza alguna. Cuando Los Amigos de Durruti hablaban de sindicatos normalmente hacían referencia a los distintos sindicatos (del metal, del textil, de la alimentación, etc...) de la CNT, no a la UGT.

            En este mismo número 4 de Revision aparecía la convocatoria para el miércoles 6 de abril de 1938 de una conferencia de "Ridel", en París, sobre el tema "La posición y el programa de Los Amigos de Durruti".  Podemos afirmar pues, que Louis Mercier-Vega, tras el congreso de la UA de noviembre de 1937, se convirtió en propagandista y valedor de las posiciones y del programa de Los Amigos de Durruti en Francia.

            El número 5 de Revision se publicó en junio-julio de 1938, para no aparecer durante un año, a causa del alza de los precios de imprenta, del retroceso de movimiento obrero francés y de la debilidad del grupo editor.

            El 26 de enero caía Barcelona en manos de las tropas franquistas. En febrero se producía el paso de la frontera francesa por centenares de millares de exiliados españoles. Entre ellos Jaime Balius, que en la evasión del campo de concentración de la Tour de Carol perdió una maleta llena de documentos.

            En agosto de 1939, en el número 6 de Revision, se publicaron textos firmados por el Grupo franco-español de Los Amigos de Durruti. El grupo estaba formado por los exiliados españoles militantes de Los Amigos de Durruti y por los disidentes del congreso de la UA y redactores de la revista Revision. Los militantes más activos y destacados de este grupo franco-español fueron, sin duda alguna, Jaime Balius, Lucien Feuillade y Louis Mercier-Vega, que contaron además con el apoyo y solidaridad de André Prudhommeaux, director de L'Espagne nouvelle.

            El número 6 de la revista Revision apareció con el subtítulo de "correo de los campos de concentración" y publicó varios comunicados del Grupo franco-español de Los Amigos de Durruti. En realidad todo el número se dedica al tema español, a las condiciones de vida de los exiliados españoles en los campos de concentración y a manifestar la solidaridad y apoyo del grupo editor al programa defendido durante la guerra por Los Amigos de Durruti. La revista se hacía eco de la discriminación de que eran objeto los miembros de Los Amigos de Durruti por parte del SIA, porque se habían atrevido a publicar en Le Réveil Syndicaliste un artículo crítico con los dirigentes anarquistas españoles.

            Los documentos firmados por El Grupo franco-español (o también: Agrupación franco-española) de Los Amigos de Durruti, son los siguientes: 1.- "La evolución de la democracia francesa" (en francés).  2.- "Una nueva etapa. Somos los de siempre" (en español). 3.- "La tragedia española" (en español).

            También se publicó en este número un "Documento que la Comisión provisional de relaciones de los campos de concentración dirige a la Diputación permanente de las ex-Cortes republicanas españolas", publicado en español, al que da su adhesión la Agrupación de Los Amigos de Durruti, así como una serie de notas, noticias y artículos breves redactados en español, que aparecen sin firma alguna.

            Lo más importante de este número de Revision, fechado en agosto de 1939, es precisamente la constancia que da de la formación del Grupo franco-español de Los Amigos de Durruti, en el exilio francés, aunque la declaración formal de guerra con Alemania, y la consiguiente movilización general, a principios de septiembre, hicieron imposible la continuidad del Grupo.

            Por otra parte, en julio-setiembre de 1939, André Prudhommeaux decidió publicar un número triple de L'Espagne nouvelle, con el subtítulo de "L'Espagne indomptée", en el que aparecieron dos artículos de Balius, que analizaremos en el siguiente capítulo. En este mismo número de L'Espagne nouvelle aparecieron unos interesantes artículos firmados por A.P. (André Prudhommeaux), "Ridel", Hem Day, Malander y Ernestan, muy próximos a las posiciones críticas de Los Amigos de Durruti.

            También se publicó en inglés un artículo titulado "The Friends of Durruti accuse", firmado por "the Franco-Spanish Group of The Friends of Durruti", que apareció en el número de junio-julio de 1939 de Solidarity, órgano de la Anti-Parlamentary Communist Federation (APCF)[118][120]. La publicación del artículo de Los Amigos de Durruti se debió probablemente a Jane Patrick y Ethel MacDonald, que desde su permanencia en España entre octubre de 1936 hasta 1938, sostenían posiciones críticas respecto al colaboracionismo gubernamental de la CNT-FAI.

            Tanto en Francia como en Inglaterra la guerra de España supuso una revitalización y cierto auge del movimiento anarquista, pero también el surgimiento de posiciones enfrentadas, que les planteaba la necesidad de optar entre el reformismo de la dirección oficial cenetista o las posiciones críticas de Los Amigos de Durruti. Ya hemos visto que en Francia ello supuso la expulsión, en el congreso de la UA, del sector crítico formado entre otros por Ridel y Carpentier; en Inglaterra el proceso condujo a la escisión del sector anarquista en el seno del APCF, para formar la Glasgow Annarchist-Communist Federation.

            Tanto en Francia como en el Reino Unido André Prudhommeaux actuó como avalador y difusor de las posiciones críticas de Los Amigos de Durruti. Fue André Prudhommeaux[119][121] quien envió ejemplares de El Amigo del Pueblo a "Chazé"[120][122], que los tradujo y publicó en L'Internationale (que también publicó textos de Josep Rebull, que animaba una posición de izquierda en el seno del POUM). También fue, probablemente, André Prudhommeaux quien envió a su amiga Ethel MacDonald[121][123] el texto de Los Amigos de Durruti que se publicó en Solidarity.

 

10.- REFLEXIONES DE BALIUS DESDE EL EXILIO, EN 1939.

 

            Balius publicó, ya en el exilio, dos artículos en la revista anarquista francesa L'Espagne nouvelle[122][124]. El primero de ellos conmemoraba el tercer aniversario del 19 de julio. El segundo, publicado en septiembre de 1939, cuando Francia e Inglaterra ya habían entrado oficialmente en guerra con Alemania, estaba dedicado a Mayo del 37.

            Ambos artículos eran fruto de una larga y madura reflexión de Balius, que firmaba ambos artículos como "secretario de Los Amigos de Durruti".

            Destacan estos dos artículos por la precisión de las expresiones utilizadas y por su enfoque centrado en los problemas fundamentales planteados por la revolución española. Se nos presenta de este modo con suma claridad el pensamiento de Balius sobre la cuestión del poder, la función imprescindible de una dirección revolucionaria, y la necesidad de destruir el Estado e implantar en su lugar de una nueva estructura (en escritos anteriores se trataba de una junta revolucionaria) capaz de reprimir las fuerzas contrarrevolucionarias.

            En el artículo titulado "Julio de 1936: significado y posibilidades" salía al paso de quienes afirmaban que las jornadas de julio fueron sólo resultado de la lucha contra el alzamiento de los militares y los fascistas, es decir que "sin rebelión militar no hubiera habido movimiento popular armado". Balius por el contrario afirmaba que tal concepción era de carácter frentepopulista, fruto de la subordinación de la clase obrera a la burguesía republicana, que fue la causa principal de la derrota del proletariado. Balius constataba el rechazo de la burguesía republicana al armamento de los trabajadores para enfrentarse al alzamiento fascista:

         "En la misma Barcelona tuvimos que sufrir el asalto al Sindicato del Transporte por los esbirros de la Generalidad, que algunas horas antes de la batalla decisiva, todavía nos querían quitar los fusiles que habíamos tomado a bordo del Manuel Arnús, y que nos iban a servir para luchar contra los fascistas."

            Según Balius la victoria sobre los militares se produjo sólo en los lugares donde los obreros se enfrentaron decididamente, con las armas en la mano, y sin pactos de ningún tipo con la pequeña burguesía, a los fascistas. Allí donde, como en Zaragoza, los obreros dudaron, o pactaron, se produjo el triunfo de los fascistas.

            El problema más importante que se planteó en julio del 36 no fue, para Balius, el del triunfo de los militares en algunas zonas de España. El problema más importante se había planteado en la zona republicana: ¿quién tomaba el poder, quién dirigía la guerra? Sólo habían dos respuestas: la burguesía republicana o el proletariado:

 

         "Pero el problema más importante se planteaba en nuestra zona. Se trataba de decidir quien había vencido. ¿Eran los trabajadores? En ese caso, la dirección del país nos pertenecía. ¿Pero y la pequeña burguesía? Ese fue el error."

            Balius afirmó que la clase obrera, pese a todo, debería haber tomado el poder en julio del 36. Y esa hubiera sido la única garantía y la única posibilidad de ganar la guerra:

         "La CNT y la FAI, que en Cataluña eran el alma del movimiento, habrían podido dar a las jornadas de Julio su verdadero color. ¿Quién hubiera podido oponerse? En lugar de eso, permitimos al partido comunista (PSUC) reagrupar a los oportunistas, la derecha burguesa, etc... en el terreno de la contrarrevolución.

         En tales momentos, le corresponde a una organización tomar la dirección. Sólo una podía hacerlo: la nuestra.

         [...] Si los trabajadores hubieran sabido ser los amos de la España antifascista, la guerra                    habría sido ganada, y la revolución no habría sufrido desde el principio tantas desviaciones. Podíamos haber ganado. Pero lo que supimos ganar con cuatro pistolas, lo perdimos cuando teníamos arsenales llenos de armas. Los culpables de la derrota, hay que buscarlos más allá de los asesinos a sueldo del estalinismo, más allá de los ladrones tipo Prieto, más allá de canallas como Negrín, y más allá de los reformistas de costumbre; nosotros fuimos los culpables por no haber sabido acabar con toda esa canalla [...] Pero si todos somos solidariamente culpables, hay quienes tienen una carga particularmente cargada de responsabilidades. Esos son los dirigentes de la CNT-FAI cuya actitud reformista en Julio, y sobre todo, su intervención contrarrevolucionaria en Mayo del 37, han cerrado la vía a la clase obrera y asestado el golpe mortal a la revolución."

            Balius resolvía de este modo las mil dudas y objeciones que se plantearon los dirigentes anarcosindicalistas en julio del 36, sobre el carácter minoritario de la presencia anarquista fuera de Cataluña, sobre la necesidad de mantener la unidad antifascista, sobre las constantes renuncias que la guerra imponía a la revolución. Balius afirmaba que la victoria de los anarquistas en Cataluña podría haber conducido a un rápido aplastamiento del levantamiento fascista en toda España, SI EL PROLETARIADO HUBIERA TOMADO EL PODER. Según Balius, ese fue el error cometido en julio de 1936: no tomar el poder. Y de ese error nació la rápida degeneración y las dificultades de la revolución. A causa de ese error fue posible el auge de la contrarrevolución, de la que fue artífice principal el estalinismo. Pero Balius apuntaba que no cabe cargar las culpas a los estalinistas y a la burguesía republicana, sino a aquellos dirigentes anarquistas que renunciaron a la revolución proletaria en favor de la unidad antifascista, es decir, de la colaboración con la burguesía, el Estado y las instituciones capitalistas.                           

            En el artículo dedicado a Mayo del 37, publicado en septiembre de 1939, titulado "Mayo de 1937; fecha histórica del proletariado", Balius calificaba los dos años posteriores a Mayo del 37 como mera consecuencia de esas jornadas revolucionarias. Según Balius Mayo del 37 no fue una protesta, sino una insurrección revolucionaria consciente del proletariado catalán, que obtuvo una victoria militar y un fracaso político.

            El fracaso se debió a la traición de los dirigentes anarquistas. De nuevo aquí nos encontramos con la acusación de traición, que lanzada en las jornadas de mayo del 37 por Los Amigos de Durruti, fue luego retirada en El Amigo del Pueblo:

 

         "Pero aquí se manifestó la traición del ala reformista de la CNT-FAI. Repitiendo el abandono efectuado en las jornadas de julio se sitúan de nuevo al lado de los demócratas burgueses. Dan la orden de alto el fuego. El proletariado se resiste a seguir esta consigna y con rabiosa indignación, pasando por encima de la orden de los timoratos dirigentes, continúa defendiendo sus posiciones."

            Balius presentaba del siguiente modo el papel jugado en mayo por Los Amigos de Durruti:

         "Nosotros, Los Amigos de Durruti, que nos batimos en primera línea, quisimos impedir el desastre que no habría dejado de abatirse sobre el pueblo, si hubiera depuesto las armas. Lanzamos la consigna de reanudar el fuego y de no volver a interrumpir la lucha sin imponer condiciones.

         Desgraciadamente el espíritu ofensivo ya había sido roto, y la lucha fue liquidada sin haber alcanzado sus objetivos revolucionarios."

            Balius subrayaba con gran fuerza expresiva la paradoja del triunfo militar del proletariado y de su derrota política:

         "En la historia de todas las luchas sociales era la primera vez que los vencedores se rendían a los vencidos. Y sin siquiera conservar la menor garantía de que sería respetada la vanguardia del proletariado, se procedió a la demolición de las barricadas: la ciudad de Barcelona recobró su aspecto habitual como si nada hubiera ocurrido."

            Balius analizaba las jornadas de mayo como una encrucijada entre dos caminos: o se renunciaba definitivamente a la revolución o se tomaba el poder. Y explicaba el constante retroceso de los anarquistas, desde julio, como fruto de la funesta política frentepopulista de alianza con la burguesía republicana. Y también como consecuencia del divorcio existente, en el seno de la CNT, entre una dirección contrarrevolucionaria y una base revolucionaria. Mayo del 37 fracasó PORQUE LOS TRABAJADORES NO ENCONTRARON UNA DIRECCIÓN REVOLUCIONARIA:

         "El proletariado se encontraba en un cruce de caminos decisivo. Sólo cabía escoger entre dos vías: o bien someterse a la contrarrevolución, o bien disponerse a imponer el propio poder, que era el Poder proletario.

         El drama de la clase obrera española se caracteriza por el divorcio más absoluto entre la base y los dirigentes. La dirección fue siempre contrarrevolucionaria. Por el contrario, los trabajadores españoles [...] se han situado siempre muy por encima de sus dirigentes en lo  que concierne a la visión de los acontecimientos y a su interpretación. Si esos heroicos trabajadores hubieran encontrado una dirección revolucionaria, habrían escrito ante el mundo entero una de las páginas más importantes de su historia.               

            Según Balius en mayo del 37 el proletariado catalán HABÍA EMPLAZADO A LA CNT A TOMAR EL PODER:

"el aspecto primordial de los Hechos de Mayo hay que buscarlo en la inquebrantable decisión del proletariado de situar una dirección obrera a la cabeza de la lucha armada, de la economía, y de toda la existencia del país. Es decir (para todo anarquista que no tenga miedo a las palabras) que el proletariado luchaba por la toma del poder que se habría realizado destruyendo los viejos instrumentos burgueses y edificando, en su lugar, una nueva estructura basada en los comités surgidos en julio, y pronto suprimidos por la reacción y los reformistas".

 

            En estos dos artículos Balius había planteado la cuestión fundamental de la revolución y la guerra civil española, sin la cual es imposible comprender lo acontecido: la cuestión del poder. Y señalaba además los órganos que debían encarnar ese poder, y sobre todo reconocía la necesidad de destruir el aparato estatal capitalista para reconstruir uno proletario en su lugar.

Por otra parte, Balius señalaba como causa del fracaso de la revolución española la ausencia de una dirección revolucionaria.

            Hay que reconocer, tras la lectura de estos dos artículos, que la evolución del pensamiento político de Balius, basado en el análisis de las ricas experiencias desarrolladas durante la guerra civil, le ha conducido a plantearse cuestiones tabúes en la ideología anarquista: 1.- la necesidad de la toma del poder por el proletariado; 2.- la ineludible destrucción del aparato estatal capitalista para construir otro proletario; 3.- el papel imprescindible de una dirección revolucionaria.           

            Las afirmaciones anteriores no excluyen la existencia de otros aspectos del pensamiento de Balius, quizás secundarios, y que no son tratados en estos artículos, que siguen siendo fieles a la tradicional ideología anarcosindicalista: 1.- la dirección de la economía por los sindicatos; 2.- los comités como órganos del poder proletario; 3.- la municipalización de la administración, etcétera.

            Es indudable que Balius, desde las bases ideológicas del anarcosindicalismo español, había realizado un enorme esfuerzo para asimilar las brutales experiencias de la guerra civil y la revolución española. El mérito de la Agrupación radica precisamente en ese esfuerzo por comprender la realidad y asimilar las experiencias vividas por el proletariado español. Era más cómodo ser un ministro anarquista que un anarquista revolucionario. Era más sencillo renunciar a la propia ideología, es decir, renunciar a los principios "de momento", en el momento de la verdad, para retomarlos cuando la derrota y la historia hicieran irrelevante las contradicciones. Era más fácil propugnar la unidad antifascista, la participación en las tareas de gobierno de un Estado capitalista, la militarización para someterse a una guerra dirigida por la burguesía republicana; que enfrentarse a las contradicciones, y afirmar que la CNT debía tomar el poder, que la guerra sólo podía ganarse si era el proletariado quien la dirigía, que era necesario destruir el Estado capitalista, y sobre todo que era necesario que el proletariado levantara unas estructuras de poder propias, que usara la fuerza para reprimir la contrarrevolución, y que todo esto era imposible hacerlo sin una dirección revolucionaria. QUE ESTAS CONCLUSIONES FUERAN O NO ANARQUISTAS LE IMPORTABA MUCHO A QUIENES NO SE PREGUNTABAN SI ERA ANARQUISTA APUNTALAR AL ESTADO CAPITALISTA. La ideología anarcosindicalista fue sometida desde 1936 hasta 1939 a una serie de fortísimas pruebas sobre su capacidad, coherencia y validez. El pensamiento de Balius, y de la Agrupación de Los Amigos de Durruti, fue el único intento válido de un grupo anarquista español por resolver las contradicciones y la dejación de principios que caracterizaron a la CNT y la FAI. Si el esfuerzo teórico de Balius y la Agrupación les llevó a abrazar unas conclusiones que cabe calificar como ajenas al anarcosindicalismo, quizás sería necesario aceptar la incapacidad del anarquismo como teoría revolucionaria del proletariado. Balius y la Agrupación no dieron nunca ese paso, y se consideraron siempre anarquistas, aunque defendiendo sus críticas al colaboracionismo estatal de la CNT.       No nos atrevemos a calificar de coherente o contradictoria tal posición. La represión estalinista que se abatió sobre los revolucionarios, después de las jornadas de mayo, no se cebó en la Agrupación como tal, aunque su local social fue clausurado por la policía y su prensa se editó clandestinamente, sino que se generalizó a todos los militantes cenetistas. Ello contribuyó, sin duda, a impedir una mayor clarificación teórica y una ruptura organizativa, que de todas formas no creemos que se hubiera producido.

            Sin embargo, reconocemos que nuestro análisis es demasiado político, sutil, incómodo y problemático: es mucho más cómodo, arbitrario, académico y propio de las historietas y cómics al uso, recurrir al "deus ex maquina" del entrismo y la influencia trosquista en Balius y Los Amigos de Durruti. 

 

11- RELACIONES DE LOS AMIGOS DE DURRUTI CON LOS TROSQUISTAS [125].

 

            Bastaría con una somera lectura de El Amigo del Pueblo, o con las declaraciones de Balius, para establecer que Los Amigos de Durruti no fueron nunca marxistas, ni estuvieron influidos, ni poco ni mucho, por los trosquistas de la Sección bolchevique-leninista. Pero existe una historiografía empeñada en lo contrario, que nos obliga a redactar este capítulo.

            En primer lugar es necesario triturar un error de bulto: se trata del llamado "Manifiesto de Unión comunista", que se supone firmado conjuntamente por Los Amigos de Durruti, el POUM y las Juventudes Libertarias; pero que en realidad nunca ha existido. Su existencia es sólo una fantasía de la ciencia historiográfica. Como la sombra de Peter Pan el Manifiesto de Unión Comunista toma vida propia, y se resiste a ser cosido a los zapatos de su dueño. El documento malinterpretado fue un "Manifiesto" de Union Communiste, un grupo trosquista francés, que lo repartió en junio de 1937 en París, en un mitin organizado por los anarquistas franceses, en el Velódromo de Invierno de París, con participación de Federica Montseny y Juan García Oliver[123][126]. El autor del primer error, que luego ha sido ahijado por otros muchos, fue César Martínez Lorenzo.

            Sobre la cuestión de la influencia de "Moulin" (Hans Freund) en Los Amigos de Durruti debemos concluir que se trata de una invención historiográfica absolutamente desproporcionada. En el relato de Thalman se desprende que se trata más bien de una captación de éste por Los Amigos de Durruti[124][127]. Pero de no ser así, la influencia de "Moulin" en la ideología de la Agrupación, expresada en sus octavillas, manifiestos y, sobre todo, en El Amigo del Pueblo, no permiten afirmar que ésta fuera significativa, si es que existió.

            Por otra parte, esa misma historiografía ignora relaciones de amistad y de debate político mucho más interesantes y profundas que las de "Moulin". Así por ejemplo las existentes entre "Munis" y Carreño[125][128], o bien entre Luís Zanon y Santana Calero[126][129], o la  entrevista sostenida por "Adolfo Carlini" (Domenico Sedran) y José Quesada con Jaime Balius durante las Jornadas de Mayo de 1937[127][130].

            La Agrupación expresó en todo momento una ideología anarcosindicalista, aunque eso sí, efectuaba también, una crítica radical a la dirección confederal y faista. Pero de ahí a afirmar que la Agrupación tomó posiciones marxistas existe un abismo insalvable. En todo caso podemos aceptar que el análisis de la realidad, y de las insurrecciones de julio y mayo, llevó a Los Amigos de Durruti a apropiarse de dos conceptos fundamentales, que no cabe denominar tanto marxistas, que lo son también, como el abecé más elemental de cualquier insurrección revolucionaria dirigida por el proletariado[128][131]. Esos dos conceptos son, utilizando las expresiones durrutistas, los siguientes:

1.- Es necesario imponer UN PROGRAMA REVOLUCIONARIO, el comunismo libertario, QUE HA DE DEFENDERSE CON LOS FUSILES. La CNT, que tenía la mayoría en la calle, debería haber implantado el comunismo libertario, y luego debería haberlo defendido por la fuerza. En otras palabras: debería haberse implantado la dictadura social del proletariado.

2.- Es necesaria la FORMACIÓN DE UNA JUNTA REVOLUCIONARIA, constituida por los revolucionarios que han tomado parte en la insurrección proletaria, QUE EJERCE EL PODER Y REPRIME POR LA VIOLENCIA A LAS FACCIONES NO PROLETARIAS, para evitar que éstas vuelvan a tomar el poder, o inicien un proceso contrarrevolucionario que derrote y aplaste al proletariado.

            Así pues, parece evidente que existió una evolución interna del pensamiento ácrata, que llevó a la Agrupación a asumir dos conceptos fundamentales en todo proceso revolucionario proletario, y que por supuesto formaban parte del abecé del marxismo revolucionario. Pero otra cosa muy distinta es afirmar que Los Amigos de Durruti fueron influidos exteriormente por los trosquistas, y se convirtieron de la noche a la mañana en marxistas. Esa argumentación sólo podía valer como insulto en la propaganda utilizada por la CNT contra Los Amigos de Durruti.    

            Que no existió ninguna DEPENDENCIA de Los Amigos de Durruti respecto a los trosquistas españoles se desprende de varios documentos, que vamos a analizar:

 

a.- Las propias declaraciones de Balius, en diferentes ocasiones, que negó rotundamente cualquier influencia sobre Los Amigos de Durruti del POUM o de los trosquistas[129][132], y que siempre se consideró un militante anarquista, aunque por supuesto muy crítico respecto a la colaboración gubernamental y ministerial de la CNT[130][133]:

            "Los anarquistas podemos ir a la cárcel, morir como murieron Obregón, Ascaso, Sabater, Buenaventura Durruti y Peiró, cuyas vidas son dignas de ser cantadas por un Plutarco. Podemos morir en el exilio, en los campos de concentración, en el maquis, o en el hospicio, pero ostentar el cargo de ministro, eso es inconcebible."

b.- El llamamiento efectuado por la Sección bolchevique-leninista de España, el 26 de junio de 1937 (diez días después de la ilegalización del POUM), a la izquierda del POUM:

            "Aunque no estáis de acuerdo con nosotros en todas las cuestiones y hasta si no deseáis nuestra entrada, no tenéis sin embargo el derecho de rechazar la colaboración con grupos verdaderamente revolucionarios. Al contrario, estáis en el deber de convocar a los "Amigos de Durruti", así como a nosotros, con el fin de poder tomar de común acuerdo las medidas prácticas necesarias que conduzcan a la salida de esta situación y preparen el camino a nuevas luchas que nos conducirán a la victoria."

            Esta invitación efectuada por el grupo trosquista a la izquierda del POUM, para que convoque una reunión entre el POUM, ilegalizado y perseguido, Los Amigos de Durruti y la Sección b.l. de España, esto es, entre los tres grupos revolucionarios existentes tras las jornadas de mayo, nos demuestra que Los Amigos de Durruti son considerados como un grupo independiente, organizativa e ideológicamente, en igualdad de condiciones que el POUM o la Sección bolchevique-leninista de España.

 

c.- El rechazo a las invitaciones hechas por los trosquistas para celebrar una reunión entre la izquierda del POUM[131][134], Los Amigos de Durruti y la Sección bolchevique-leninista, y firmar un manifiesto común, fueron comentadas en el número 2 de La Voz Leninista[132][135] del siguiente modo:

         "Los "Amigos de Durruti" y el ala izquierda del POUM rechazan una proposición concreta.

A raíz de la disolución del POUM y de la detención de sus militantes, la Sección Bolchevique-Leninista de España dirigió a "Los Amigos de Durruti", al comité de la sección de Madrid de aquel partido y a la fracción de izquierda de Barcelona, una carta proponiéndoles firmar en común un manifiesto exigiendo la liberación inmediata de los detenidos, la devolución de los locales, libertad sin censura para la prensa obrera, desarme de los guardias de asalto, legalidad de las Patrullas de Control bajo la dirección de los comités obreros y una proposición de frente único CNT-FAI-POUM por la consecución de los mismos puntos.

         En la misma carta, cuya copia no podemos dar a causa de la policía, fijaba nuestro Comité una cita para discutir los puntos en que pudiera haber discrepancias. Ninguno de los convocados asistió a la reunión ni ha respondido hasta ahora nuestra comunicación. Extraoficialmente sabemos que los izquierdistas del POUM no creían oportuno romper con su C.E. y "Los amigos de Durruti" estiman poco útil para sus fines aliarse con los bolchevique-leninistas.

         En realidad, la ocasión era la más propicia para que el ala izquierda del POUM y el ala izquierda del anarquismo demostraran su capacidad de dirigentes y su decisión en los momentos difíciles. Desgraciadamente han preferido secundar la inercia de sus respectivas organizaciones antes que aparecer activos junto a los trotskistas. No podemos ocultar que vemos en ello una reminiscencia del terror universal al trotskismo."

            Este texto, reproducido íntegramente, nos indica con suficiente claridad que si bien existieron enérgicos intentos por parte del grupo trosquista, dirigido por "Munis", de influir en Los Amigos de Durruti, y en la izquierda del POUM, esa influencia no pasó de ser sólo un intento fallido.

d.- El informe de E. Wolf a Trotsky, fechado el 6 de julio de 1937, afirma lo siguiente [traducido del original francés][133][136]:

         "En este momento se impone un giro táctico. En el pasado nos ocupamos casi exclusivamente del POUM. Los obreros revolucionarios anarquistas fueron demasiado abandonados a excepción de Los Amigos de Durruti. Pero éstos son poco numerosos y se hará imposible llegar a ninguna colaboración con ellos. Incluso los invitamos, al igual que a la fracción de izquierda del POUM a participar en una reunión para discutir una acción común. Ni los poumistas, ni Los Amigos aceptaron la reunión. No sólo porque les pareciésemos demasiado débiles, sino porque aún están bajo la influencia de la monstruosa campaña contra el trosquismo. Se dicen seguramente: "Para que exponernos a tal peligro y dar a nuestros enemigos nuevos argumentos de que somos "trosquistas"."

 

e.- El informe de "Munis" a Trostky, fechado el 17 de agosto de 1939[134][137], que parece desmentir nuestras afirmaciones sobre la influencia de los trosquistas en la Agrupación, dice así:

         "En los sectores socialista y anarquista, posibilidades considerables de trabajo se nos ofrecen. El principal líder de "Los Amigos de Durruti" ostensiblemente influenciado por nosotros, toma una orientación de rasgos marxistas bastante acusados. Bajo nuestro consejo directo, y en nombre de "Los Amigos de Durruti", fue redactado un primer boletín, cuyo texto se encuentra aún en nuestro poder, en el que se plantean la necesidad de la revisión de todas las teorías anarquistas (...). Pero en este aspecto hemos retrocedido a causa de nuestra impotencia material para prestar una ayuda económica eficaz a "Los Amigos de Durruti". No pretendemos fomentar un movimiento hacia nosotros por medios exclusivamente financieros, sino utilizar éstos para dar ideas bolcheviques a los trabajadores que siguen a dicha corriente (...) no nos forjamos esperanzas ilusorias, sino que los recursos económicos nos proporcionarían rápidamente una influencia preponderante que conduciría a "Los Amigos de Durruti", en parte al menos, a la IV Internacional."

            El minucioso informe de "Munis" habla en todo momento de la posibilidad de influenciar ideológicamente, e incluso de conducir a Los Amigos de Durruti hacia la Cuarta; pero esa misma posibilidad, EXISTENTE EN AGOSTO DE 1939, nos está confirmando que no había sido realizada en 1937.

f.- En la entrevista publicada por Lutte Ouvrière, en los números fechados el 24 de febrero y el 3 de marzo de 1939, "Munis" argumentaba de este modo sobre Los Amigos de Durruti:

"Este núcleo de obreros revolucionarios [Los Amigos de Durruti] representaba un comienzo de evolución del anarquismo hacia el marxismo. Habían sido impulsados a reemplazar la teoría del comunismo libertario por la de la "junta revolucionaria" (soviet) como encarnación del poder proletario, democráticamente elegido por los obreros. Al principio, sobre todo después de las jornadas de mayo, en el curso de las cuales los Amigos de Durruti se alinearon con los bolcheviques leninistas en primera línea de las barricadas, la influencia de este grupo penetraba profundamente la central sindical [CNT] y el núcleo "político" que la dirigía, la FAI.  Los burócratas alarmados intentaron aplicar medidas contra los dirigentes de Los Amigos de Durruti, acusándoles de ser "marxistas" y "políticos". La dirección de la CNT y la FAI aprobó una resolución de expulsión. Pero los Sindicatos rehusaron firmemente ejecutar esta resolución.

         Desgraciadamente, los dirigentes de Los Amigos de Durruti no han sabido aprovechar la fuerza potencial que disponían. Ante las acusaciones de ser "políticos marxistas", retrocedieron sin combate.

[PREGUNTTA] - ¿El abandono del punto de vista anarquissta y la evolución hacia la concepción de una política proletaria consciente se manifestaba concretamente en los obreros?

         La colaboración de los jefes anarquistas con la burguesía y la experiencia general de la revolución y de la guerra habían hecho evidente para la mayoría de  los obreros anarquistas el hecho de que un poder proletario era indispensable para la protección de la revolución y de las conquistas proletarias. El acuerdo entre la vanguardia bolchevique y los obreros tomados individualmente se hacía sin dificultad. Pero la expresión orgánica de este acuerdo no se pudo cristalizar. En parte por ausencia de un fuerte núcleo bolchevique. En parte por ausencia de clarividencia política en Los Amigos de Durruti. Pero yo tuve ocasión de entrevistarme con viejos militantes anarquistas, algunos de ellos bastante influyentes. Todos expresaban abiertamente la misma idea: "Ya no puedo defender las ideas que he defendido antes de la guerra civil. Proclamo mi acuerdo con la dictadura del proletariado, que no puede ser la dictadura de un partido como en la URSS, sino la de una clase. En los órganos de poder proletario, todas las organizaciones de la clase obrera pueden reunirse y colaborar".    

            Esta apasionante y apasionada entrevista de Lutte Ouvrière a "Munis" no hace más que confirmar lo ya dicho sobre Los Amigos de Durruti. En primer lugar que no eran marxistas, en segundo lugar que nunca recibieron influencia alguna de los trosquistas, y en tercer lugar, que el surgimiento de Los Amigos de Durruti, como disidencia teórica ácrata, se debió a las insuperables contradicciones que la realidad de la guerra y la revolución planteó a un movimiento anarquista español, caracterizado por su gigantesca fuerza organizativa y su absoluta nulidad teórica.        

            Recapitulemos pues cual es la situación histórica en la que se enmarcan las relaciones de Los Amigos de Durruti y la Sección bolchevique-leninista de España. Existieron contactos antes de mayo del 37, personalizados en la figura de "Moulin" (Hans Freund). No puede afirmarse CON RIGOR que existiera una influencia ideológica, de ningún tipo, de "Moulin" sobre Balius y la Agrupación. Durante los Hechos de Mayo tampoco existió ninguna colaboración, sencillamente coincidieron en la calle, y ambos grupos lanzaron octavillas con unas consignas que animaban a continuar la lucha[135][138]. Pero ni unos ni otros poseían suficiente fuerza para desbordar a la dirección confederal.

            Después de mayo del 37, ni la izquierda del POUM[136][139] (Josep Rebull), ni la Agrupación de Los Amigos de Durruti[137][140] (Balius) aceptaron asistir a una reunión convocada por los trosquistas, para acordar una acción común, como se constata en el número 2 de La Voz Leninista, y en el informe de Wolf a Trotsky, fechado el 6 de julio de 1937.

            Sólo en el exilio francés, a partir de 1939, apareció la posibilidad de una INFLUENCIA de los trosquistas en Los Amigos de Durruti, que en realidad tampoco llegó a cuajar, como se confirma en el extremadamente optimista informe de "Munis" a Trotsky del 27 de abril de 1940[138][141].

            Así pues, ningún grupo ejerció una influencia destacable en Los Amigos de Durruti. Esta tesis, que hemos intentado demostrar, creemos que refleja la realidad histórica del momento. Pero no es menos cierto que los insultos de la CNT no cayeron en el vacío, y para la inmensa mayoría de militantes confedérales la Agrupación era "sospechosa" de marxismo, y los militantes de Los Amigos de Durruti fueron descritos siempre como de talante autoritario y/o "marxista". Sírvanos de ejemplo las afirmaciones realizadas por Peirats, que no olvidemos que fue director de Acracia y figuró entre los colaboradores de Ideas. Peirats fue un militante cenetista muy crítico respecto al colaboracionismo estatal, que intervino de forma activa y destacada en la oposición confederal al ministerialismo de los cuadros dirigentes de la CNT. En noviembre de 1937 vio ya perdida la revolución y optó, en contra de sus convicciones antimilitaristas, por irse al frente "para hacerse matar", como una especie de suicidio personal, provocado por las contradicciones de la CNT. Sin embargo, Peirats no simpatizó con Los Amigos de Durruti, y en una entrevista oral[139][142] efectuada en 1976, decía lo siguiente:

"PREGUNTA: ¿Estaba usted al corriente de la creación y de los propósitos del núcleo de "Los amigos de Durruti"? ¿Mantenía relación con él?

PEIRATS: Esto fue un grupo que salió cuando los hechos de Mayo. En realidad sus orígenes creo que hay que ir a buscarlos en el otoño de 1936, cuando empezó la campaña por la militarización. Entonces hubo muchos compañeros que no quisieron militarizarse y abandonaron los frentes.

PREGUNTA: ¿Antes de la muerte de Durruti?

PEIRATS: Sí, antes de la muerte de Durruti, pero sobre todos después, hubo muchos compañeros que no quisieron militarizarse. La Columna Durruti era todavía una unidad de Milicias, no la 26 División. No pocos rebeldes a las consignas regresaron a la retaguardia y crearon un cierto ambiente. Estos fueron los que se batieron cuando los hechos de Mayo en Barcelona, y si bien hubo también otros combatientes, fueron ellos quienes llevaban el ataque. Cuando los hechos terminaron con tan vergonzoso compromiso, hubo algunos que levantaron nuevamente bandera de rebeldía, formaron la agrupación "Amigos de Durruti", sacaron el periódico "El Amigo del Pueblo" y se reunieron. Pero no tenían mucho impacto, pues algunos de ellos no eran auténticamente anarquistas; los había simplemente revolucionarios, y eso creaba cierto malestar. No tuvieron una aceptación general, incluso en la parte que podríamos decir díscola respecto a las consignas de la Organización. Con esto no hago más que traducir un sentimiento mío. Como conocía a los individuos nunca llegué ha tener verdadera simpatía por los "Amigos de Durruti" porque encontraba sus tendencias muy autoritarias. Aquello de decir: "impondremos esto, y al que no ..., lo fusilaremos" me parecía de tendencia algo bolchevizante. Y por eso no les seguí. Asistí a algunas reuniones pero siempre en tono de discusión con ellos. Las inclinaciones manifestadas por algunos hicieron que muchos nos abstuviéramos de ayudarles. Y no realizaron nada. Ellos mismos desvalorizaron su propia obra. La verdadera obra de oposición se hizo, pues, al margen [...] Finalmente hacia octubre del 37, me sentía tan cansado, pues la contrarrevolución se mascaba por todos lados, y tomé una actitud heroica o suicida, diciéndome: "Morir por morir, me voy al frente". Me marché voluntario y desde entonces ya no me ocupé más de la retaguardia."

            El testimonio de Peirats nos da la clave de la lógica y la sicología anarcosindicalista. Los Amigos de Durruti, según Peirats, eran autoritarios y bolchevizantes, y eso era suficiente razón como para no colaborar con ellos, hasta el extremo de aceptar el militarismo y adoptar una actitud suicida y pasiva frente al avance de la contrarrevolución burguesa. Peirats, que en el exilio acometió el encargo confederal de elaborar una historia oficial[140][143] de la CNT durante la guerra civil, no podía aceptar que no hay nada más autoritario que una revolución triunfante. Pero esa era una lección muy difícil para los anarquistas.                                                                                               

            ¿Significa todo lo anterior que no existió ningún contacto de los trosquistas con Rebull, o con Los Amigos de Durruti?: No.

            Por otra parte la izquierda del POUM (Rebull) y Los Amigos de Durruti (Balius) mantuvieron una reunión durante las Jornadas de Mayo, pero el escaso peso numérico de ambas organizaciones, y el rechazo de Los Amigos de Durruti a lanzar un manifiesto común con la célula 72, impidieron que estos contactos cuajaran en un resultado práctico[141][144].

            Tras las Jornadas de Mayo, la Agrupación fue desautorizada por la dirección confederal, y aunque sus miembros no fueron expulsados definitivamente de la CNT, porque en las asambleas de los sindicatos Los Amigos de Durruti conservaron siempre cierta simpatía, no pudieron utilizar las imprentas confedérales. Fue así como la Agrupación de Los Amigos de Durruti planteó la cuestión a Rebull, director administrativo de La Batalla y de las Ediciones Marxistas. Rebull, sin consultar siquiera con la dirección del POUM, obediente al más elemental, pero no por ello carente de riesgos, deber de solidaridad, cedió a la Agrupación las prensas poumistas para editar el Manifiesto, que Los Amigos de Durruti distribuyeron el 8 de mayo en Barcelona[142][145].

            ¿Acaso significa esto que Rebull influyera en Los Amigos de Durruti? ROTUNDAMENTE NO. ¿La participación de "Moulin" (Hans Freund) en las interminables discusiones de la Agrupación significaba una influencia de los trosquistas en la Agrupación? TAMPOCO.

            Es innegable que existió un asiduo contacto de los militantes de la Sección bolchevique-leninista de España con Los Amigos de Durruti, y que varios militantes de la Agrupación recibían la prensa clandestina que editaban los trosquistas[143][146].

            Por otra parte esos contactos no se reducían a un mero intercambio de la prensa clandestina editada por cada grupo. Las distintas organizaciones, ilegalizadas y/o perseguidas en junio de 1937, mantenían relaciones, compartían medios e informaciones para enfrentarse a la represión, y para combatir desde la clandestinidad común, o simplemente ejercían la solidaridad entre revolucionarios. Así por ejemplo, la permanente campaña de solidaridad con los procesados en el juicio contra el POUM. O bien la información de que el capitán Narwitsch era un agente de la policía, comunicado por militantes del POUM a los trosquistas. Así también la impresión clandestina, por el mismo impresor Baldomero Palau, del número 3 de La Voz Leninista y de varios números de El Amigo del Pueblo, en la imprenta sita en la calle Salmerón[144][147]. 

            Aunque trosquistas y durrutistas no habían entablado relaciones políticas antes de Mayo del 37; y a pesar de que en los contactos establecidos durante las Jornadas de Mayo, y en las siguientes semanas, no cuajó ninguna acción conjunta; a partir de junio con la ilegalización del POUM, de la Sección bolchevique-leninista, y del órgano de Los Amigos de Durruti, se inició una etapa de solidaridad y colaboración entre las distintas organizaciones clandestinas, e incluso de amistad personal entre sus militantes[145][148].

            Así pues, podemos concluir que aunque existieron contactos de diversos grupos con la Agrupación, no puede hablarse con rigor de una influencia exterior, importante o decisiva, sobre Los Amigos de Durruti: CONTACTOS SI; INFLUENCIA NO.

            Ya hemos expuesto ampliamente la existencia de contactos entre trosquistas, poumistas, miembros de la Agrupación y militantes anarquistas. Contactos que no consistieron sólo en la discusión y el debate político, el intercambio y la distribución de la prensa; sino que se concretaron incluso en memorables y arriesgadas acciones de solidaridad frente a la represión contrarrevolucionaria y estalinista. Solidaridad que estaba más próxima a la camaradería[146][149] propia de hombres de acción, que a la influencia proselitista, de carácter ideológico y organizativo, imaginada por la historiografía. O para que lo entienda hasta el más fatuo, fachendoso, falaz, postinero y gazmoño santurrón del inamovible e ilustrado gremio de los historiadores académicos: se ayudaba al camarada de otra organización sencillamente porque había demostrado "tener cojones", no porque se ejerciera un abstracto e indeterminado grado de influencia ideológica.

             Sin embargo, es posible que haya quien no entienda el significado de la palabra solidaridad entre los revolucionarios.

 

12.- CONCLUSIONES Y NOTA FINAL.

 

            La Agrupación de Los Amigos de Durruti fue un grupo de afinidad, como tantos otros existentes en los medios anarcosindicalistas. No estuvo influida, ni poco ni mucho, por los trosquistas, ni por el POUM. Por supuesto, conocían los trabajos de economía de los más destacados teóricos anarcosindicalistas de los años treinta, como Pierre Besnard y Christian Cornelissen, y apreciaban las obras de Malatesta y Mella. Su ideología y sus consignas fueron típicamente confedérales; en ningún momento puede decirse que manifestaran una ideología marxista. En todo caso demostraron un gran interés por el ejemplo de Marat durante la Revolución Francesa, y quizás podría hablarse de una poderosa atracción por el movimiento asambleario de las secciones de París, por los sans-culottes, por los enragés, y por el gobierno revolucionario de Robespierre y Saint-Just, y probablemente por la lectura de la Historia de la Revolución Francesa redactada por Kropotkin.

            Su objetivo no fue otro que el de enfrentarse a las contradicciones de la CNT, darle una coherencia ideológica, y arrancarla del dominio de personalidades y comités de responsables para devolverla a sus raíces de lucha de clases. Su razón de ser fue la crítica y oposición a la política de permanentes concesiones de la CNT[147][150], y por supuesto a la COLABORACIÓN de los anarcosindicalistas en el gobierno central y de la Generalidad. Se opusieron al abandono de los objetivos revolucionarios y de los principios ideológicos fundamentales y característicos del anarquismo, del que habían hecho gala los dirigentes de la CNT-FAI, en nombre de la unidad antifascista y la necesidad de adaptarse a las circunstancias. Sin teoría revolucionaria no hay revolución. Si los principios sólo sirven para ser desechados al primer obstáculo que nos opone la realidad, quizás sea mejor reconocer que no se tienen principios. Los máximos responsables del anarcosindicalismo español se creyeron hábiles negociadores, y fueron manipulados como títeres[148][151]. Renunciaron a todo, a cambio de nada. Fueron unos oportunistas, sin ninguna oportunidad. La insurrección del 19 de julio no encontró un partido revolucionario capaz de tomar el poder y hacer la revolución. La CNT nunca se habían planteado qué haría una vez derrotados los militares sublevados. La victoria de julio sumió a los dirigentes anarcosindicalistas en el desconcierto y la confusión. Habían sido desbordados por el ímpetu revolucionario de las masas, que se autoorganizó en una miríada de comités revolucionarios. Y como no sabían qué hacer aceptaron la propuesta de Companys de constituir, junto con el resto de partidos, un gobierno de Frente Antifascista. Y plantearon el falso dilema de dictadura anarquista o unidad antifascista y colaboración con el Estado para ganar la guerra. No supieron qué hacer con el poder, cuando no tomarlo significaba dejarlo en manos de la burguesía. No sólo no coordinaron y centralizaron el poder de los comités, sino que sintieron cierta desconfianza hacia un tipo de organización que desbordaba los sindicatos y que no había sido previsto por la ideología anarcosindicalista. La revolución española fue la tumba del anarquismo como teoría revolucionaria del proletariado. Ahí es donde está el origen y la razón de ser de la Agrupación de Los Amigos de Durruti.

            Sin embargo, los límites de la Agrupación eran muy nítidos y definidos. Y por lo tanto también sus limitaciones. En ningún momento se plantearon la ruptura con la CNT. Sólo un absoluto desconocimiento de la mecánica organizativa confederal podría hacernos suponer que era posible una tarea de crítica o de escisión, que no condujera inevitablemente a la expulsión, que en el caso de Los Amigos de Durruti fue evitada por la simpatía que encontraron en la base militante confederal, aunque a costa de un férreo ostracismo, y casi un absoluto aislamiento.

            El máximo objetivo de la Agrupación fue la crítica de los dirigentes de la CNT, y el fin de la política de intervención confederal en el gobierno. Querían no sólo conservar las "conquistas" de julio, sino continuar y profundizar el proceso revolucionario. Pero sus medios y su organización eran aún mucho más limitados. Eran gente de barricada, no eran buenos organizadores, y aún eran peores teóricos, aunque contaban con buenos periodistas. En mayo lo confiaron todo a la espontaneidad de las masas. No contrarrestaron la propaganda cenetista oficial. No utilizaron ni organizaron a los militantes que eran miembros de las Patrullas de Control. No dieron ninguna orden a Máximo Franco, miembro de Los Amigos de Durruti, y delegado de la división Rojinegra de la CNT, que el 4 de mayo de 1937, quiso "bajar a Barcelona" con su división, pero que regresó al frente (al igual que la columna del POUM, dirigida por Rovira) a causa de las gestiones realizadas por Molina[149][152]. El punto culminante de su actividad fue el cartel distribuido a finales de abril del 37, en el que se proponía el derrocamiento de la Generalidad y su sustitución por una Junta Revolucionaria; el dominio de algunas barricadas en Las Ramblas, durante los Hechos de Mayo; la lectura de un llamamiento a la solidaridad con la revolución española, dirigido a todos los trabajadores de Europa[150][153]; la distribución en las barricadas de la famosa octavilla del día 5; y el balance de las jornadas del manifiesto del día 8. Pero no pudieron llevar las consignas a la práctica. Propusieron la formación de una columna, que saliera a enfrentarse a las tropas que venían desde Valencia; pero pronto abandonaron la idea ante el escaso eco de su propuesta. Después de los Hechos de Mayo iniciaron la edición de El Amigo del Pueblo, a pesar de la desautorización de la CNT y la FAI. En junio de 1937, aunque no fueron ilegalizados como el POUM, sufrieron la persecución política que afectó al resto de militantes cenetistas. Su órgano El Amigo del Pueblo fue editado clandestinamente a partir del número 2 (del 26 de mayo), y su director Jaime Balius padeció sucesivos encarcelamientos. Otros durrutistas perdieron sus cargos o influencia, como Bruno LLadó, concejal en el Ayuntamiento de Sabadell. La mayoría de miembros de la Agrupación padeció los intentos de expulsión de la CNT, propugnados por la FAI[151][154]. Pese a todo continuaron editando clandestinamente el citado periódico, y en enero de 1938 el folleto Hacia una nueva revolución, cuando el triunfo de la contrarrevolución era definitivo y aplastante, y la guerra había sido ya perdida por los republicanos.

            Sus propuestas tácticas más destacadas se resumían en las siguientes consignas: economía dirigida por los sindicatos, federación de municipios, ejército de milicias, defensa de un programa revolucionario, sustitución de la Generalidad por una junta revolucionaria, unidad de acción CNT-FAI-POUM.

            Si hubiéramos de resumir brevemente el significado histórico y político de Los Amigos de Durruti, diríamos que fue el intento fallido, surgido del propio seno del movimiento libertario, de constituir una vanguardia revolucionaria, que pusiera fin al colaboracionismo de la CNT-FAI y defendiera y profundizara las "conquistas" revolucionarias de julio.

            Fue un intento fallido porque se mostraron incapaces, no ya de realizar en la práctica sus consignas, sino siquiera de propagar eficazmente sus ideas y dar orientaciones prácticas para luchar por ellas. La Agrupación se constituyó como un grupo de afinidad de la FAI. Quizás el aterrorizado burgués y el camuflado cura los vieron como un grupo de brutos salvajes, pero entre sus miembros cabe contar a periodistas como Balius, "Mingo" y "Liberto Callejas", a mandos de columnas milicianas como Pablo Ruiz, Francisco Carreño y Máximo Franco, a concejales como Bruno LLadó, al psiquiatra y sexólogo Félix Martí Ibáñez de amplia audiencia en los medios ácratas, a destacados sindicalistas como Francisco Pellicer, al líder de las Juventudes Libertarias Juan Santana Calero, a destacados militantes y oradores anarquistas como Vicente Pérez "Combina", sin negar ni menospreciar la existencia, valor y necesidad de probados hombres de acción como Progreso Ródenas. Sus orígenes remotos cabe buscarlos entre los libertarios que compartieron la experiencia revolucionaria de la insurrección del Alto Llobregat en enero de 1932, y en el grupo de afinidad faista "Renacer" entre 1934 y 1936. Sus orígenes más inmediatos se encuentran en la oposición a la militarización de las milicias (sobre todo en el sector de Gelsa de la Columna Durruti), y en la defensa de las conquistas revolucionarias y la crítica al colaboracionismo cenetista, expresado en artículos publicados en Solidaridad Obrera (desde julio hasta primeros de octubre), en Ideas y La Noche (desde enero hasta mayo de 1937), especialmente por Balius. Sus instrumentos de lucha fueron la octavilla, el cartel, el diario y la barricada; pero jamás se plantearon la escisión o la ruptura como un arma de combate, ni la denuncia del papel contrarrevolucionario de la CNT, o por lo menos, durante las Jornadas de Mayo, el enfrentamiento con los dirigentes confedérales para intentar contrarrestar las consignas derrotistas de la CNT-FAI.

            Sin embargo, la importancia histórica de Los Amigos de Durruti es innegable. Y radica precisamente en su carácter de oposición interna a la orientación colaboracionista del movimiento libertario. La importancia política de su surgimiento fue detectada inmediatamente por Nin, que les dedicó un elogioso y esperanzador artículo[152][155], porque abrían la posibilidad de una orientación revolucionaria de las masas cenetistas, que se opusieran a la política claudicante y colaboracionista de la CNT. De ahí el interés que tanto el POUM, como los trosquistas[153][156], mostraron por influir en Los Amigos de Durruti; cosa que jamás  consiguieron.  

            Las principales aportaciones teóricas de la Agrupación al pensamiento anarquista pueden resumirse en estos puntos:

l.- Necesidad de un programa revolucionario.

2.- Es necesario sustituir el Estado capitalista por una Junta Revolucionaria, que ha de estar dispuesta a defender la revolución de los seguros ataques de los contrarrevolucionarios.

             El tradicional apoliticismo anarquista hizo que la CNT careciera de una teoría de la revolución. Sin teoría no hay revolución, y no tomar el poder significó dejarlo en manos del Estado capitalista. Para la Agrupación el CCMA fue un órgano de colaboración de clases, y sólo sirvió para apuntalar y fortalecer al Estado burgués, que no se quiso ni se supo destruir. De ahí la necesidad propugnada por Los Amigos de Durruti de constituir una Junta Revolucionaria, capaz de coordinar, centralizar y fortalecer el poder de los múltiples comités obreros, locales, de defensa, de empresa, milicianos, etcétera, que fueron los únicos detentadores del poder entre el 19 de julio y el 26 de septiembre. Un poder atomizado en múltiples comités, que detentaban localmente todo el poder, pero que al no federarse, centralizarse y fortalecerse entre sí, fueron canalizados, debilitados y transformados por el CCMA en ayuntamientos frentepopulistas, direcciones de empresas sindicalizadas y batallones de un ejército republicano. Sin la destrucción total del Estado capitalista, las jornadas revolucionarias de julio del 36 no podían dar paso a una nueva estructura de poder obrero. La degeneración y el fracaso final del proceso revolucionario eran inevitables. Sin embargo el enfrentamiento, entre el anarquismo reformista de la CNT-FAI y el anarquismo revolucionario de Los Amigos de Durruti, no fue lo bastante preciso y contundente como para provocar una escisión que clarificara las posiciones antagónicas de ambos.

            Aunque el pensamiento político expresado por Los Amigos de Durruti fue un intento de comprensión de la realidad de la guerra y la revolución española desde la ideología anarcosindicalista, una de las principales razones de su rechazo por la militancia confederal fue su carácter autoritario, "marxista" o "bolchevizante". Podemos concluir que Los Amigos de Durruti se hallaron ante un callejón sin salida. No podían aceptar el colaboracionismo de los cuadros dirigentes de la CNT y el avance de la contrarrevolución; pero si teorizaban las experiencias de la revolución española, esto es, la necesidad de una Junta revolucionaria, que derrocara el gobierno burgués y republicano de la Generalidad de Cataluña, y reprimiera por la fuerza a los agentes de la contrarrevolución, entonces eran calificados de marxistas y autoritarios[154][157], y perdían por lo tanto toda posibilidad de proselitismo entre la base confederal. Cabe preguntarse si el callejón sin salida de Los Amigos de Durruti, no era más que el reflejo de la incapacidad teórica del anarcosindicalismo español para enfrentarse a los problemas planteados por la guerra y la revolución.

            Así pues, debemos concluir que la Agrupación no supo ni pudo superar las limitaciones impuestas por la ideología ácrata, sino que por el contrario fue la expresión más evidente de las contradicciones existentes en las aspiraciones revolucionarias del anarquismo: aspiraban a la revolución, pero operaban en el seno de la lógica capitalista. Los Amigos de Durruti plantearon el problema de la revolución en su totalidad, pero no supieron encontrar ninguna respuesta en las condiciones históricas de la revolución española. Sobre todo si tenemos en cuenta que su punto de partida era la absoluta fidelidad a la CNT, y su máximo objetivo la restauración de la credibilidad de esa organización sindical. La superación de los límites del anarcosindicalismo y del anarquismo no pudo hacerse desde el seno de la ideología libertaria.                                                                                                                                   

            No podemos concluir este trabajo sin redactar una nota final que manifieste nuestra repugnancia política, y nuestro rechazo como lectores de historia, de quienes, camuflados en una pretendida objetividad académica[155][158], se permiten difamar, juzgar, condenar, insultar y ridiculizar a personas y organizaciones del movimiento obrero, desde un punto de vista burgués, que por supuesto consideran científico e imparcial, aunque no hayan aplicado otra metodología que la tergiversación de los hechos y el devaneo más estúpido.

             Quizás haya quien considere que las críticas realizadas en este trabajo a las posiciones políticas de Los Amigos de Durruti y de la CNT han sido a veces muy duras; nos daremos por satisfechos si se las considera también rigurosas y clasistas, y replicaremos que más dura fue la represión que siguió a la derrota del proletariado.

             Balius no fue el monstruoso inválido, ávido de sangre, que nos pintaba en 1937 el terror del burgués y del cura; o que nos dibujan hoy las "historietas" de la editorial catalanista de los monjes benedictinos de Montserrat, y/o los infundados disparates de no pocos historiadores académicos. Balius fue una persona modesta, inteligente, sincera, revolucionario coherente e intransigente, de una extrema sensatez. Pero aunque Balius hubiera sido, que no lo fue, el demonio imaginado por el terror del clero y la burguesía, ello no hubiera cambiado un ápice nuestra valoración sobre Los Amigos de Durruti. Y precisamente porque hemos reconocido, analizado y subrayado muchas veces, en este trabajo, las limitaciones del grupo de revolucionarios que se llamó AGRUPACION DE LOS AMIGOS DE DURRUTI, no podemos terminar sin un homenaje a la memoria de una organización de la clase obrera que encarnó la CONCIENCIA CLASISTA DEL PROLETARIADO, y que intentó desempeñar, en un determinado momento, con todas las limitaciones e insuficiencias que se quiera, el papel de una vanguardia revolucionaria[156][159].

            En Barcelona, era y es posible escuchar frases de odio y desprecio contra Durruti y "sus amigos", en boca del enemigo de clase; sin embargo, en los medios obreros, siempre se ha hablado con respeto de un mitificado Durruti, de la enorme manifestación del proletariado en su entierro, de la rebeldía indomable de los durrutistas, de la gesta anarquista y revolucionaria del 19 de julio. Durante la larga noche del franquismo manos anónimas escribían los nombres, en las tumbas sin nombre de Durruti y Ascaso. El respeto a los mitos no es tarea del historiador; pero sí que lo es el enfrentarse a la difamación, la falsedad y el insulto, cuando pretenden ser un relato histórico.

            Y aunque asumimos tan ingrata tarea, preferimos extraer las lecciones que importan a la lucha de clases. Basta con retener dos imágenes. En la primera vemos a un Companys sumiso, convincente y parlanchín, que el 21 de julio ofrece a los dirigentes anarquistas que entren en un gobierno de Frente Antifascista, porque habían vencido a los militares fascistas, y el poder estaba en la calle. En la segunda vemos a un Companys desenmascarado y acorralado, que el 4 de mayo implora al gobierno de la República el mando de la aviación militar, para bombardear los edificios de la CNT. Entre estas dos imágenes se desarrolla el film de la revolución y la guerra.

            Mayo del 37 se había gestado en julio del 36. La Agrupación había comprendido que las revoluciones son totalitarias o son derrotadas: ese fue su gran mérito.                                    

 

ANEXO

 

Lista de miembros, colaboradores y simpatizantes de la Agrupación de Los Amigos de Durruti.

BALIUS MIR, Jaime:

Secretario de la Agrupación de Los Amigos de Durruti y director de El Amigo del Pueblo. Fundador y principal organizador y animador de la Agrupación de Los Amigos de Durruti. Inválido y de quebradiza salud. Abandonó los estudios de medicina por sus problemas de salud. Inició su militancia en el catalanismo republicano. Se hizo anarquista en prisión, en 1932. De 1934 a 1936 fue miembro del grupo "Renacer" de la FAI, que publicó diversos folletos. sobre nacionalismo, octubre del 34, etc... Redactor de Solidaridad Obrera. El 20 de julio, junto con Gilabert, sacó ese diario a la calle, que había sido abandonado por sus redactores para luchar en la calle. En los primeros meses de guerra fue uno de los más destacados redactores de Solidaridad Obrera, confeccionó diversos editoriales y contribuyó a la elaboración de su línea política, mientras fue dirigido por "Liberto Callejas". En enero de 1937 se encargó de la dirección de La Noche, al tiempo que era redactor de Ideas. En febrero de 1937 impulsó una Ponencia, presentada a la Asamblea del Sindicato de Periodistas, en la que denunciaba la destitución de "Callejas" y la manipulación ideológica de Solidaridad Obrera por Jacinto Toryho. En marzo de 1937 fundó con Pablo Ruiz, y otros militantes cenetistas, la Agrupación de Los Amigos de Durruti. En mayo de 1937 hizo un llamamiento a la solidaridad internacional de los trabajadores europeos desde la barricada de la calle Hospital/Ramblas, e intentó formar una columna que se opusiera a las tropas que el gobierno de la República envió a Barcelona. A partir del 19 de mayo de 1937 fue el director de El Amigo del Pueblo, por lo que fue encarcelado en dos ocasiones. Para evitar una tercera detención se refugió en Sallent. En febrero de 1939 atravesó la frontera por Bourgmadame, donde perdió una maleta con todos sus papeles. En el verano de 1939 publicó dos artículos en L'Espagne Antifasciste, gracias a su camaradería con el militante libertario francés "Louis Mercier", que le ayudó en el exilio francés. Emigrado a México, mantuvo una amistosa relación con "Munis", viviendo algún tiempo en su casa. Graves problemas de salud le hicieron volver a Francia. En 1965, gracias a una herencia, publicó, bajo la dirección de Pablo Ruiz, una segunda edición de El Amigo del Pueblo. Desde 1971, y mientras fue director Joan Ferrer, publicó diversos artículos en Le Combat Syndicaliste / Solidaridad Obrera. En 1977 redactó una introducción a la publicación en inglés del folleto Hacia una nueva revolución. Falleció en la residencia clínica Beau Séjour en Hyères, en el sur de Francia, el 13 de diciembre de 1980.

BENEDICTTO, Marcelino:

De la Agrupación de Gelsa de la Columna Durruti.

"CAALLEJAS, Liberto" (FLORO, Marco [según "Abel paz"]):

De oficio carpintero, aunque ejerció variadísimos empleos en su vida algo bohemia. Eminencia gris del grupo "Liberión" constituido en el exilio francés en los años veinte, con Durruti, Ascaso y otros. Director de Solidaridad Obrera hasta finales de octubre de 1936, en que fue destituido irregularmente para nombra director interino a Jacinto Toryho (partidario decidido del colaboracionismo de la CNT-FAI con las instituciones del Estado republicano). Abandonó toda responsabilidad y se refugió en su empleo de acomodador de cine, rechazando intervenir en las disputas internas del movimiento libertario.

 

CARPENTIIER, François- Charles:

Nació el 28 de octubre de 1904 en Reims. Militante anarquista. En 1915 fue deportado con su padre a un campo de Alemania. Fue repatriado por la Cruz Roja gracias a su corta edad de 10 años. Trabajó en talleres textiles y luego en la mina. En 1924 marchó a París, trabajando en diversos oficios, y militó con los anarquistas que editaban Le Libertaire. En 1933, en el congreso de Orleans, entabló amistad con Louis Mercier-Vega. Ambos fundaron el Grupo internacional de la Columna Durruti, que fue diezmado en Perdiguero, el 17 de octubre de 1936. En diciembre de 1936 es el delegado de la Union Anarchiste en Barcelona. En mayo de 1937 en Barcelona, Carpentier participó en la luchas de las barricadas contra los estalinistas. Algunos meses más tarde, perseguido por los estalinitas, y ya sin ilusión alguna sobre las posibilidades revolucionarias y el desenlace de la guerra civil española, regresó a Francia. Movilizado en 1939 su regimiento fue cercado por las tropas alemanas, pero consiguió escapar. En 1943, trabajó en un "Comité obrero de socorro inmediato". Falleció el 21 de marzo de 1988.

CARREÑO, Francisco:

Maestro de profesión. Participó intensamente en la campaña de agitación de la CNT durante la convocatoria de elecciones de febrero de 1936, que dio el triunfo al Frente Popular. De origen argentino, probablemente formaba parte del destacado grupo de anarquistas de la FORA, exiliado en Barcelona, entre los que figuraban Villar, Santillán y otros. Asesor de Durruti, se encargó junto con Manzana de conseguir piezas de artillería, munición y un cuerpo sanitario para la Columna. Responsable de Información del Comité de guerra de la Columna Durruti. Asistió a la entrevista de Kolstov a Durruti. En septiembre de 1936 tuvo una destacada intervención en el Pleno de Regionales de grupos anarquistas celebrado en Alcañiz. Viajó a Moscú en representación de la Columna Durruti en conmemoración del veinte aniversario de la Revolución de Octubre. Amigo personal de "Munis". En mayo de 1937 formó parte de la cincuentena de milicianos de la Columna Durruti que se desplazó a Barcelona para informar sobre los sucesos de Barcelona. Intervino en las luchas de barricadas controlando la zona de la Brecha de San Pablo, hasta que escuchó por radio los discursos de Federica Montseny y García Oliver. En el Pleno de la CNT reunido en Muret en 1944 fue elegido secretario general. Falleció en Toulouse el 17 de febrero de 1948. 

CERVERO, Eduardo:

Al frente de la Agrupación de Gelsa de la Columna Durruti. Estuvo con Balius en Hyères.

ESPLUGASS, José:

Delegado general de Centurias de la Columna Durruti y miembro de su Comité de Guerra.

FRANCO CAVERO, Máximo:

Delegado de la Columna "Rojinegra". En mayo del 37 a la cabeza de algunos centenares de hombres y varias piezas de artillería se desplazó hacia Lérida, coincidiendo en Siétamo con José Rovira Canals al mando de algunas fuerzas de la columna del POUM. Los militantes cenetistas Juan Manuel Molina ("Juanel"), subsecretario de la Consejería de Defensa de la Generalidad, y Miguel García Vivancos, jefe de la 125 Brigada Mixta, consiguieron convencer a Máximo Franco y José Rovira que su presencia en Barcelona era innecesaria. Se suicidó en el puerto de Alicante, al final de la guerra, ante la inminencia de la entrada de los fascistas.

"FUULMEN". Seudónimo no identificado (¿quizás de Félix Martí?) utilizado en artículos publicados en El Amigo del Pueblo sobre la Revolución Francesa.

GARCÍA, Francisco:

Su muerte fue comentada en Solidaridad Obrera (16-4-1937) como de especial interés para Los Amigos de Durruti.

GILABERTT, Alejandro:

Redactor de Solidaridad Obrera. Autor de un breve esbozo biográfico de Durruti. Representante cenetista en el Consejo municipal de Barcelona del 22 octubre 1936.

LLADO ROCA, Bruno:

Militante y orador anarquista durante la República. En 1934-1936 militó en el grupo de afinidad "Renacer" de la FAI. Autor de diversos folletos ácratas. En 1936-1937 fue concejal del Ayuntamiento de Sabadell y delegado comarcal del Departamento de Economía de la Generalidad. Cargos de los que fue desposeído tras las Jornadas de mayo de 1937.

MARIN, Angel:

Miliciano de la Columna Durruti. Formó parte de la cincuentena de milicianos de la Columna Durruti que se desplazaron a Barcelona para informar sobre los sucesos de mayo del 37. Intervino activamente en las barricadas que controlaban la Brecha de San Pablo. Prisionero en Mauthausen, el campo de exterminio nazi.

Miembro del secretariado de la CNT en 1944.

MARTI, Ada:

Publicó diversos artículos en El Amigo del Pueblo.

MARTI IBAÑEZ, Félix:

Primer secretario de Los Amigos de Durruti. Psiquiatra y sexólogo con gran audiencia en los medios ácratas. Autor de numerosos artículos en la prensa anarquista, así como de conferencias e intervenciones radiofónicas. Ejerció diversos cargos en la Sanidad Pública.

MERCIER--VEGA, Louis:

Nació en Bruselas el 6-5-1914: su nombre auténtico era el de Charles Cortvrint. Utilizó los seudónimos: "Charles Ridel", "R.C.", "Hersay", "Carlo Manni", "Courami", "Damashki", "Santiago Parane" y un largo etcétera. En 1940, en Santiago de Chile, obtuvo un documento de identidad a nombre de Louis Mercier Vega. Fue militante anarquista y anarcosindicalista desde los 16 años. Insumiso al servicio militar se instaló en París donde se adhirió a la Union Anarchiste (UA) de la que fue delegado en el Congreso de Orleans en 1933, donde trabó conocimiento con Charles Carpentier. Ambos marcharon a España en julio de 1936 para combatir en el frente de Aragón en la Columna Durruti. Fundaron el Grupo internacional de la Columna Durruti, que el 17 de octubre de 1936 fue diezmado en Perdiguero, en combate con tropas marroquíes. Mercier-Vega regresó a Francia para organizar la ayuda a la España revolucionaria. Carpentier participó en la lucha callejera de Barcelona durante las jornadas de mayo de 1937. En noviembre de 1937, Mercier-Vega, Carpentier, Feuillade y Guyard expresaron su disidencia con las resoluciones adoptadas por el congreso de la UA. En febrero de 1938 fundó, junto con Maire-Louise Berneri, "Luc Daurat" (Lucien Feuillade), L. Nicolas, entre otros, la revista Revision en la que se expusieron y defendieron las tesis de Los Amigos de Durruti. En agosto de 1939, en el número 6 de esta revista, se publicaron textos firmados por el Grupo franco-español de Los Amigos de Durruti. A finales de 1939 marchó a Bélgica, hospedado por Hem Day, para embarcar más tarde en Anvers hacia Argentina y Chile. De allí fue a Africa y en Brazzaville se enroló el 26 de junio de 1942 en las Fuerzas Libres francesas. Desmovilizado en octubre de 1945 se convirtió en redactor de Dauphiné Liberé. En 1958 creó la Comisión internacional de enlace obrero (red de libertarios y sindicalistas de diversos países). Además de su continua colaboración en la prensa libertaria, y de la fundación de revistas como Revision (1938), Aportes (revista trilingüe de 1966-1972), Interrogations (1974), es autor de numerosos libros: Anarcho-syndicalisme et syndicalisme révolutionnaire, La chevauchée anonyme (1978), L'increvable anarchisme (1971), etc... Se suicidó el 20 de noviembre de 1977.

"MIINGO" (ALONSO, Ponciano):

Cobrador de tranvías, muy popular por no cobrar a los compañeros cenetistas. Escritor de novelas populares, en "La Novela Ideal", muy apreciadas en los medios cenetistas. Articulista de "Ideas". Representante cenetista en el Consejo municipal de Barcelona del 22 octubre 1936. En el exilio dirigió la local de Burdeos.

PANIAGUAA, José:

Tesorero de Los Amigos de Durruti.

PELLICERR, Francisco:

Del Sindicato de la Alimentación. No confundir con los hermanos Pellicer, delegados de los milicianos de la Columna de Hierro.

PEREZ, Vicente ("Combina"):

Valenciano, activista del Sindicato de la Madera. Destacado militante y orador ácrata y viejo compañero de lucha de Durruti. Exiliado en París durante la Dictadura de Primo de Rivera, donde frecuento a Liberto Callejas y al grupo Los Solidarios. Viajó a la Unión Soviética y escribió un libro sobre sus experiencias en este viaje.  Intervino en el famoso mitin de Sallent que desencadenó el movimiento revolucionario de la cuenca minera del Alto Llobregat, en enero de 1932. En Sevilla fue detenido junto a Durruti y Ascaso en abril de 1933, y encarcelados en el penal del Puerto de Santamaría hasta el 6 de octubre de ese mismo año. Participo en el mitin antielectoral organizado por la revista de la FAI "Tierra y Libertad" en Montjuic el 16-11-1933 ante un aforo de 45000 personas. Durante la campaña electoral de  febrero de 1936 participó en numerosos mítines con Durruti y Ascaso por Andalucía y Extremadura. Encabezó el Sindicato nacional del Transporte. En octubre de 1936 fue consejero regidor de Servicios Públicos en el Ayuntamiento de Barcelona. Orador en el mitin de Los Amigos de Durruti del 14-4-1937.

 

PONZAN VIDAL, Francisco

Especialista de la Columna Durruti en la coordinación de las guerrillas que operaban detrás de las líneas fascistas. Consejero de Transportes y comunicaciones del Consejo de Aragón de octubre a diciembre de 1936. En los años de la segunda guerra mundial organizó una red de evasión en los Pirineos.

PUIG GARRETA, Antonio:

Colaborador de El Amigo del Pueblo.

RODENAS, Progreso:

Destacado militante ácrata y valeroso hombre de acción. Activista del Sindicato de la Metalurgia. En 1919, formando parte de los grupos de acción clandestinos de la CNT, mató a tiros a Manuel Bravo Portillo, el comisario organizador de la banda de pistoleros financiada por la patronal catalana, que había asesinado a los dirigentes cenetistas Pau Sabater y Manuel Burgos. Dirigió uno de los grupos de acción más audaces de Barcelona, al que pertenecía su hermano Volney, su hermana Libertad (destacada propagandista libertaria, y su primo Armando (asesinado por los pistoleros del "Libre"). Atentó contra Miró i Trepat, empresario y dirigente de la patronal catalana que financiaba la banda de Köning. Resultó herido en uno de los enfrentamientos en abril de 1920, y fue detenido. Estuvo con Durruti y se opuso a la militarización de las Milicias. En diciembre de 1939, en Burdeos, consiguió embarcar para Santo Domingo, junto con su hermana Libertad, Viadiú, Peirats, Jover, etc...). De allí pasó a México.

ROIG, Eleuterio:

Redactor de El Amigo del Pueblo. Compañero de Balius en el exilio francés.

ROMERO, Antonio.

RUIZ, Pablo:

Navarro, emigrado a Cataluña. Sastre de profesión. En 1923 frecuentaba los locales del Sindicato de la Madera, local de encuentro de grupos de acción, donde entró en contacto con Juan García Oliver, Alfonso Miguel y Gregorio Jover. En 1934-1936 fue militante del grupo "Renacer" de la FAI. El 19 de julio estuvo al lado de Durruti, García Oliver, Ortiz y Ascaso en el asalto al cuartel de Atarazanas. Encargado por García Oliver de conducir a los militares apresados en Atarazanas al Sindicato del Transporte. Partió con Durruti a liberar Zaragoza. Delegado de los milicianos de la Agrupación de Gelsa de la Columna Durruti. Representó a esa Agrupación de milicianos en el Pleno de Columnas confedérales y anarquistas de febrero de 1937, convocado en Valencia. Presidente del Comité Revolucionario de Pina. No aceptó la militarización de las Milicias, y abandonó el frente acompañado de numerosos milicianos. Fundador y alma, junto con Balius, de la Agrupación de Los Amigos de Durruti. Murió en París en los años ochenta.

SANCHEZ, Manuel:

De Sallent. Su muerte fue recordada en El Amigo del Pueblo nº 2 (26-5-37).

 

SANTANA CALERO, Juan:

Líder de las Juventudes Libertarias (malagueño). Redactor de Ruta y de El Amigo del Pueblo. Tuvo que someterse a un "juicio de honor", promovido por Fidel Miró y el sector colaboracionista de las JJ. LL., que le acusaron públicamente (lo que equivalía a denunciarlo a la policía) de ser redactor de la publicación clandestina El Amigo del Pueblo y de pertenecer a la Agrupación de Los Amigos de Durruti. Era quizás la primera vez que unos anarquistas denunciaban públicamente a un anarquista por escribir en la prensa clandestina y pertenecer a una organización ilegal. Se le acusaba también de abandono de sus cargos de responsabilidad en el frente de Málaga, cuando ésta cayó en manos de los fascistas. Murió pistola en mano, enfrentado de forma suicida a las tropas fascistas, cuando entraron en Valencia al final de la guerra, aunque otras versiones sitúan su muerte algunos meses más tarde, en el intento de acceder a la serranía de Granada para unirse a las guerrillas.

SOBIAS, Serafín... Colaborador de El Amigo del Pueblo.

 

 

 


 

 

 



     [1][1]No hay libros de historia sobre la guerra civil, y mucho menos sobre las Jornadas de Mayo del 37 que no cite a Los Amigos de Durruti, casi siempre con más imaginación que rigor, los más para decir disparates, y casi ninguno hace referencia a la escasa historiografía o documentación existente sobre la Agrupación. Los estudios más destacados son los siguientes:

ARANDA, Francisco Manuel: "Les amis de Durruti". Cahiers Leon Trotsky nº 10 (1982).

ARQUER, Jordi: Història de la fundació i actuació de la "Agrupación Amigos de Durruti". Inédito.

FONTENISS, Georges: Le message révolutionnaire des "Amis de Durruti". Editions L, Paris, 1983.

MINTZ, Frank; PECIÑA, Miguel: Los Amigos de Durruti, los trosquistas y los sucesos de Mayo. Campo Abierto, Madrid, 1978.

SCHAFRANNEK, Hans; WOGERBAUER, Werner: "Nous, "agents provocateurs et irresponsables". Esquisse d'une histoire des Amigos de Durruti". La guerra i la revolució a Catalunya. Comunicacions. II Col.loqui Internacional sobre la guerra civil espanyola (1936 - 1939). Centre per a la investigació del moviments socials del CEHI, Universitat de Barcelona. Barcelona, 1986, pp. 154 - 167.

SHARKEY,, Paul: The Friends of Durruti. A Chronology. Editorial Crisol, Tokyo, May 1984.

 

     [2][2]Según declaración jurada de Jaume Anton Aiguader, sobrino de Artemi Aiguader, fechada ante testigos, en Ciudad de Méjico, el 9 de agosto de 1946: "Quan els Fets de Maig el Govern de la Generalitat demanà al d'Espanya avions per bombardejar els centres de la CNT i aquest els hi va negar." Esta declaración es confirmada en los teletipos intercambiados entre Companys y el gobierno central. En esos teletipos el Presidente de la Generalidad, el martes 4 de mayo, comunica al subsecretario del Consejo, que los rebeldes han sacado cañones a la calle, y pide que se den órdenes al teniente coronel Felipe Díaz Sandino, jefe de la Base Aérea Militar del Prat de Llobregat, para que se ponga a disposición del Gobierno de la Generalidad: "El Presidente de la Generalidad, comunica al Subsecretario del Consejo, que los rebeldes han sacado cañones a la calle. Pide den órdenes a Sandino que se ponga a disposición del Gobierno de la Generalidad". [Documentación depositada en la Hoover Institution].

     [3][3]Según testimonio de Abad de Santillán.

     [4][4]Veáse las respuestas de García Oliver (que datan del primer semestre de 1950) al cuestionario de Bolloten [depositado en la Hoover Institution]: "Frente a las elecciones de Febrero la CNT-FAI adoptaron la siguiente posición, que fue propagada por toda España, tanto en mítines como en escritos: "LAS PRÓXIMAS ELECCIONES SERÁN DECISIVAS PARA EL PUEBLO ESPAÑOL. SI LA CLASE OBRERA VOTA EN FAVOR DE LAS IZQUIERDAS, ESTAS TOMARAN EL PODER, PERO TENDREMOS QUE ASISTIR A UN MOVIMIENTO INSURRECCIONAL DE LOS MILITARES Y DE LAS DERECHAS PARA APODERARSE DEL PODER. SI LA CLASE OBRERA NO VOTA A LAS IZQUIERDAS, ELLO SIGNIFICARÍA EL TRIUNFO LEGAL DEL FASCISMO. POR NUESTRA PARTE NOSOTROS ACONSEJAMOS A LA CLASE OBRERA A QUE HAGA LO QUE QUIERA RESPECTO A VOTAR, PERO SI LE DECIMOS QUE, SI NO VOTA A LAS IZQUIERDAS, AL DÍA SIGUIENTE DE LAS ELECCIONES TENDREMOS QUE HACER FRENTE A LAS DERECHAS FASCISTAS CON LAS ARMAS EN LA MANO. Y SI VOTA A LAS IZQUIERDAS, ANTES DE LOS SEIS MESES DEL TRIUNFO DE ESTAS HABREMOS DE HACER FRENTE CON LAS ARMAS EN LA MANO A LAS DERECHAS FASCISTAS. Naturalmente, la clase obrera de España, que desde hacía muchos años había sido aconsejada por la CNT a que no votase, interpretó nuestra propaganda en el mismo sentido que deseábamos, eso es, que debía votar, pues que siempre resultaría mejor hacer frente a las derechas fascistas si ellas se sublevaban después de ser derrotadas y fuera del gobierno. Triunfaron las izquierdas en las elecciones de febrero de 1936. COMPANYS FUE AL GOBIERNO DE CATALUÑA Y LOS DEMÁS IZQUIERDISTAS AL GOBIERNO DE ESPAÑA. Nosotros habíamos cumplido nuestros compromisos, PERO ELLOS NO CUMPLIERON NINGUNO DE LOS SUYOS, YA QUE NO NOS ENTREGARON NINGUNA ARMA NI ADOPTARON NINGUNA PRECAUCIÓN FRENTE A LA CONJURACION MILITAR FASCISTA."

     [5][5]Cfr. la entrevista entre Companys y Escofet una vez sofocada le rebelión fascista:

" -Presidente -le dije- vengo a comunicarle oficialmente que la rebelión está completamente vencida [...].

- Sí Escofet, muy bien -me respondió el Presidente- . Pero la situación es caótica. La chusma armada e incontrolada invade las calles y comete toda clase de excesos. Y, por otra parte, la CNT, potentemente armada, es dueña de la ciudad. ¿Qué podemos hacer para oponernos?

- Por el momento estamos todos desbordados, incluso los propios dirigentes de la CNT. La única solución, Presidente, es la de contener la situación políticamente, sin hacer ninguna dejación de nuestras respectivas autoridades. Si por su parte usted consigue hacerlo, yo me comprometo a hacerme dueño de Barcelona, cuando usted me lo ordene o cuando las circunstancias lo permitan." [ESCOFET, Federico: De una derrota a una victoria: 6 de octubre de 1934-19 de julio de 1936. Ed. Argos-Vergara, Barcelona, 1984, p. 352].

     [6][6]Muchas de estas preguntas las responde directa o indirectamente García Oliver, en su narración de la entrevista con Companys: "Con la precisión que nosotros habíamos señalado se produjo el levantamiento militar-fascista. Companys [...] se refugió en la Jefatura de Policía de Barcelona, donde le vi serían las siete de la mañana del día 19 de Julio, estaba aterrado por las consecuencias de lo que veía venir, pues él suponía que, sublevados todos los regimientos de soldados de Barcelona, éstos barrerían fácilmente todas las resistencias. Sin embargo, las fuerzas de la CNT-FAI, casi exclusivamente, hicieron frente durante aquellos dos días memorables y, después de una lucha épica y encarnizada [...] derrotamos a todos los regimientos [...] Por todas estas razones, Companys teniendo ante sí a los representantes de la CNT-FAI, estaba perplejo y asombrado. Perplejo porque, en su conciencia solamente tenía cabida el peso de la gran responsabilidad que contrajeron con nosotros y el pueblo español por no haber sabido estimar todas nuestras previsiones [...]. Asombrado, porque pese a que no cumplieron con los compromisos  contraídos con nosotros, la CNT-FAI en Barcelona y en Cataluña había vencido a los sublevados [...] Por eso al llamarnos Companys nos dijo: "Ya sé que tenéis conmigo muchos motivos de queja y agravio. Yo os he combatido mucho y no he sabido apreciaros en lo que valéis. Sin embargo nunca es tarde una rectificación sincera, y la mía, que ahora os voy a hacer, tiene el valor de una confesión: si os hubiese apreciado en lo que valéis, posiblemente otras serían las circunstancias de ahora; pero ya no tiene remedio, vosotros solos habéis vencido a los militares sublevados y lógicamente vosotros deberíais gobernar. Si así lo estimáis, con todo gusto os hago entrega de la Presidencia de la Generalidad y, si creéis que puedo ayudar en algún otro sitio, sólo tenéis que indicarme el puesto que debo ocupar. PERO SI DEBIDO A QUE TODAVÍA NO SABEMOS EN CONCRETO QUIENES HAN TRIUNFADO EN OTRAS PARTES DE ESPAÑA, CREÉIS QUE DESDE LA PRESIDENCIA DE LA GENERALIDAD PUEDO TODAVÍA SER ÚTIL OSTENTANDO LA REPRESENTACIÓN LEGAL DE CATALUÑA, DECIDMELO, QUE DESDE ELLA Y SIEMPRE DE ACUERDO CON VOSOTROS, SEGUIREMOS LA LUCHA HASTA QUE SE VEA CLARO QUIENES SON LOS VENCEDORES." Por nuestra parte, y así lo estimaba la CNT-FAI, entendimos que debía seguir Companys al frente de la Generalidad, precisamente porque no habíamos salido a la calle a luchar concretamente por la revolución social, sino a defendernos de la militarada fascista." [De las respuestas de García Oliver, en 1950, al cuestionario de Bolloten, depositado en la Hoover Institution]

         El testimonio de García Oliver merece ser corroborado por el de Federica Montseny: "No pasó por la imaginación de nadie, ni aún de García Oliver, el más bolchevique de todos, la idea de tomar el poder revolucionario. Fue después, cuando se vio la amplitud del movimiento y de las iniciativas populares cuando empezó a discutirse si se podía o si se debía, o no, ir a por el todo." (PAZ, Abel: Durruti. El proletariado en armas. Bruguera, Barcelona, 1978, pp. 381-382).

     [7][7]Cabe citar, entre las más interesantes, al anarquista Abel Paz (Durruti. El proletariado en armas), a Luis Romero (Tres días de Julio), al guardia civil Francisco Lacruz (El alzamiento, la revolución y el terror en Barcelona), el libro ya citado de Escofet, comisario de orden público de la Generalidad, o también las memorias de Abad de Santillán y García Oliver. En cuanto a los libros de referencia obligados es imprescindible la cita de BOLLOTEN, B.: La Guerra Civil española: Revolución y contrarrevolución. Alianza Editorial, Madrid, 1989; y de BROUE, P.: Staline et la révolution. Le cas espagnol. Fayard, Paris, 1993.

     [8][8]Y que por supuesto son expresión de un determinado punto de vista político, que puede o no ser compartido, pero que aquí exponemos claramente como tal, sin pretensión ni invocación alguna de una tan inexistente como sobada OBJETIVIDAD ACADÉMICA.

     [9][9]Y también el Comité Ejecutivo Popular de Valencia, o el Consejo de Defensa de Madrid.

     [10][10]Véase las afirmaciones de Balius: "La constitución de comités de obreros, campesinos, milicianos y marinos fue un reflejo instantáneo de la destrucción del aparato coercitivo capitalista. No quedó fábrica, barrio obrero, pueblo, batallón de milicias o barco donde no se constituyera un comité. El comité era la máxima autoridad, sus disposiciones y acuerdos tenían que ser acatados. Su justicia, la justicia revolucionaria, con exclusión de toda otra (...) no existía más ley que las necesidades imperiosas de la revolución. La mayoría de los comités eran elegidos democráticamente, por los trabajadores, milicianos, marinos y campesinos, sin distinción de tendencias, realizándose así la democracia proletaria, superando la fementida democracia parlamentaria burguesa. En una palabra, en los lugares de trabajo sólo existía un poder: el trabajo y los trabajadores.

         La expropiación de la burguesía y terratenientes fue efectuándose, por lo general, a compás de la constitución de los comités (...) Igual traspaso de poderes se produjo por lo que respecta al armamento. (...) Se constituyeron milicias (...) Para el mantenimiento del nuevo orden revolucionario naciente se crearon patrullas de control (...)

         La respuesta del proletariado hispánico (...) fue bien categórica e inteligente. La reacción fue aplastada en la calle y expropiada económicamente y el proletariado se constituyó en árbitro del país (...). (BALIUS, Jaime: "Recordando Julio de 1936", en Le Combat Syndicaliste, del 1-4-1971). [Este artículo de Balius copia literalmente frases completas de las pp. 292-294 del libro de Munis: Jalones de derrota, promesa de victoria. Zero, Bilbao, 1977].

     [11][11]Véase por ejemplo la clara y radical oposición que establece García Oliver: "Entre la revolución social y el Comité de Milicias, optaba la Organización por el Comité de Milicias" (GARCÍA OLIVER, Juan: El eco de los pasos. Ruedo Ibérico, París-Barcelona, 1978, p. 188).

     [12][12]La tesis de Munis sostiene que tras las jornadas revolucionarias de julio sólo existía el poder de los comités-gobierno: "para caracterizar más exactamente la situación en las semanas siguientes al 19 de julio, es preciso definirla como atomización del poder en manos del proletariado y los campesinos. Estos tenían plena conciencia de su poder local, aunque les faltara conciencia  de la necesidad de coordinar su poder nacionalmente. Por su parte, durante las primeras semanas, al Gobierno burgués le faltó capacidad y voluntad de lucha contra el naciente poder obrero. De dualidad no puede hablarse sino hasta después, cuando el gobierno del Frente Popular vuelve en sí, se da cuenta de que vive, reagrupa en su torno a las fuerzas armadas de que puede disponer y empieza a disputarle el poder a los Comités del proletariado y los campesinos." (G. Munis: "Significado histórico del 19 de julio", en Contra la corriente núm. 6, México, agosto de 1943).

         No entraremos aquí en el análisis de la tesis de doble poder defendida por Munis con posterioridad al 19 de julio, esto es, desde primeros de octubre hasta mayo del 37. La diferencia entre la posición de la Fracción y la de Munis radica en que los bordiguistas consideraban que, sin una absoluta destrucción del Estado capitalista no puede hablarse de revolución, mientras Munis consideraba que el Estado burgués había sido momentáneamente anulado. Nos basta con señalar la discrepancia, y no profundizaremos en la cuestión. Lo que aquí queremos señalar es el papel jugado por el CCMA como organismo de colaboración de clases.

     [13][13]Lo afirman explícitamente, entre otros, figuras tan destacadas, y al mismo tiempo, de horizontes políticos tan dispares, como García Oliver, Nin, Tarradellas, Azaña, y el propio Balius. Véase sobre todo el artículo de Nin "El problema de los órganos de poder en la revolución española", publicado en francés en Juillet. Revue Internationale du POUM, nª1, Barcelona-Paris, juin 1937. [Traducido al español en el número 2 de Balance].

     [14][14]Así lo definieron Juan García Oliver y Solidaridad Obrera del 2 de octubre de 1936, en sus comentarios sobre la disolución del CCMA.

     [15][15]Cfr. GARCÍA OLIVER, Juan: El movimiento libertario en España (2). Colección de Historia Oral. Fundación Salvador Seguí, Madrid, s.d.

         Véase también un documento excepcional, cedido amablemente por Juanjo Gallardo: "Ponencia presentada a la Federación Local de Grupos Anarquistas de Barcelona. Comité Local de preparación revolucionaria. Barcelona, enero de 1935." [Ponencia firmada por los Grupos: Indomables, Nervio, Nosotros, Tiempo Libre, Germen.].

     [16][16]Véase, por ejemplo, el desaire amenazante y despreciativo de García Oliver a Companys cuando éste el 25 de julio se presentó en la sede del CCMA para protestar por el desorden ciudadano y la acción de los incontrolados, en GARCÍA OLIVER, Juan: El eco...., op. cit., pp. 193-194.

     [17][17]Que ha sido expuesta en las tesis sobre la naturaleza de la revolución y la guerra civil española desarrolladas en las últimas páginas del capítulo 2.

     [18][18]Véase las difamaciones contra el movimiento anarquista catalán, y las acusaciones lanzadas contra Jaime Balius o Antonio Martín, que son presentados como fieras monstruosas por H. Raguer, J.M. Solé y J. Villarroya, que adoptan un "neutralísimo" punto de vista burgués, santurrón y catalanista. Véase por ejemplo las acusaciones absolutamente desmedidas, y ajenas al contexto propio de un proceso revolucionario, lanzadas contra Balius en las pp. 256-258 del libro del monje benedictino Raguer, H.: Divendres de passió. Vida i mort de Carrasco i Formiguera, Pub. Abadía Montserrat, Barcelona, 1984; y en las pp. 67 y 68 del libro de SOLE SABATE, J.M.; VILLARROYA FONT, J.: La repressió a la reraguarda de Catalunya (1936-1939), Pub. Abadía Montserrat, Barcelona, 1989. También cabe citar un librito que da la versión catalanista del gobierno anarquista de Cerdaña, que suponía el absoluto control ácrata de la frontera francesa, y de los hechos sangrientos de Bellver, precedente directo de los Hechos de Mayo en Barcelona, tras los cuales el gobierno de la Generalidad consiguió hacerse con el poder absoluto en esa región fronteriza. Cfr.: PONS I PORTA, J.; SOLE I SABATE, J.M.: Anarquia i República a la Cerdanya (1936-1939). El "Cojo de Málaga" i els fets de Bellver. Pub. Abadia Montserrat, Barcelona, 1991. Es necesario subrayar que todos estos libros han sido publicados por la editorial del Monasterio de Montserrat, lo cual supone un evidente servilismo ideológico, que nos negamos a aceptar como válido para juzgar "objetivamente" a Jaime Balius o Antonio Martín, y mucho menos para que se permita sus constantes devaneos, difamaciones y prejuicios sobre el movimiento libertario.

          Véase también los disparates e infamias sobre la figura de Balius, y las concepciones peyorativas sobre el movimiento libertario, expresados desde una pedante perspectiva académica, incapaz de comprender que era en los años treinta un grupo de acción, un sindicato, un ateneo obrero, o una huelga general, en el artículo de TAVERA, Susanna; UCELAY-DA CAL, Enric: "Grupos de afinidad, disciplina bélica y periodismo libertario, 1936-1938", Historia Contemporánea núm. 9, Servicio Ed. Universidad del País Vasco, (1993).

         Por el contrario, merecen ser leidos los interesantes y esclarecedores artículos sobre el movimiento libertario de Josep Eduard Adsuar. Cfr. por ejemplo: "El Comitè Central de Milícies Antifeixistes", en L'Avenç núm.14 (març 1979); "La fascinación del poder: Diego Abad de Santillán en el ojo del huracán", en Anthropos núm. 138 (noviembre 1992). Muy interesantes son también los artículos de Anna Monjo y Carme Vega en la revista Historial Oral núm. 3 (1990): "Clase obrera y guerra civil" y "Socialización y Hechos de Mayo", y por supuesto el libro de MONJO, Anna; VEGA, Carme: Els treballadors i la guerre civil. Història d'una indústria catalana colectivitzada. Empúries, Barcelona, 1986.

     [19][19]Sobre la Columna de Hierro debe consultarse el magnífico estudio de PAZ, Abel: Crònica de la Columna de Ferro. Hacer, Barcelona, 1984. La Columna de Hierro había protagonizado ya en setiembre y octubre de 1936 clamorosos incidentes de limpieza en la retaguardia (la ciudad de Valencia), a donde se había desplazado desde el frente para exigir el desarme y disolución de los cuerpos armados al servicio del Estado, y el envío al frente de sus componentes. En la Columna de Hierro, como en el resto de columnas confederales, se debatió el rechazo a la militarización de las Milicias. La asamblea de la Columna de Hierro aprobó finalmente la militarización, ya que, en caso contrario, dejarían de recibir armas, soldada, y provisiones. Por otra parte, existía el peligro, en caso de disolución, de que los milicianos fueran enrolados en otras unidades ya militarizadas.

     [20][20]MINTZ, Frank: La autogestión en la España revolucionaria. La Piqueta, Madrid, 1977, pp. 295-308.

PAZ, Abel: op. cit. pp. 275-294.

SHARKEY,, Paul: The Friends of Durruti. A Chronology. Editorial Crisol, Tokyo, May 1984.    

     [21][21]Jaime Balius y Pablo Ruiz fueron los fundadores, organizadores y animadores más destacados de la Agrupación. Francisco Pellicer participó con ambos en el mitin convocado por Los Amigos de Durruti, en el teatro Poliorama el 19-4-1937. No debe confundirse a Francisco Pellicer, destacado dirigente del Sindicato de la Alimentación de cataluña, con los hermanos Pellicer, líderes de la Columna de Hierro (de Valencia).

     [22][22]Consúltese la entrevista de Jaime Balius a Pablo Ruiz en el diario La Noche, número 3545 (24-3-1937); El Amigo del Pueblo número 5 (21-7-1937); y SHARKEY, Paul: op. cit.

 

     [23][23]"Ponencia que a la Asamblea del Sindicato presenta la sección de periodistas para que sea tomada en consideración y elevada al Pleno y pueda servir de controversia al informe que presente el director interino de Solidaridad Obrera", fechada en Barcelona el 21 y 22 de febrero de 1937, por la asamblea de la Sección de Periodistas. [Documento depositado en el Archivo Histórico Municipal de Barcelona (AHMB)].

     [24][24]Cfr. algunos de los reportajes de carácter informativo publicados en Solidaridad Obrera: "En el frente de Aragón. La Columna Durruti" (12-8-1936); "La ciudad de Barcelona (16-8-1936); "El relato de un fugitivo de Zaragoza" (23-8-1936); "La labor de la retaguardia" (18-12-1936).

         También pueden consultarse en los números de septiembre y octubre de  Solidaridad Obrera artículos informativos similares a los de Balius, firmados por Mingo, Floreal Ocaña, Gilabert, etc.

     [25][25]Esta columna habitual de Balius se titulaba "Como en la guerra", y en ocasiones los artículos no aparecían firmados. También Endériz, entre otros, redactaba una columna habitual.

     [26][26]Cfr. algunos de los artículos firmados por Balius publicados en portada: "No podemos olvidar. 6 de octubre" (6-10-1936), "La revolución no ha de frenarse. El léxico de la prensa burguesa es de un sabor contrarrevolucionario" (15-10-1936), "Como en la guerra. En los frentes de combate no han de faltar prendas que son indispensables para sobrellevar la campaña de invierno" (16-10-1936).

     [27][27] No podemos dejar de destacar (fuera o no Balius su redactor) el editorial publicado anónimamente en Solidaridad Obrera (11-10-1936), titulado "Ha de constituirse el Consejo Nacional de Defensa", por el eco que tendría más tarde en El Amigo del Pueblo, como uno de los puntos más originales del programa revolucionario de Los Amigos de Durruti, esto es, la formación de una Junta Revolucionaria o Consejo Nacional de Defensa, que en octubre de 1936 fue la alternativa de un gobierno obrero CNT-UGT propugnada por los anarquistas, contrarios al ingreso en un gobierno republicano burgués.

     [28][28]Cfr. algunos de estos artículos de carácter político, además de los ya mencionados: "Ha de imponerse un tributo de guerra" (8-9-1936), "Once de septiembre" (11-9-1936), "Como en la guerra. Es de inmediata necesidad el racionamiento del consumo" (16-9-1936), "Han triunfado las tácticas revolucionarias" (23-9-1936), "Como en la guerra. La justicia ha de ser inflexible" (11-10-1936), "Seamos conscientes. Por una moral revolucionaria" (18-10-1936), "Problemas fundamentales de la revolución. La descentralización es la garantía que ha de recabar la clase trabajadora en defensa de las prerrogativas que se debaten en las líneas de fuego" (24-10-1936), "Como en la guerra. Los agiotistas tienen pena de la vida" [artículo sin firma, atribuible a Balius] (31-10-1936), "Como en la guerra. La justicia ha de ser fulminante e intachable" [atribuible a Balius] (1-11-1936), "Como en la guerra. Se ha de establecer un control riguroso de la población" (3-11-1936), "La cuestión catalana" (2-12-1936), "El testamento de Durruti" (6-12-1936), "La revolución de julio ha de cerrar el paso a los arribistas" (17-12-1936), "Nuestros luchadores.El camarada Pablo Ruiz, herido en el Frente de Aragón" (22-12-1936).

     [29][29]Véase la "Ponencia..." depositada en el AHMB.

     [30][30]Véase la "Ponencia..." depositada en el AHMB.

     [31][31]Véase el comentario que Balius hizo de la sustitución de Liberto Callejas por Jacinto Toryho en la dirección de Solidaridad Obrera, el diario más importante de la CNT: "y yo que figuraba como redactor [de la "Soli"] junto con Alejandro Gilabert, Fontaura y otros, debo aclarar  que hay que distinguir la "Soli" cuando era director Liberto Callejas de la "Soli" dirigida por Jacinto Toryho. Mientras figuró Callejas de director se defendieron siempre las conquistas del julio cenetista y enaltecidos y propagados los principios anarquistas. Pero cuando Jacinto Toryho fue impuesto director de "Solidaridad Obrera", por los contrarrevolucionarios incrustados en los comités, o sea por la camarilla que no perseguía otro objetivo que despojar la auténtica CNT, entonces no sólo se defendía la militarización, como insinúa F. Montseny, [sino] algo más. Se leía diariamente en la "Soli" camarada Prieto y camarada Negrín. Digámoslo todo: entraron a formar parte de la redacción de "Solidaridad Obrera" hombres de reputación dudosa, como Cánovas Cervantes y Leandro Blanco, ex redactor de "El Debate". Era imposible convivir en la "Soli". Yo me fui." (BALIUS, Jaime: "Por los fueros de la verdad", en Le Combat Syndicaliste , del 2-9-1971).

         Véase también la "Ponencia...", op. cit.

     [32][32]Discurso radiofónico reproducido en Solidaridad Obrera (6-11-1936). En ese número de la "Soli" se atribuyen a Durruti estas palabras: "Si esa militarización decretada por la Generalidad es para meternos miedo y para imponernos una disciplina de hierro, se han equivocado, e invitamos a los que han confeccionado el Decreto a que vayan al frente [...] y luego vendremos nosotros a comparar aquella con la moral y la disciplina de la retaguardia. Estad tranquilos. En el frente no hay ningún caos, ninguna indisciplina."

     [33][33]Los artículos más destacados de Balius, publicados en Ideas son los siguientes: "La pequeña burguesía es impotente para reconstruir España destruida por el fascismo" (número 1 del 29-12-1936), "La Revolución ha de seguir avanzando" (número 3 del 14-1-1937), "El fracaso de la democracia burguesa" (número 4 del 21-1-1937), "La Revolución exige un supremo esfuerzo" (número 7 del 11.2.1937), "Después del 19 de julio" (número 14 del 1-4-1937) y "Hagamos la revolución" (número 15 del 8 de abril).

         En  el  número 11 de Ideas, del 11-3-1937, aparece un artículo anónimo titulado "¡Destitución inmediata de Aiguadé¡", que denuncia la acción contrarrevolucionaria del consejero de Seguridad de la Generalidad, dos meses antes de loas Jornadas de Mayo, por su robo de doce tanques de la CNT, mediante la falsificación de documentos, y por el sistemático reclutamiento de elementos monárquicos y fascistas en los Cuerpos de Seguridad de la Generalidad.

     [34][34]Dice Balius: "Es intolerable que el Poder, que sólo corresponde al pueblo trabajador, trate de arrogárselo un individuo que no tiene el menor respaldo en los lugares de trabajo. Esta medida es de sí suficiente para comprender que si este mismo político tuviese a su disposición un contingente crecido de fuerzas armadas, amarraría de nuevo a la clase trabajadora al dogal capitalista. [...] los culpables de que la Revolución no haya barrido a los enemigos de la clase trabajadora hay que buscarlos en las filas obreras, quiénes por poca decisión en los primeros momentos han permitido que las fuerzas contrarrevolucionarias hayan alcanzado un volumen tan cuantioso que costará mucho reducirlas"

     [35][35]En el número 1 de Ideas aparece la siguiente relación de redactores y colaboradores del "portavoz del Movimiento Libertario del Bajo Llobregat": Liberto Callejas (ex-director de Solidaridad Obrera), Evelio G. Fontaura, Floreal Ocaña, José Abella y Ginés Alonso, como redactores. Senén Félix como administrador. Y como colaboradores Jaime Balius, Nieves Núñez, Elías García, Severino Campos, José Peirats (director de Acracia de Lérida, y futuro historiador del movimiento anarquista español), Fraterno Alaba, Dra. Amparo Poch, Ricardo Riccetti, Ramón Calopa, Luzbel Ruiz, Vicente Marcet, Manuel Viñuales, Antonio Ocaña, Tomás y Benjamín Cano Ruiz, Francisco Carreño (miembro de la Columna Durruti, y delegado por ésta a Moscú, futuro destacado militante de Los Amigos de Durruti), Antonio Vidal, Felipe Aláiz (destacado teórico anarquista), Acracio Progreso, Manuel Pérez, José Alberola, Miguel Giménez. Entre los dibujantes se cuenta a Joaquín Cadena, E. Badía y Bonet.

     [36][36]Sobre Acracia de Lérida y su director Peirats es muy interesante la consulta de las memorias de éste, sobre todo por la descarnada expresión que hace de la enorme desilusión que en muchos militantes anarquistas provocó el colaboracionismo gubernamental de la CNT-FAI. Cfr. pues PEIRATS VALLS, José: "Memorias", en Suplementos Anthropos número 18, Barcelona, enero 1990.

Además de Ideas, de Hospitalet y Acracia, de Lérida, destacaban como diarios anarcosindicalistas de oposición crítica al colaboracionismo confederal, Ciudad y Campo de Tortosa, y Nosotros de Valencia.

También cabe citar los órganos de las Juventudes Libertarias de Cataluña Ruta y Esfuerzo.

     [37][37]La nota publicada en La Noche (2-3-1937) dice así:

         "A iniciativa de unos cuantos camaradas del anarquista Buenaventura Durruti, que supo finalizar su vida de acuerdo con los anhelos de liberación que matizaron toda su ejecutoria personal, se ha pensado en la conveniencia de constituir una agrupación que perpetúe la memoria del hombre que simbolizó, por su honradez y por su valer, la etapa revolucionaria comenzada a mediados de julio.

         Invitamos a todos los camaradas que, en vida quisieron al camarada Durruti y que al desaparecer el gigante de nuestra revolución conservan el recuerdo del gran luchador, a que ingresen en "Los Amigos de Durruti".

         "Los Amigos de Durruti" no es una peña más. Nosotros pretendemos que la revolución española se compenetre de la savia revolucionaria de nuestro Durruti. Los Amigos de Durruti permanecen fieles a las últimas palabras pronunciadas por nuestro camarada en el corazón de Barcelona y denunciando la labor contrarrevolucionaria, y acusando con trazos viriles el camino que habíamos de seguir.

         Para inscribirse a nuestra asociación, es indispensable pertenecer a la CNT y comprobar un pasado de lucha y de amor a las ideas y a la revolución. De una manera transitoria se reciben las inscripciones en Rambla de Cataluña, 15, principal (Sección de periodistas de la CNT), de cinco a siete de la tarde.

         La comisión organizadora."

     [38][38]Los artículos firmados por Mingo en La Noche son: "Nuestra labor. La Revolución ha de seguir avanzando" (2-4-1937), "Al pueblo se le ha de hablar claro" (8-4-1937), "La Revolución exige una labor depuradora" (9-4-1937), "Una labor revolucionaria. La revalorización de los Municipios" (13-4-1937).

     [39][39]MINGO: "Una labor revolucionaria. La revalorización de los Municipios". La Noche (13-4-1937).

     [40][40]El folleto [que no hemos podido consultar] firmado conjuntamente por Jaime Balius y Pablo Ruiz se titula "Figols, 8 de enero, 8 de diciembre, y Octubre", y fue editado por Editorial Renacer.

     [41][41]Estos folletos de Balius, aunque no están fechados, son posteriores a octubre de 1934 y anteriores a julio de 1936, y en orden cronológico de publicación son los siguientes:

BALIUS, Jaime: De Jaca a Octubre. Editorial Renacer, [Barcelona], s.f.

BALIUS, Jaime: Octubre catalán. Editorial Renacer, [Barcelona], s.f.

BALIUS, Jaime: El nacionalismo y el proletariado. Editorial Renacer, [Barcelona], s.f.

 

     [42][42]Según afirmó Balius en su carta a Paul Sharkey del 1.6.1978: "J'appartenais au grupe Renacer de la FAI avec les camarades Pablo Ruiz, Francisco Pellicer, mort dejà, et Bruno Lladó, mort aussi." [Carta facilitada por Paul Sharkey, a quien agradecemos la información].

     [43][43] Una descripción detallada de los milicianos de Gelsa y su oposición a la militarización, estrechamente relacionada con la fundación de Los Amigos de Durruti, puede leerse en la entrevista a Pablo Ruiz publicada en La Noche, año XIV, número 3545, del 24 de marzo de 1937.

         Véase además las afirmaciones del propio Balius: "La Agrupación de los Amigos de Durruti tiene su origen en la oposición a la militarización. Fue la Agrupación de Milicianos de Gelsa que se trasladó en masa a Barcelona. Al frente de la Agrupación de Gelsa figuraba el compañero Eduardo Cervero. Coincidieron pues, en la retaguardia catalana un crecido número de compañeros del frente de Aragón, que entendían que de ninguna de las maneras se podía renunciar la espíritu libertario de las milicias. Recordamos con gran cariño a Progreso Ródenas, a Pablo Ruiz, a Marcelino Benedicto y otros, para no hacer interminable la relación de los compañeros que, con armas y bagajes, se trasladaron a la capital catalana. Se tomó el acuerdo de crear una agrupación en Barcelona y se optó por cobijarse bajo el símbolo de Buenaventura Durruti. Pertenecieron también a la Agrupación durrutista los compañeros Alejandro Gilabert, Francisco Carreño, Máximo Franco, delegado de la división Rojinegra, Ponzán, Santana Calero, y muchos más." (BALIUS, Jaime: "Por los fueros de la verdad", en Le Combat Syndicaliste del 2-9-1971).

     [44][44]La FAI, hasta julio de 1937, estuvo organizada como una federación de grupos de afinidad. Durante la guerra civil destacaron grupos de afinidad como "Nosotros" (que anteriormente se habían llamado "Los Solidarios"), "Nervio", "A", "Z", "Los de Ayer y Los de Hoy", "Faro", etcétera. El Pleno de la FAI, reunido en julio de 1937 en Valencia, transformaba a la "organización específica" en un partido político de estructura territorial. Los grupos de afinidad, que potenciaban la crítica y el fraccionalismo, fueron sustituidos por agrupaciones locales o de barrio, más aptas para controlar una organización anarquista de masas, y para fomentar el surgimiento, formación y apoyo de responsables políticos capaces de intervenir en todos los niveles de la administración del Estado, en representación del movimiento libertario.

     [45][45]En el diario La Noche del 2 de marzo de 1937 (en la pág. 6) fue publicado el primer aviso sobre la formación de la Agrupación, que quedó constituida formalmente el 17 de marzo de 1937, según la reseña publicada en el diario La Noche del 18 de marzo de 1937:

         "Ha quedado constituida la asociación "Los Amigos de Durruti". Fue nombrada la Junta directiva.

         Anoche se celebró la reunión de constitución de "Los Amigos de Durruti".

         El local social -sito en las Ramblas de las Flores 1, primero- rebosaba de gentío. A las diez en punto se da comienzo al acto. Se nombra una mesa para encauzar el debate. Toman parte en la discusión diversos camaradas del frente y de la retaguardia. Todos los camaradas que hicieron uso de la palabra reafirman su adhesión más absoluta a los postulados de la CNT y de la FAI. Se habló, en líneas generales de la trayectoria revolucionaria seguida desde el 19 de julio y se sentó el anhelo de todos los camaradas reunidos de que la Revolución siga avanzando. También se fustigó duramente determinadas maniobras contrarrevolucionarias. [...]

         Nuestro Durruti presidió de una forma incorpórea la constitución de la agrupación. Se remarcó que no existía una anhelo de idolatría, sino que se querían llevar a cabo los propósitos del malogrado camarada.

         Se pasó a nombrar la junta directiva y una ponencia para la redacción de los propósitos que han de informar la nueva agrupación. [...] La junta directiva está constituida de la manera siguiente: Secretario, Félix Martínez [debería decir Martí]; vicesecretario Jaime Balius; tesorero, José Paniagua; contador, Antonio Puig Garreta; vocales: Francisco Carreño, Pablo Ruiz, Antonio Romero, Serafín Sobías, Eduardo Cervero. La ponencia por los camaradas Pablo Ruiz, J. Marín, Jaime Balius, Francisco Carreño, José Esplugas.

         Antes de darse por terminada la asamblea se acordó, por aclamación, que se mandase un telegrama al Comité Nacional de la CNT, reclamando la libertad del camarada Maroto y de los camaradas que están encarcelados en Valencia."

     [46][46]Vamos a intentar efectuar un inventario de todos los manifiestos, octavillas, avisos y carteles, que conocemos, firmados por la Agrupación de Los Amigos de Durruti. No indicamos el lugar porque se trata siempre de la ciudad de Barcelona. Casi todos estos documentos se encuentran en el Archivo Histórico Municipal de Barcelona (AHMB):

1.- "Al pueblo trabajador". [Manifiesto de finales de marzo 1937. Octavilla escrita por ambas caras].

2.- "Al pueblo trabajador". [Manifiesto contra la celebración del aniversario del 14 de abril].

3.- "¡Trabajadores! Acudid el próximo domingo, día 18, al MITIN que la Agrupación LOS AMIGOS DE DURRUTI celebrará en el Teatro Poliorama". [Aviso del mitin del 18 de abril de 1937].

4.- "Agrupación de Los Amigos de Durruti. A la clase trabajadora." [Cartel encolado en muros y árboles. Finales de abril de 1937].

5.- "ACTO organizado por la Agrupación LOS AMIGOS DE DURRUTI. Domingo, 2 de mayo a las 10 de la mañana, en el TEATRO GOYA". [Aviso del mitin del 2 de mayo de 1937].

6.- "CNT-FAI. Agrupación "Los Amigos de Durruti". !TRABAJADORES!" [Octavilla distribuida en las barricadas el 5 de mayo de 1937].

7.- "CNT-FAI. Agrupación Los Amigos de Durruti. Trabajadores". [Manifiesto distribuido el 8 de mayo de 1937].

8.- "Trabajadores. Miércoles día 19. Aparecerá el "AMIGO DEL PUEBLO". [Aviso de la salida del primer número de El Amigo del Pueblo, prevista para el 19 de mayo de 1937].

         Existen también algunos avisos de conferencias de Francisco Pellicer, patrocinadas por el Sindicato de Alimentación de la CNT, que no hemos incluido.

     [47][47]Véase ANDRADE, Juan: "CNT-POUM", en La Batalla del 1 de mayo de 1937. Ahora en ANDRADE, Juan: La revolución española día a día. Ed. Nueva Era, Barcelona, 1979, p. 248. El fragmento en el que Andrade cita a Los Amigos de Durruti es éste:

"Poor ejemplo, "Los Amigos de Durruti" han formulado sus puntos programáticos en carteles fijados en todas las calles de Barcelona. Estamos absolutamente conformes con las consignas que "Los Amigos de Durruti" lanzan ante la situación actual. Es un programa que aceptamos, y a base del cual estamos dispuestos a llegar a cuantos acuerdos se nos propongan. Hay dos puntos en dichas consignas que son también los fundamentales para nosotros. Todos el Poder para la clase obrera y órganos democráticos de los obreros, campesinos y combatientes, como expresión del Poder proletario."

     [48][48]Ruta, el portavoz de las Juventudes Libertarias de Cataluña, había expresado desde noviembre de 1936 su radical oposición al colaboracionismo de la CNT. Desde marzo de 1937 hasta finales de mayo de 1937 publicó artículos de Santana Calero (miembro de las Juventudes Libertarias de Málaga), que fue también un destacado articulista de El Amigo del Pueblo, y miembro de Los Amigos de Durruti. El número 25 de Ruta, fechado el 1 de abril de 1937, publicó un artículo de la Agrupación de Los Amigos de Durruti titulado "Por el concepto anarquista de la revolución" en el que desarrollaba los mismos temas de la octavilla-manifiesto de finales de marzo: la CNT-FAI no se impuso el 19 de julio, aceptó la colaboración en plan minoritario y dió vía libre a la pequeña burguesía, la necesidad de unir guerra y revolución: "La guerra y la revolución son dos aspectos que no pueden desglosarse. La guerra es la defensa armada de la revolución", la dirección de la economía por los sindicatos, ejército y orden público bajo control de los trabajadores: las armas han de estar únicamente en poder del proletariado como garantía de la revolución, la pequeña burguesía ha de nutrir los batallones de fortificaciones, la retaguardia ha de vivir para la guerra: el trabajo debe ser obligatorio y la sindicación forzosa, etcétera.

     [49][49]Se trata de Esfuerzo. Periódico mural de las Juventudes Libertarias de Cataluña. De periodicidad semanal, constituido por una sola página del tamaño de un cartel, para ser encolado en los muros, apareció entre la segunda semana de marzo y la segunda semana de mayo. Totalmente anónimo, no estaba constituido por artículos, sino por consignas y breves manifiestos o llamamientos. Era un originalísmo periódico mural. Destacan los "artículos" siguientes: "El dilema: Fascismo o Revolución Social" (en el número 1, 2º semana de marzo 1937), "Consignas de la Juventud Revolucionaria" (núm. 2, 3º semana marzo), "El Orden Público tiene su garantía en las Patrullas de Control..." (núm. 3, 4º semana marzo), "Los "affaires" por la substracción de 11 tanques. La provocación de Orden Público en Reus, por Rodríguez Salas...." y "A los ocho meses de revolución" (núm. 4, 1º semana abril). El último número del periódico mural, el número 9, está fechado en la segunda semana de mayo de 1937. Aunque nunca se cita expresamente a la Agrupación, sus consignas, su visión y el contenido ideológico eran muy similares a los expresados y defendidos por Los Amigos de Durruti.

     [50][50] Agrupación "Amigos de Durruti":  "Al pueblo trabajador". Barcelona, [14 de abril de 1937].

     [51][51]Esta asamblea de presentación de la Agrupación es expuesta detalladamente por Rosalio Negrete y Hugo Oehler en un informe escrito y fechado en Barcelona ese mismo día. Este informe fue publicado por primera vez en Fourth International, volume 2, nº 12 (1937). Cfr. Revolutionary History, volume 1, nº 2 (1988), London, pp. 34-35.

         El mitin había sido convocado mediante octavillas en las que se anunciaba la intervención de Francisco Pellicer sobre el problema de las subsistencias, de Pablo Ruiz sobre el ejército revolucionario, de Jaime Balius sobre la guerra y la revolución, de Francisco Carreño sobre la unidad sindical y la colaboración política y V. Pérez Combina sobre el orden público y el momento actual.

         Respecto al desarrollo del acto véase la extensa nota publicada en el diario La Noche (19-4-1937):

         "Ayer mañana, en el Teatro Poliorama, tuvo lugar el mitin organizado por la Agrupación Amigos de Durruti. Asistió numeroso público y presidió el compañero Romero, quien después de unas breves palabras dedicadas a glosar la significación del acto concedió la palabra a Francisco Pellicer, quien comenzó ofrendando un recuerdo a Durruti.

         A continuación se ocupó del problema de las subsistencias, y dijo que con el jornal que actualmente se gana no se puede comer. [...] hizo uso de la palabra Pablo Ruiz, sobre el ejército revolucionario. [...] Después leyó unas cuartillas Jaime Balius [...] en las que recogió lo que fue la lucha inicial del 19 de julio contra el fascismo [...] Dijo que la Revolución debe ir unida a la guerra y que ambas hay que ganarlas. [...] Habló por último Francisco Carreño sobre el tema "unidad sindical y colaboración política" [...] al igual que el resto de los oradores fue muy aplaudido."

                  

 

 

     [52][52]Acta de la sessió consistorial del 22-5-1937 del Ajuntament de Sabadell. Archivo Histórico de Sabadell. En la página 399, del libro núm. 16 de actas, se reproduce íntegramente el pasquín de Los Amigos de Durruti, lanzado en abril de 1937. Ese pasquín, que el concejal Bruno LLadó (que además ostentaba el cargo de delegado comarcal del departamento de economía de la Generalidad [dirigido por Abad de Santillán]), había colgado en su despacho el domingo 2 de mayo, se convirtió en el motivo de acusación contra ese concejal por incitar a la subversión contra el gobierno de la Generalidad, plasmada en las jornadas de mayo de Barcelona.

         El texto del pasquín, siguiendo el acta de la sesión del 22.5.1937 del Ayuntamiento de Sabadell, fue reproducido por CASTELLS, Andreu: Sabadell, informe de l'oposició. Annex per a la història de Sabadell. (Vol. V). Guerra i revolució (1936-1939). Ed. Riutort, Sabadell, 1982, p. 22.8.

     [53][53]La definición que Los Amigos de Durruti dieron de la Junta Revolucionaria no fue siempre la misma, como veremos más adelante. Pero a nadie se le escapa la importancia de las consignas del pasquín de abril. La constitución de una Junta Revolucionaria no sólo implicaba acabar con el gobierno burgués de la Generalidad, sino la implantación de la dictadura del proletariado: "todo el poder para la clase trabajadora" y "todo el poder económico para los sindicatos". Munis, en 1939, en una entrevista concedida a Lutte Ouvrière consideró sinónimos los términos "junta revolucionaria" y "soviet", utilizados por la Agrupación.

     [54][54]Balius fue muy consciente de la importancia de las consignas expresadas en ese pasquín de abril de 1937: "Mayo de 1937 es el Kronstadt español. Solamente podía surgir en Cataluña teniendo presente la potencialidad de la CNT. Y así como en Rusia los marinos y los trabajadores de Kronstadt se levantaron al grito de "Todo el poder para los soviets", la Agrupación de los Amigos de Durruti reclamaba "Todo el poder para los Sindicatos", y lo hicimos públicamente en los numerosos pasquines pegados en todos los lugares de la urbe barcelonesa y en el manifiesto que lanzamos y que logramos imprimir en el fragor de la pelea." (BALIUS, Jaime: "Por los fueros de la verdad", en Le Combat Syndicaliste, del 2-9-1971).

Véase también el comentario de Munis en La Voz Leninista núm. 2.

     [55][55]ANDRADE, Juan: "CNT-POUM". La Batalla (1-5-1937).

MUNIS, G.: "La Junta Revolucionaria y los "Amigos de Durruti"". La Voz Leninista, núm. 2 (23-8-1937).   

     [56][57]Arquer, Jordi: Les jornades de maig. Texto manuscrito inédito depositado en el AHN de Madrid.

     [57][58]El consejero de defensa era el cenetista Francisco Isgleas, fiel amigo y partidario de García Oliver, que durante las Jornadas de Mayo desempeñó un destacadísmo papel de "neutralidad", evitando la intervención de las tropas cenetistas y poumistas en los enfrentamientos. Caminal aporta un testimonio de Rafael Vidiella, según el cual Companys dio la orden a Artemi Aiguader de tomar la Telefónica, en presencia de varios consejeros y del cenetista Domenech, que se limitó a advertir sobre las posibles consecuencias de tal decisión. [En CAMINAL, Miquel: Joan Comorera, vol. II, p. 120].

     [58][59]Cfr. Arquer, loc. cit., y nota de Solidaridad Obrera (2-5-1937) sobre la reunión del consejo de la Generalidad del sábado día 1 de mayo.

     [59][60] Sin embargo Arquer: loc. cit., parece creer que Aiguader actuó por cuenta propia, sin informar a esa comisión. Sea como fuere parece evidente que el gobierno de la Generalidad había abandonado la táctica pactista y colaboracionista de Tarradellas, por la táctica de enfrentamiento frontal (propugnada por Companys), que tan buenos resultados había dado en Bellver de Cerdaña.

     [60][61]Véase los comentarios al respecto de Manuel Cruells, en aquella época periodista del Diari de Barcelona; en CRUELLS, Manuel: Mayo sangriento. Barcelona 1937. Ed. Juventud, Barcelona, 1970, pp. 55-56.

Respectoo a la influencia de los estalinistas sobre Aiguadé o Rodríguez Salas, existiera o no, nos parece irrelevante dada la colaboración existente entre Companys, Comorera y el cónsul soviético en Barcelona. Opinión expresada también por Agustín Souchy, en Los sucesos de Barcelona. Relación..., op. cit., p. 13.

     [61][62]A poco de conocerse el enfrentamiento armado en el interior del edificio de Telefónica: "Para evitar que este suceso condujera a colisiones mayores, el Jefe de Servicios de la Comisaría de Orden Público, Eroles, el secretario general de las "Patrullas de Control", Asens, y Díaz, como representante del Comité de Defensa, se trasladaron a Telefónica para procurar que los agresores se retiraran.

         Rodríguez Salas consultó por teléfono con Aiguadé, Consejero de Seguridad Interior, en virtud de cuyas órdenes obraba, y éste le mandó que de ninguna manera se retirasen y que se mantuviesen en las posiciones conquistadas. [...]

         Valerio Mas, con algunos otros anarquistas, se presentó en el despacho de [...] Tarradellas, para pedirle la inmediata retirada de las fuerzas de Asalto que intentaban ocupar la Telefónica [...]. Tarradellas, y luego [...] Artemio Aguadé, al que también visitaron se hicieron los sorprendidos, y pretextaron que ellos no habían dado la orden de ocupación de la Telefónica.

         - Esto es cosa personal de Rodríguez Salas -les dijo Aguadé- y os prometo que [...] ordenaré lo conveniente para que renazca la tranquilidad." [Lacruz, Francisco: El Alzamiento, la revolución y el terror en Barcelona. Librería Arysel, Barcelona, 1943].

         La información de Francisco Lacruz ha sido probablemente copiada del folleto publicado anónimamente por Agustín Souchy en 1937: "Para evitar que este suceso condujera a colisiones mayores, el jefe superior de policía Eroles, el secretario general de las patrullas de control, Asens, y el compañero Díaz, como representante del Comité de Defensa, se trasladaron a la Telefónica [...] Valerio Mas, con algunos compañeros entrevistó al presidente del Consejo, Tarradellas, y al consejero de Gobernación, Aiguader, para instarlos a hacer retirar las tropas. [...] Tarradellas, y [...] Aiguader, aseguraron que no sabían nada de lo sucedido en la Telefónica. Más tarde se supo que Aiguader mismo había firmado la orden de su ocupación." [Los sucesos de Barcelona. Relación..., op. cit., p. 12.]       

     [62][63]Véase las afirmaciones de GORKIN, Julián: "Reunion du sous-secretariat international du POUM - 14 mai 1937": "En realidad el movimiento fue totalmente espontáneo. Por supuesto esta espontaneidad, muy relativa, debe explicarse: desde el 19 de julio habían sido creados, un poco por todas partes, en Barcelona y en Cataluña unos Comités de Defensa, organizados sobre todo por elementos de base de la CNT y la FAI. La existencia de esos Comités fue poco activa durante algún tiempo, pero sin embargo puede decirse que el 3 de mayo fueron ellos quienes movilizaron a la clase obrera. Fueron los grupos de acción del movimiento. Sabemos que no se dio ninguna orden de huelga general por parte de ninguna de las dos centrales sindicales."

     [63][64]ARQUER,Jordi: Història de la fundació i actuació de la "Agrupació Amigos de Durruti". Texto inédito. [Depositado en la Hoover Institution].

     [64][65]Loc. cit. Arquer cita erróneamente a un tal "Martín" en lugar de Félix Martí Ibáñez, primer secretario (honorífico) de la Agrupación de Los Amigos de Durruti, psiquiatra y sexólogo de gran fama en los medios anarquistas.

     [65][66]Arquer, Jordi: op. cit.

         Sobre el interés de Nin por Los Amigos de Durruti, desde su fundación, no cabe duda alguna, puesto que en fecha tan temprana como la del 4 de marzo de 1937, Nin publicó en La Batalla un artículo en el que glosaba elogiosamente los conceptos vertidos por Jaime Balius en un artículo publicado en La Noche el 2 de marzo de 1937, en el que se advertía sobre los peligros del decidido avance de la contrarrevolución en Cataluña.       

     [66][67]El día 3 se reunieron, en la Casa CNT-FAI, el CR de la CNT y el Comité ejecutivo del POUM para tratar sobre la situación. Tras un largo y detallado análisis de las posibilidades de acción por parte de los poumistas; Valerio Mas, en nombre del CR de la CNT, agradeció a Nin, Andrade y Solano la agradable velada, repitiendo varias veces que el debate y la discusión habían sido muy interesantes, y que habrían de repetir la experiencia. Pero no se tomó ni se decidió acuerdo alguno. La ceguera e incompetencia política de los cenetistas era increíble; creían que era suficiente con haber enseñado los dientes, ahora había que retirar las barricadas, porque estalinistas y republicanos una vez comprobada la fuerza de la CNT no se atreverían a ir más allá. Andrade, de regreso hacia Las Ramblas, mientras iban sorteando las barricadas, no dejaba de repetirse una y otra vez "¡una agradable velada¡, ¡una agradable velada¡".[Testimonio oral de Wilebaldo Solano, (Barcelona, 16 de junio 1994)].

         Sobre la entrevista de la delegación del POUM, formada por Nin, Andrade, Gorkin, Bonet y Solano con el CR de la CNT, y en especial con su secretario Valerio Mas, cfr.: SOLANO, Wilebaldo: "La Juventud Comunista Ibérica (POUM) en las jornadas de mayo de 1937 en Barcelona", en Los sucesos de mayo de 1937. Una revolución en la República, Fundación Nin y Fundación Seguí, Pandora Libros, Barcelona, 1988, pp. 158-160.

     [67][68]ARQUER, Jordi: op. cit.

SOLANO, Wilebaldo: loc. cit.     

     [68][69]Arquer, Jordi: op. cit.

Batalla, La. Editoriales del número 235 (6 de mayo de 1937), número 236 (7 de mayo de 1937) y número 237 (8 de mayo de 1937).

     [69][70]Según el relato de Thalmann.

     [70][71]SOLANO, Wilebaldo: op. cit., p. 164.

     [71][72]El comité local de Barcelona [del POUM]: "Informe de la actuación del Comité local durante los días de mayo que ésta presenta a discusión de las células de Barcelona". Archivo Histórico Nacional de Madrid.

     [72][73]Sobre las distintas versiones del abandono del frente por Máximo Franco véase una crítica exahustiva en TORRALBA, Pedro: De Ayerbe a la Roja y Negra, 127 Brigada Mixta. Gráficas Fernando, Barcelona, 1980.

     [73][74]Ambos eran miembros de Los Amigos de Durruti.

     [74][75]Cfr.: MARIN, Angel: "Hombres y hechos de la guerra civil española"; en SINCA VENDRELL, Amadeo: Lo que dante no pudo imaginar. Mauthausen-Gusen 1949-1945). Producciones editoriales, Barcelona, 1980.

     [75][76] Según afirmaciones del propio Balius, en su correspondencia con Bolloten, la distribución de la octavilla en las barricadas, costó la vida de varios militantes de la Agrupación.

         Sobre la confección y distribución de la octavilla cfr. THALMANN, Pavel y Clara: Combats pour la liberté. Moscou, Madrid, Paris. Spartacus, Paris, 1983, pp. 189-191.

     [76][77]Respuesta número 7 de Josep Rebull al cuestionario presentado por Agustín Guillamón, (Banyuls-sur-mer, 16.12.1985):

"Pregunta: ¿La célula 72 intentó establecer contactos con otros grupos con intención de crear un frente revolucionario, esto es, con Amigos de Durruti, Juventudes Libertarias, Balius, Munis o otros sectores del POUM?"

Josep Rebull: Els sols contactes amb els "Amics de Durruti" tingueren lloc durant les jornades de maig, però la poca importància numérica d'aquest grup sense lligams amb la base, i la modesta representativitat de la c. 72 no donaren peu a un acord pràctic, per exemple, com nosaltres varem proposar, d'adresar un manifest als obrers en lluita." 

     [77][78]Afirmó Balius en 1971: "a raíz de la orden de "Alto el fuego", dada por los ministros de la CNT, lanzamos un manifiesto tratando de "traidores y cobardes" a los comités responsables de tal orden. Dicho manifiesto fue repartido por toda la capital catalana por los miembros de la Agrupación y por las Juventudes Libertarias". (BALIUS, Jaime: "Por los fueros de la verdad", en Le Combat Syndicaliste del 2-9-1971).

     [78][79]ARQUER, Jordi: op. cit.

     [79][80]Cfr. ANDRADE, Juan: Notas sobre la guerra civil. (Actuación del POUM). Ediciones Libertarias, Madrid, 1986, pp. 117-125.

     [80][81]Es muy interesante, por su carácter desmitificador, el comentario de Andrade sobre Los amigos de Durruti: "[...] establecimos relación con "Los Amigos de Durruti", grupo del que hay que decir que no representaba nada efectivo, era un núcleo de peso mínimo que no pretendía hacer más que una oposición en el seno de la FAI, y que en manera alguna estaba dispuesto a una acción concertada con "marxistas autoritarios" como nosotros. Hago esta aclaración porque después de ha pretendido presentar a "Los Amigos de Durruti" como una organización poderosamente representativa, expresión de la conciencia revolucionaria de la CNT-FAI. En realidad no eran nada en el plano orgánico y eran un monumento de confusión en el terreno ideológico; no tenían una idea muy precisa de lo que deseaban y lo que querían eran palabras ultrarrevolucionarias sin ningún efecto político y siempre que no supusieran ningún compromiso en la acción y no rebasasen la disciplina de la FAI. Nosotros hicimos todos los esfuerzos posibles, a pesar de todo, para concertar un acuerdo ante la situación, creo que únicamente llegamos a suscribir juntos uno o dos manifiestos invitando a la resistencia, porque ellos no admitían más. Después el grupo desapareció totalmente y no tuvo ninguna expresión pública." [En ANDRADE, Juan: op. cit. p. 121.].

         De todas formas, las afirmaciones de Andrade son, como mínimo, contradictorias, puesto que cabe preguntarse para qué quería el POUM entrevistarse con Los Amigos de Durruti si no representaban nada, ni eran nadie. Por otra parte, ya hemos destacado el interés demostrado por Nin sobre las posiciones de Balius y el nacimiento de Los Amigos de Durruti, desde primeros de marzo del 37. Además es indudable que el Andrade de 1986 contradice al Andrade de 1937, que escribió el artículo "CNT-POUM", publicado en La Batalla el 1 de mayo de 1937: véase nota 46.

     [81][82]Como se encarga de puntualizar el propio Balius, Los Amigos de Durruti fueron los únicos [sólo la Agrupación y la Sección bolchevique-leninista lanzaron octavillas con consignas revolucionarias] que se volcaron en la lucha callejera, e intentaron dar una dirección y unos objetivos revolucionarios a la lucha espontánea de los obreros durante las jornadas de mayo del 37: "En Espoir, Floreal Castilla dice que Camilo Berneri fue el líder de la oposición en mayo. Es un error. Camilo Berneri publicaba La Lutte de classes [en realidad publicaba Guerra di classe en lengua italiana], pero no tuvo una participación activa. Quienes pusieron la carne en el asador fueron los hombres de la Agrupación Amigos de Durruti. Fueron los mineros de Sallent quienes levantaron la barricada en la rambla esquina a la calle Hospital, junto al local de nuestra querida Agrupación." (BALIUS, Jaime: "Por los fueros de la verdad", en Le Combat Syndicaliste del 2-9-1971).

         El testimonio de Balius es corroborado por Jaume Miravitlles: "La ciutat -fou el meu informe- està totalment ocupada per forces de la FAI, especialment pels grups d'Amigos de Durruti i per contingentes relativament nombrosos del POUM". (MIRAVITLLES, Jaume: Episodis de la guerra civil espanyola. Notes del meus arxius (2). Pórtic, Barcelona, 1972, p. 144).

     [82][83]Barricada levantada por los mineros de Sallent, según afirma Balius en el artículo "Por los fueros de la verdad", ya citado.

     [83][84]Cfr. RUIZ, Pablo: "Elogio póstumo de Balius", en Le Combat Syndicaliste/Solidaridad Obrera (9-1-1981).

     [84][85]Balius, en su artículo "Por los fueros de la verdad", dice al respecto: "Luego vino el úkase de los comités superiores decretando nuestra expulsión, que fue rechazada por la base, en las asambleas sindicales y en un pleno de grupos de la FAI celebrado en la Casa CNT-FAI." 

     [85][86]El eco y simpatía generalizados que despertaron Los Amigos de Durruti entre la militancia confederal se demuestran, no sólo en la impotencia de los comités y dirección cenetistas para conseguir su expulsión, sino también en el descontento y reflexión que, tras las Jornadas de Mayo, condujo a la formación de una estructura conspirativa en el seno de las organizaciones libertarias, fruto de la cual son los documentos titulados "Aportación a un proyecto de organización conspirativa" e "Informe respecto a la preparación de un golpe de Estado", publicados en VARIOS AUTORES: Sucesos de mayo (1937). Cuadernos de la guerra civil, núm. 1, Fundación Salvador Seguí, Madrid, 1987.  

     [86][87]El nº 1 de El Amigo del Pueblo no está fechado. La Agrupación difundió una octavilla que anunciaba la aparición de El Amigo del Pueblo, portavoz de Los Amigos de Durruti, para el miércoles día 19 de mayo. Tavera y Ucelay dan, erróneamente, la fecha del 11 de mayo, que probablemente toman del manifiesto de la página 2 del nº 1 de El Amigo del Pueblo. Paul Sharkey da una fecha mucho más acertada: el 20 de mayo. Por otra parte, dada la periodicidad semanal que se propuso el diario, y puesto que el nº 2 de El Amigo del Pueblo se publicó el 26 de mayo, no cabe ninguna duda sobre la fecha de aparición del nº 1.

     [87][88]Solidaridad Obrera estaba dirigida por Toryho, que había sido nombrado director del principal órgano de la CNT a causa de su decidida defensa del colaboracionismo confederal y de la disciplina. Estaba enemistado profundamente con Balius, que siempre se había mostrado muy crítico con el colaboracionismo anarcosindicalista. Sobre Toryho, y su enemistad y enfrentamiento con Balius, véase el interesante estudio efectuado en el, por otras razones, deplorable artículo de Tavera y Ucelay-Da Cal, ya citado; así como el libro de SABATER, Jordi: Anarquisme i catalanisme.La CNT i el fet nacional català durant la Guerra Civil. Edicions 62, Barcelona, 1986, pp. 109-110.

     [88][89]Según afirma Balius en su carta a Bolloten, fechada en Cuernavaca el 24 de junio de 1946.

     [89][90]Según afirma Balius en su carta a Bolloten, fechada en Cuernavaca el 10 de junio de 1946.

     [90][91]ARQUER, Jordi: Història..., op. cit. El coronel Burillo había intervenido en la detención de Nin y el resto de líderes del POUM.

     [91][92]De hecho el 16 de junio, cuatro días después de la fecha que aperece en el número 3 de El Amigo del Pueblo, se ilegalizó al POUM y se detuvo y/o asesinó a sus militantes y dirigentes, en una operación dirigida por el GPU y los estalinistas españoles, que hasta entonces no tenía precedentes en España.

     [92][93]Nos parece innecesario establecer las diferencias entre marxismo revolucionario y estalinismo. A quien le interese la cuestión le remitimos al número 1 de Balance, serie de estudios e investigaciones.

     [93][94]Así pues, tampoco Los Amigos de Durruti consideraban que el Comité de Milicias Antifascistas (CCMA) fuera el embrión de un doble poder, sino un organismo de colaboración de clases. Es el mismo análisis de Nin, Azaña, Tarradellas, los bordiguistas, etc... en contradicción con la tesis académica e historiográfica del CCMA como embrión del poder obrero enfrentado a la Generalidad.

     [94][95]En el sumario incoado, en febrero-marzo de 1938, contra los militantes de la Sección bolchevique-leninista existe un acta del registro efectuado en la imprenta de uno de los encausados, el impresor Baldomero Palau. En el registro efectuado en esta imprenta, sita en la calle Salmerón de Barcelona, se halla un cabezal de La Voz Leninista, utilizada en la impresión del número 3, fechado el 5 de febrero de 1938. En el acta se deja constancia además del hallazgo de dos cabezales correspondientes al periódico El Amigo del Pueblo. Se trataba del nº 12 de El Amigo del Pueblo que se publicó en Barcelona el 1 de febrero de 1938. Por otra parte, en la circular número 4 de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña [depositada en el IISG de Amsterdam] se reproduce una circular enviada por Los Amigos de Durruti (de la que desconocemos la fecha, pero suponemos de agosto del 37) a todos los Sindicatos de la CNT en Cataluña, en la que se pedían fondos para comprar una máquina plana, porque "EL tiraje de "El amigo del Pueblo"se hace cada vez más difícil. Las imprentas rehúyen el aceptarnos su confección y tiraje, por su condición de clandestino y consecuencia del temor a las autoridades. Día llegará que no podremos sacarlo a la luz pública por esta dificultad".

     [95][96]Se trata sin duda de un error de imprenta. La fecha debe ser 3l de agosto de 1937, ya que el número 8 está fechado el 21 de septiembre, y el mes de septiembre sólo tiene 30 días.

     [96][97]Balius había sido encarcelado, según su propio testimonio, en mayo del 37: "estuve recluido en la primera galería de la cárcel Modelo de Barcelona. Esto se sitúa en mayo de 1937, después de las jornadas de mayo". (BALIUS, Jaime: "No es hora de confusionismos", en Le Combat Syndicaliste del 14-4-1971). Sin embargo, la primera noticia sobre el encarcelamiento de Balius fue publicada en el número 4 de El amigo del Pueblo, fechado el 22 de junio de 1937. Dado que el número 3 del portavoz de Los Amigos de Durruti estaba fechado el 12 de junio de 1937, es probable que el encarcelamiento de Balius coincidiera con la masiva detención de militantes poumistas, iniciada el 16 de junio con la ilegalización del POUM.

     [97][98]En ningún momento entramos en el estudio de la personalidad de Durruti, ni en su ideología política. Nos limitamos a comentar las afirmaciones de los coetáneos. No está de más recordar que Balius afirmaba que la Agrupación de Los Amigos de Durruti, pese a su nombre, no tenía ninguna relación ideológica con Durruti. Por otra parte Durruti era sobre todo un hombre de acción, y no fue nunca, ni jamás lo pretendió, un teórico. Debemos advertir además que la "Soli" no reprodujo fielmente, ni en su integridad, los discursos radiados de Durruti. 

     [98][99]Acta de la sessió consistorial del 22-5-1937 del Ajuntament de Sabadell. Archivo Histórico de Sabadell. Vid. nota nº 51.

     [99][100]"Con una irresponsabilidad rayana en una inconsciencia confidencial, se manifiesta en el informe que pertenezco a la "Agrupación Amigos de Durruti" y soy colaborador de El Amigo del Pueblo. El hecho de estar ambos factores al margen de la ley antirrevolucionaria, muestra hasta qué punto extremo desciende el odio." Fragmento extraído de: "A las JJ. LL. de Cataluña. Informe que presenta el Comité Peninsular de la FIJL sobre el caso Santana Calero... (Septiembre de 1937)".

     [100][101]La muerte de Juan Santana Calero nos fue contada por "Abel Paz". Suya es también la reflexión sobre su "suicidio". Sin embargo existe una versión distinta en DAMIANO, Cipriano: La resistencia libertaria. Bruguera, Barcelona, 1978, que sitúa la muerte de Santana Calero en el intento fallido de alcanzar las serranías de Granada para unirse a la resistencia guerrillera. 

     [101][102]Según afirma Arquer, op. cit., se tiraron cincuenta mil ejemplares. La cifra de la tirada nos parece exagerada, por no decir que increíble.

     [102][103]En la página 16 del folleto Hacia una nueva revolución se dice: "Han transcurrido dieciséis meses. ¿Qué resta? Del espíritu de julio un recuerdo. De los organismos de julio un ayer." De estas frases deducimos que el folleto fue redactado hacia noviembre de 1937, esto es, dieciséis meses después de julio del 36.

     [103][104]Balius en la introducción, fechada en 1978, de la versión inglesa del folleto Hacia una nueva revolución, dice que fue publicado [dice "escrito" donde debería decir "publicado"] a mediados de 1938; y explica también las razones de su publicación:

         "Ahora efectuaremos una breve introducción a nuestro folleto: Hacia una nueva revolución. Primero de todo: ¿cuándo fue escrito?. A mediados de 1938. [...] Era la trágica hora en la que Los Amigos de Durruti, en su última reunión, tras un prolongado examen de la magnitud del desastre, rechazó aceptar sin más semejante derrota. La infame política seguida por Largo Caballero, en cuyo gobierno participaron varios militantes anarquistas, erosionó la moral revolucionaria de la retaguardia; y el gobierno Negrín, el gobierno de la derrota y la capitulación, dio a la derrota proporciones de hecatombe. Por esta razón decidimos publicar Hacia una nueva revolución, que era, como nosotros decíamos, un mensaje de esperanza y la determinación de reanudar la lucha contra un capitalismo internacional que había movilizado sus gendarmes de la década de los treinta (en otras palabras, sus camisas negras y pardas), para aplastar a la clase obrera española, a cuya cabeza se encontraban los anarquistas y la masa revolucionaria de la CNT."

         Cfr.: Friends of Durruti Group: Towards a fresh revolution. New Anarchist Library (2). Translated by Paul Sharkey. Sanday, Orkney, 1978.

         Sin embargo, pese a las informaciones de Balius, en el número 12 de El Amigo del Pueblo se publicó un anuncio del folleto, recientemente editado por la Agrupación, titulado Hacia una nueva revolución. Puesto que este número 12 del portavoz de Los Amigos de Durruti está fechado el 1 de febrero, no cabe duda que el folleto había sido editado en enero de 1938.

     [104][105] Hemos consultado el folleto original, que difiere de la versión publicada por Etcétera, que aunque correcta y completa, tiene sólo 28 páginas.

     [105][106] Publicado en Balance, número 2, serie de estudios e investigaciones, Barcelona, 1994.

     [106][107]Nótese la contraposición que Los Amigos de Durruti hacen entre los líderes "marxistas" (marxistas igual a estalinistas contrarrevolucionarios) y la exclusión del POUM (poumistas como revolucionarios diferentes de los estalinistas) del frente único.

     [107][108]En 1971 Balius se ratificó en esta misma opinión: "Y quiero terminar en la insurrección de mayo de 1937. Todavía se hubieran podido corregir los errores cometidos. De nuevo éramos dueños de la calle. Dos divisiones del frente se dirigían a Barcelona, pero el "Alto el fuego", y las presiones hechas y consideraciones a los responsables de las dos divisiones [se trataba de la división "Rojinegra" de la CNT, dirigida por Máximo Franco (miembro de la Agrupación), y de la división del POUM, mandada por Josep Rovira; que fueron detenidas gracias a las gestiones del cenetista Molina, y del consejero de Defensa, el cenetista Isgleas], imposibilitó que llegasen a la capital catalana. Había sonado la hora de la contrarrevolución. En mayo la vacilación dio al traste con la epopeya proletaria del siglo XX.

         De haber contado con una dirección capaz y revolucionaria hubiésemos hecho y consolidado una revolución que hubiese servido de pauta al mundo y habríamos acabado, de una vez para siempre, con el manoseado espejo moscovita." (BALIUS, Jaime: "Recordando julio de 1936", en Le Combat Syndicaliste, del 1-4-1971).

     [108][109]Y sin embargo, Balius había publicado (¿en 1935?) en la editorial Renacer un folleto titulado El nacionalismo y el proletariado en el que desarrollaba, desde una perspectiva ácrata y obrerista, unas interesantes concepciones sobre el tema del nacionalismo.

     [109][110]Así lo subrayó expresamente Pablo Ruiz en su entrevista con Frank Mintz. ["Entrevista oral de Frank Mintz a Pablo Ruiz"; cinta en archivos del autor por gentileza de Frank Mintz].

     [110][111]Véase PERET, Benjamín; MUNIS, G.: Los sindicatos contra la revolución. FOR, Barcelona, [1992]. Véase también el llamamiento efectuado por la Sección bolchevique-leninista de España, el 26 de junio de 1937 (diez días después de la ilegalización del POUM), a la izquierda del POUM:

         "En lugar de incorporar, mediante un Frente Único, a las masas anarquistas revolucionarias contra sus líderes anarco-reformistas, vuestra dirección siguió ciegamente a la de la CNT. Este hecho se evidenció con la mayor claridad durante las jornadas de mayo, cuando el POUM ordenó la retirada antes de haber conseguido ningún objetivo concreto, p.e. el desarme de la fuerza pública. Durante esos días el POUM no fue sino un apéndice de la dirección anarco-reformista.

         El reverso de esta política de apoyo a la burocracia cenetista ha sido el total abandono de los comités de obreros, campesinos y combatientes nacidos espontáneamente. De este modo os quedasteis cortados de las masas. Vuestros dirigentes alambicaron nuevas teorías según las cuales los sindicatos, estos viejísimos aparatos burocráticos, podrían tomar el poder. Nada habéis hecho para detener la disolución de los comités locales, mientras expulsabais a nuestros camaradas por hacer propaganda en favor de los comités. Mas durante las jornadas de mayo os acordasteis repentinamente de los comités de defensa. Esta actitud de última hora fue naturalmente completamente insuficiente, pues no basta con dar apresuradamente el grito de "comités", sino que es preciso organizarlos prácticamente. Pero en realidad, inmediatamente después de las jornadas de mayo vuestro platónico deseo de comités desapareció totalmente." (Sección bolchevique-leninista de España (por la IV Internacional): "El viejo POUM ha muerto; viva el POUM de la IV Internacional". Barcelona, 26 de junio de 1937.)

 

     [111][112]Eduardo Mauricio realizó, en 1939, una crítica muy similar del programa de Los Amigos de Durruti: "Para estos grupos [como el de Los Amigos de Durruti] la causa de todos los males ha sido el abandono de los "principios" por parte de los dirigentes. Restituirse a los "sanos principios", volver a la "pureza", "recomenzar la historia", he aquí todo el programa y todos los lemas de reagrupamiento con que actúan estas fracciones. Ahora bien, recomenzar la historia es absolutamente imposible. En todo caso es más posible repetirla. No se puede volver a la situación de antes del 18 de julio; pero se pueden cometer en situaciones parecidas los mismos errores. El mayor error que hoy pueden cometer esas fracciones es no sacar todas las consecuencias que se deducen de la Revolución española en nombre de una "pureza de principios". Este error primero las [les] llevaría más tarde o más temprano a cometer los mismos errores y claudicaciones que hoy combaten. Y la primera consecuencia de la Revolución española es que las claudicaciones de los García Oliver y de los Cipriano Mera no fueron debidas al abandono del "apoliticismo" tradicional de la CNT, sino que fueron debidas al "apoliticismo" mismo, es decir, a la falta de una teoría revolucionaria sin la cual es imposible la revolución (Lenin)." [0. Emem: "Situación revolucionaria. El poder. El partido", en L'expérience espagnole. (La experiencia española). Faits et documents, núm. 2, Paris, Août 1939.]

     [112][114]Véase Le Libertaire nº 574 y 575 (4 y 11 de noviembre 1937).

     [113][115]Mitin organizado por la Union Anarchiste el 18 de junio de 1937 en el Velódromo de Invierno de París, en el que intervinieron Federica Montseny y Juan García Oliver

     [114][116]Cachin era un destacado dirigente del PCF y Jouhaux era el secretario de la CGT.

     [115][117]Parece estar defendiendo la Junta Revolucionaria propuesta por Los Amigos de Durruti. Pese a que se acepta la instauración de una dictadura del proletariado (democrática para las organizaciones proletarias, y beligerante contra la contrarrevolución encarnada en los partidos burgueses y estalinistas) no se toma como fundamento de ese poder obrero a los comités revolucionarios surgidos en julio de 1936, sino un gobierno sindical, en consonancia con la ideología anarcosindicalista.

     [116][118]De nuevo nos hallamos ante una cerrada defensa de los postulados anarcosindicalistas. La alternativa que se propone al colaboracionismo es la de un gobierno sindical, una alianza CNT-UGT, sin tener en cuenta que en 1938, y sobre todo en Cataluña, la UGT ya no es más que una organización estalinista. Frente a la afirmación inicial del discurso favorable a una dictadura del proletariado (que es una dictadura de clase contra las organizaciones contrarrevolucionarias, que no es la dictadura de un partido (estalinista) dictatorial, que es plenamente democrático respecto a las organizaciones obreras revolucionarias), ahora se establece ahora un antagonismo entre dictadura del proletariado y anarquismo.

     [117][119]Publicado en el folleto de la Agrupación de Los Amigos de Durruti, redactado por Balius "Hacia una nueva revolución". Se trata de un fragmento del capítulo titulado "Nuestro programa".

     [118][120]Véase Class War on the Home Front!. A Wildcat Pamphelt, Manchester, 1986, que reproduce además el citado artículo.

     [119][121]Véase la carta de André Purdhommeaux a "H. Chazé" [G. Davoust], en CHAZÉ, H.: Chronique de la Révolution espagnole. Union Communiste (1933-1939). Spartacus, Paris, 1979, p. 116.

     [120][122]Las relaciones políticas entre André Prudhommeaux y Gaston Davoust, así como el intercambio de la prensa de sus respectivos grupos, era anterior al inicio de la guerra de España, según nos consta en la carta dirigida por André Prudhhommeaux a Gaston Davoust el 25 mayo de 1935, facilitada amablemente por Henri Simon.

     [121][123]Sobre Ethel McDonals puede consultarse el folleto de HODGART, Rhona M.: Ethel MacDonald. Glasgow Woman Anarchist. Pirate Press/Kate Sharpley Library, s.l., s.d. (del que amablemente Pauls Sharkey nos facilitó unas fotocopias).

     [122][124]"L'Espagne indomptée". L'Espagne nouvelle, an III, numéros 67-69, julio-setiembre 1939.

     [123][126]Sobre el Manifiesto de Unión Comunista caracterizado como un error historiográfico, cfr:

GUILLAMOON, Agustín: "El Manifiesto de Unión Comunista: un repetido error en la historiografía sobre la guerra civil", en La Història i els Joves historiadors catalans. Ponències i Comunicacions de les Primeres Jornades de Joves Historiadors Catalans, celebrades els dies 4, 5 i 6 d'octubre de 1984. Edicions La Magrana, Barcelona, 1986.

SHARKEY,, Paul: The Friends of Durruti. A Chronology. Editorial Crisol, Tokyo, May 1984.

     [124][127]En esta apreciación coincidimos con Paul Sharkey.

     [125][128]Carta de José Quesada Suárez al autor (Tarbes, 16 octubre 1996):

         "¿Qué influencia ejerció el GBL sobre Los Amigos de Durruti? Ninguna. En el verdadero sentido de la palabra, ni siquiera [en] Carreño. Puede que influyera en él su amistad y sus relaciones con Munis. Dos veces, estuvimos los tres tomando café y charlando un poco de todo: la primera en el café Brasil, que estaba, o está en La Rambla, cerca [del] que fue local de Los Amigos de Durruti [...] Yo escuchaba a los dos pero intervenía poco en la conversación. Carreño, partiendo del movimiento insurreccional de la clase obrera austríaca, febrero del 34, enumeraba empezando por Asturias el fracaso de todos los ensayos de insurrección intentados en nuestro país por la CNT-FAI. Es de ahí, decía él, que la CNT tiene que partir para hacer un serio análisis de todos esos fracasos, y reconsiderar la acción o acto insurreccional y la toma del Poder político.

          Todo lo demás que se diga de influencia es tomar el deseo por realidad."

     [126][129]Véase los documentos del proceso contra los militantes de la SBLE, reproducidos en GUILLAMON, Agustín (dir.): Documentación histórica del trosquismo español (1936-1948). Ed. de La Torre, Madrid, 1996.

     [127][130]En la carta citada anteriormente, José Quesada afirmaba lo siguiente:

         "El día cinco por la tarde [...] convinimos ir a ver a Los Amigos de Durruti y cambiar impresiones sobre la situación en general; todos comprendíamos que, con las posiciones fijadas por las direcciones de la CNT y POUM las cosas se complicaban, y que la correlación de las fuerzas en el combate no jugaban a nuestro favor después de la "traición" de las Organizaciones tradicionales, CNT-POUM; pero que había que continuar la lucha para ganar la adhesión de la gente - en vocabulario anarquista no se habla de masas - a nuestro combate. Balius y Carlini repetían - una y otra vez - que, o se ganaba el combate emprendido o se perdía Julio y la guerra."

     [128][131]Cfr. con el artículo de Munis, publicado en La Voz Leninista, número 2 (23 de agosto de 1937), bajo el título "La Junta revolucionaria y los "Amigos de Durruti"", en el que Munis glosa el concepto de junta revolucionaria defendido por la Agrupación en el número 6, del 12 de agosto de 1937, de El Amigo del Pueblo.

     [129][132] Balius afirmó en su carta a Bolloten, fechada en Cuernavaca el 20 de junio de 1946:

"Laas influencias que se nos achacan por parte del POUM o de los trosquistas no son ciertas. Usted comprenderá que el grupo de compañeros de la CNT que estábamos al frente de la Agrupación sabíamos perfectamente lo que queríamos. No éramos unos recién nacidos en las lides revolucionarias. Por lo tanto todas las afirmaciones que se han lanzado son completamente gratuitas.

Me figuro que es suficiente cuanto le he dicho. Puede usted definir la Agrupación de Los Amigos de Durruti como un intento por parte de un grupo de militantes de la CNT para sacarla del atolladero en que se encontraba, y para salvar al mismo tiempo a la revolución española que se vio amenazada desde sus comienzos por las fuerzas contrarrevolucionarias a las que la CNT no eliminó por candidez. Sobre todo en Cataluña, que no había quien nos pudiera disputar la supremacía."

El propio Balius, en su carta a Paul Sharkey, fechada en Hyères (Francia), el 7 de setiembre de 1974, subrayó esta independencia de la Agrupación, confirmando la total ausencia de contactos de Los Amigos de Durruti con los trosquistas y el POUM, antes de mayo del 37: "Nous n'avons eu aucun contacte avec le POUM ni avec les trotskistes, mais il y a eu une coincidence dans la rue avec le fusil dans la main".

     [130][133]BALIUS, Jaime. "Por los fueros de la verdad", en Le Combat Syndicaliste, del 2-9-1971.

     [131][134]En Barcelona la izquierda del POUM estaba representada por la célula 72, y más concretamente por su secretario Josep Rebull, administrador de La Batalla y la Editorial Marxista. Josep Rebull había preparado unas contratesis de cara a la convocatoria del segundo congreso del POUM, en las que efectuaba una crítica radical de la acción política desarrollada por el comité ejecutivo del POUM.

     [132][135]La Voz Leninista, número 2, Barcelona, 23 de agosto de 1937.

     [133][136]Con el permiso de The Houghton Library (Harvard University).

     [134][137]Con el permiso de The Houghton Library (Harvard University).

     [135][138]La octavilla de la Sección bolchevique-leninista, distribuida el 4 de mayo de 1937 [reproducida del facsímil publicado en Lutte ouvrière núm. 48 (10-6-1937)], dice así:

"¡VViva la ofensiva revolucionaria¡ Nada de compromisos. Desarme de la GNR y de la Guardia de Asalto reaccionaria. El momento es decisivo. La próxima vez será demasiado tarde. Huelga general en todas las industrias que no trabajan para la guerra hasta la dimisión del gobierno reaccionario. Sólo el Poder proletario puede asegurar la victoria militar. Armamento total de la clase obrera. ¡Viva la unidad de acción CNT-FAI-POUM¡ Viva el Frente Revolucionario del Proletariado. En los talleres, fábricas, barricadas, etc...: Comités de defensa Revolucionaria."

     [136][139]Munis realizó una vivísima crítica a la ambigüedad e indecisión de la llamada izquierda del POUM de Barcelona, constituida por la célula 72, que a principios de 1938 se vería reducida únicamente a su secretario, Josep Rebull. Cfr. M.G.: "Carta a un obrero poumista. La Bandera de la IV Internacional es la única bandera de la revolución proletaria". La Voz Leninista, número 3 (5 de febrero de 1938).

     [137][140]Munis, en el número 2 de La Voz Leninista (del 23 de agosto de 1937) realizó una crítica al concepto de "junta revolucionaria" desarrollado en el número 6 de El Amigo del Pueblo (del 12 de agosto de 1937). Para Munis Los Amigos de Durruti sufrían un progresivo deterioro teórico, e incapacidad práctica para influir en la CNT, que les conducía al abandono de algunas posiciones que la experiencia de mayo les había permitido adquirir. Munis constataba que en mayo del 37 Los Amigos de Durruti habían lanzado la consigna de "junta revolucionaria", al mismo tiempo que la de "todo el poder al proletariado"; mientras en el número 6, del 12 de agosto, de El Amigo del Pueblo la consigna de "junta revolucionaria" se proponía como alternativa al "fracaso de todas las formas estatales". Según Munis esto suponía un retroceso teórico en la asimilación por parte de Los Amigos de Durruti de las experiencias de mayo, que les alejaba del concepto marxista de dictadura del proletariado, y les arrastraba de nuevo a la ambigüedad de la teoría estatal anarquista.

     [138][141]Ahora en BROUE, Pierre: León Trotsky. La revolución española (1930-1940). Vol II, pp. 405-409.

     [139][142]PEIRATS, José: El movimiento libertario en España (1). José Peirats. Colección de Historia Oral, Fundación Salvador Seguí, Madrid, s.f.

     [140][143]PEIRATS, José: La CNT en la revolución española. Tres tomos, Ruedo Ibérico, París, 1971. En esta historia oficial de la CNT Peirats apenas cita alguna vez a Los Amigos de Durruti.

     [141][144]Entrevista inédita de Agustín Guillamón a Josep Rebull, ya citada.

     [142][145]ARQUER, Jordi: Història de la fundació..., op. cit.

     [143][146]En las declaraciones tomadas por el juez a Manuel Fernández-Grandizo y Martínez ("Munis"), que forman parte del sumario del Tribunal de Espionaje y Alta Traición de Cataluña contra los militantes de la Sección bolchevique-leninista de España, se lee lo siguiente: "instado a que manifieste con que grupos anarquistas estaba en inteligencia la sección bolchevique-leninista de la cual el declarante ["Munis"] es Secretario General, dice: Que en inteligencia no estaban con ninguno, ya que de estarlo lo sería con elementos que dejaran de ser anarquistas para ingresar en la sección bolchevique-leninista, agregando que solían enviar la Prensa clandestina que publicaban a algunos individuos que pertenecen a "Los Amigos de Durruti", así como también a gente de la UGT y CNT".

     [144][147]Según consta en el acta de inspección de la imprenta de Baldomero Palau, levantada por orden del juez que instruía el sumario contra los militantes trosquistas, en la que se dice: "En Barcelona, siendo las ocho horas y treinta minutos del catorce de febrero del año mil novecientos treinta y ocho, los funcionarios [...] en cumplimiento de órdenes superiores, y siendo portadores de la orden de registro [...] se personaron en la calle de Salmerón número doscientos cuarenta y uno, imprenta, al efecto de realizar un minucioso registro, ya que al parecer en la misma se editaban publicaciones clandestinas, en algunas de las cuales se atacaba al gobierno legalmente constituido.

         Un vez en la misma, a presencia del Regente de la imprenta, llamado BARTOLOME PALAU MILLAN, domiciliado en ésta, calle de Cera [...] se procedió a efectuar el ordenado, que dio por resultado el hallazgo de tres "cabezas" tipográficas, de las que sacadas copias de igual tipo se lee lo que sigue: una con el título de "El Amigo del Pueblo", teniendo al margen derecho y en recuadro un escrito que dice "El conflicto de Espectáculos públicos, que ha sido resuelto felizmente fue una provocación de Comorera. Mientras que nuestros compañeros se baten en el frente, este miserable se emplea en torpedear la retaguardia. La unión de estos trabajadores frustra sus planes" [texto publicado en el nº 12 de El Amigo del Pueblo, el 1 de febrero de 1938] ; otra correspondiente a "La Voz Leninista" y una tercera de "El Amigo del Pueblo, portavoz de Los Amigos de Durruti"; de todo lo cual se incautaron los funcionarios actuantes, para ser puesto a disposición de la Superioridad."

     [145][148]Cfr. la carta de G. Munis, fechada en París el 2 de octubre de 1948:

         "Durante los acontecimientos de Mayo la Sección b-l se puso en relación con los Amigos de Durruti, pero no se llegó a coordinar nada por causas prácticas y también -supongo sin estar seguro- porque los Amigos de Durruti creían perder popularidad en la CNT si la dirección de ésta les acusaba de alianza con marxistas. Después de los sucesos de mayo hubo más amistad y compenetración entre ambos grupos. La influencia de ambos en la CNT creció considerablemente. Por lo general, eran los militantes de ésta quienes más distribuían "El Amigo del Pueblo" y "La Voz Leninista".

     [146][149]Munis y Balius, que no se conocían antes de mayo del 37, entablaron posteriormente una relación de camaradería, basada en un aprecio y respeto mutuo, tanto personal como ideológico. Amistad que se afianzó en el exilio mexicano, ya que Balius vivió en casa de Munis una temporada, según afirmaciones de Arquer.

     [147][150]Según Arquer [en carta a Bolloten del 16.7.1971, depositada en la Hoover Institution] Los Amigos de Durruti fueron una erupción pasajera que en un momento dado supo interpretar los sentimientos profundos de los cenetistas de Cataluña, y si hubieran triunfado los anarquistas tal vez esta tendencia se hubiera consolidado y extendido, pero derrotados, perdieron toda influencia y los dirigentes estuvieron a punto de ser expulsados.

     [148][151]Es increíble el grado de familiaridad, y cotidiana relación de amistad sostenido por Federica Montseny con el embajador ruso Rosemberg, y no menos inimaginable la ayuda y promoción que Abad de Santillán intentaba prestar a un desacreditado Companys. La excelsa beatitud de los dirigentes ácratas nos explica la facilidad con la que fueron manipulados.

        Véase como ejemplo de lo que decimos las propias declaraciones de Federica Montseny (PONS Agustí: Converses amb Frederica Montseny: Fredrica Montseny, sindicalisme i acràcia, Laia, Barcelona, 1977, pp. 169-170): "Abans de marxar cap a Rússia, des d'on va ser cridat, l'ambaixador Rosenberg -que s'havia fet amic meu- va voler-me veure [...]. [ Jo] Vivia al Metropol, que era la seu de l'ambaixada russa. Vaig ser de les darreres persones del govern que arribaren a València, quan al govern, vista la situació militar, va decidir traslladar-s'hi, des de Madrid. Ni el ministeri de Sanitat ni jo, que n'era la seva titular, vam trobar lloc on ficar-nos. Tot estava ocupat. Fins que els russos, molt gentilment, em van cedir un del pisos de l'hotel convertit en ambaixada. Molts cops en la meva habitació hi trobava un ram de clavells vermells. Però és que l'excusa de les flors servia per regirar tota l'habitació."

          Aunque nos parece aún más revelador el siguiente fragmento de la carta de Federica Montseny a Bolloten, fechada en Toulouse el 31 de mayo de 1950: "Rosemberg, muy amablemente me ofreció dos habitaciones en el Hotel Metropol [en diciembre de 1936, en Valencia], ocupado por la Embajada Soviética y sus dependencias. Pienso que su intención debió ser tenerme constantemente bajo su influencia. Acepté, previa consulta hecha a Vázquez, que acababa de ser nombrado secretario de nuestro Comité Nacional, y me instalé en el Metropol. Comía en el comedor del Hotel, mezclada con los funcionarios rusos, y muchas veces en las habitaciones particulares del Embajador. Casi cada noche me rogaba pasase a ellas para tomar el café. Allí encontré a Marty, a Gallo, a Kleber, a Blucher. a Tito [?], a Gorew, a quien ya conocía de Madrid. Y muchas veces veía, o los veía mi secretario, más curioso o más indiscreto que yo, como salían o entraban en las habitaciones de Rosemberg, Alvarez del Vayo, García Oliver, López. A veces era invitado junto conmigo Mariano R. Vázquez, pasando largas horas de lenta conversación, bebiendo taza tras taza de café o de té."

         Véase también el testimonio de Abad de Santillán, del secretariado peninsular de la FAI: "no estábamos complacidos del poder que significaba y podía imponer el Comité de milicias. Había un gobierno, existía la Generalidad y habríamos deseado que los mil problemas y quejas y reclamaciones que se nos traían a diario fuesen escuchados y fuesen resueltos por el gobierno legal, al que no se le quería reconocer por parte de las grandes masas. En ocasión de alguna concentración circunstancial invitábamos al presidente Companys a hacerse presente para que las gentes se habituasen a verlo como a un amigo nuestro, en el que también podían confiar." [ABAD DE SANTILLAN, Diego: Alfonso XIII, la II República, Francisco Franco, Júcar, Madrid, 1979, pág. 349].

     [149][152]Carta de Balius a Bolloten, fechada en Cuernavaca el 13 de julio de 1946.

     [150][153]Según las afirmaciones de RUIZ, Pablo: "Elogio póstumo de Jaime Balius", en Le Combat Syndicaliste/Solidaridad Obrera del 9 de enero de 1981.

     [151][154]Véase los artículos en los que la FAI promovió la expulsión de Los Amigos de Durruti en el Boletín de información y orientación orgánica del Comité peninsular de la Federación Anarquista Ibérica:

"Laa desautorización de la entidad "Amigos de Durruti"", en el número 1, Barcelona, 20-5-1937.

"Laa sanción pública a los integrantes de la agrupación Los Amigos de Durruti", en el núm. 3 del 6-6-1937.

 

     [152][155]NIN, Andrés: "Ante el peligro contrarrevolucionario ha llegado la hora de actuar". La Batalla (4 de marzo de 1937).

     [153][156]Véase el artículo de Munis sobre Los Amigos de Durruti, publicado en La Voz Leninista, número 2 (23 agosto 1937), con el título "La junta revolucionaria y los "Amigos de Durruti"".

     [154][157]El calificativo de autoritarios, que entre libertarios es un insulto, no era sin embargo producto de la propaganda confederal, puesto que una de las adquisiciones teóricas más importantes de la Agrupación radica precisamente en afirmar el carácter autoritario, o totalitario, que tiene cualquier revolución. Esta afirmación de Los Amigos de Durruti se repite en diversas ocasiones. La primera se hace en un artículo de Balius publicado el 6-12-1936, con el título "El testamento de Durruti", y se pone en labios de Durruti, en su arenga del 5-11-1936 desde el frente de Madrid; y la última en la introducción de 1978 a la versión inglesa del folleto Hacia..., que dice así:

         "En nuestro folleto de 1938 nosotros afirmamos que todas las revoluciones son totalitarias".

     [155][158]La historiografía española sobre la guerra civil ha pasado de ser una historia militante, hecha por protagonistas y testigos de la guerra civil, con todos los riesgos que ello supone, pero también con la pasión insustituible de quien no juega con palabras porque antes se ha jugado la vida, a una historia académica mema, hecha por necios, y caracterizada por el disparate, la incomprensión e incluso el desprecio a los militantes y organizaciones del movimiento obrero. No dejan de haber escasas excepciones, entre las que destaca la línea de investigación abierta por Vilanova, Monjo y Vega, que podríamos definir como una historia académica que cumple su función, es decir, es insulsa, anodina, amorfa, descubre mediterráneos, y no llega a comprender nada, aunque debe reconocérsele el mérito de que tampoco intenta explicar nada. En todo caso nos remitimos al Manifiesto "Combate por la historia", publicado en Solidaridad Obrera nº 289 (julio-agosto 1999).

     [156][159]Vanguardia revolucionaria que no se entienda como sinónimo de un partido político revolucionario, que tiene como fin la conquista del poder en sustitución de la clase obrera. Cuando hablamos de Los Amigos de Durruti como vanguardia lo hacemos con el significado de ir delante, de expresar las posiciones políticas más avanzadas, pero nunca con la voluntad de sustituir a la clase obrera, como demostraron en mayo del 37, cuando renunciaron a cualquier acción al ver que su propuesta de formar una columna que saliera al paso de las tropas policíacas enviadas por el gobierno de Valencia no hallo eco alguno.

      Regresar a Titulos